9.

5 0 0
                                    

A veces, Zhan no sabía si haberle contado a Yibo sobre sus sentimientos había hecho que todo fuera mejor o peor. Era mejor en el sentido de que no tenía que estar mintiendo todo el tiempo y pretendiendo ser feliz mientras que se sentía como una mierda. Era mejor en el sentido de que Yibo había dejado de hacer alarde sobre lo feliz que era con Liying.

Pero en otros aspectos, era mucho, mucho peor. Porque podía sentir la piedad de Yibo, la culpa de Yibo, el esfuerzo que Yibo hacía para que su relación no fuera diferente a la de antes.

Y era jodidamente horrible.

A veces Zhan se sentía con ganas de gritarle a Yibo que no necesitaba de su compasión, que no era un frágil jarrón que se rompería con cualquier mención de Liying. Otras veces apenas podía evitar besar a Yibo, porque era tan condenadamente bueno para él, siempre sobreprotector, queriendo proteger a Zhan de cualquier dolor y daño, incluso si era él quien últimamente lo hería.

–¿Soy yo, o Yibo está jugando al casamentero? –dijo HaoXuan, apartándolo de sus pensamientos.

Zhan suspiró.

Este fue otro cambio a peor: Yibo estaba decidido a encontrar un novio que haría a Zhan olvidar todo sobre él. En las últimas semanas desde que le había contado todo a Yibo, este hizo de todo para forzarlo a dejar a Ayanga, sabiendo que a Zhan él no le importaba, y lo empujó hacia tres tíos diferentes, todos ellos escogidos por la mano de Yibo.

HaoXuan fue el cuarto suertudo.

Zhan levantó la mirada de su cerveza para mirar a HaoXuan por sobre la mesa. A diferencia de sus predecesores, HaoXuan era en realidad un chico al que conocía muy bien y le gustaba. Zhan lo consideraba un amigo cercano –no tan cercano como Yibo, por supuesto, pero aún así. Él y HaoXuan habían compartido el mismo círculo de conocidos durante tanto tiempo como podía recordar. Como los únicos herederos de sus respectivas familias, obscenamente ricas, se entendían bien. HaoXuan era el "chico dulce" al que JingTong se había referido cuando acusó al padre de HaoXuan de ser un criminal. Lo que JingTong no sabía era que HaoXuan era gay y estaba profundamente enterrado en el armario, al igual que su hijo –lo cual era algo que ella también desconocía. HaoXuan era la única persona que había sabido que él era gay desde hace años.

–Sí –admitió Zhan con una mueca–. Solo ignóralo, ¿de acuerdo? Sigo diciéndole que deje arrojarme tipos, pero conoces a Yibo. Si pone su mente en algo, nada puede pararlo. Está decidido a encontrarme el novio perfecto.

Las doradas cejas de HaoXuan se elevaron.

–Supongo que debería sentirme halagado de que me escogiera como candidato, entonces.

Zhan le sonrió.

–Yibo puede ser hétero, pero no es ciego –HaoXuan sin duda era digno de verse.

Incluso dejando su enorme herencia de lado, era un buen partido. Tenía el cabello castaño, profundos ojos color chocolate, la estructura ósea perfecta, y una piel impecable. La única imperfección era su boca, que parecía demasiado grande para su cara, el labio superior más lleno que el de abajo. HaoXuan era un par de pulgadas más bajo y de construcción más ligera que Zhan, pero muy en forma. Él se veía bien y lo sabía.

–Muchas gracias –dijo HaoXuan, guiñándole un ojo–, tú no estás tan mal tampoco.

No era de extrañar que Yibo confundiera su coqueteo inocente por algo que no era. Siendo hétero, Yibo probablemente no podía ver que no había verdadera química entre Zhan y HaoXuan.

Habían sido el primer beso uno del otro, pero nunca habían estado demasiado atraídos el uno por el otro, incluso cuando eran adolescentes atestados de hormonas.

C.Where stories live. Discover now