5.

2 0 0
                                    

Un mes después, Yibo estaba tirado en el mismo sofá, con su brazo alrededor de la cintura de Liying mientras que veían una película juntos, cuando oyó el sonido de la llave girando en la cerradura.

Zhan se quedó en la puerta, parpadeando hacia ellos como un búho
.
–Oh –dijo–. Pensé que estabas en casa de Wangji. Lo siento por irrumpir –Se dio la vuelta.

–¡Zhan, espera! –Yibo se desenredó del sofá y fue hacia su mejor amigo.

Agarrando los hombros de Zhan con sus manos, lo estudió. Los ojos de Zhan estaban sospechosamente brillantes.

–¿Qué pasa? –preguntó en voz baja.

Zhan se encogió de hombros y sacudió la cabeza, evitando su mirada.

Los labios de Yibo se apretaban entre sí.

–Cariño, ¿puedes dejarnos solos, por favor? –dijo, alzando la voz.

–Claro –dijo Liying, tan comprensiva siempre–. Nos vemos, Zhan –Ella agarró su cartera, dio un beso fugaz en los labios a Yibo, y luego, se había ido.

–No deberías haberlo hecho –dijo Zhan, envolviendo sus brazos alrededor suyo, con el rostro pálido– Lo siento. Sólo quería caer aquí para pasar la noche. Pensé que estabas en lo de Wangji.

Yibo cerró la puerta, tomó a Zhan por el brazo y lo condujo hacia el sofá. Lo obligó a sentarse antes de ir a buscar unas cuantas botellitas de whisky. Las abrió, ofreciendo en silencio una a Zhan, y se sentó junto a él.

–¿Quieres hablar de ello?

Zhan negó con la cabeza y tomó un gran trago de su botella.

Una hora más tarde, Zhan estaba apoyado pesadamente contra Yibo, una mejilla presionada en su hombro, su botella flojamente agarrada con la mano que no tenía un agarre de muerte en la camisa de Yibo.

–Realmente me gustaba –murmuró Zhan, arrastrando las palabras–. Me gustaba, Yibo.

Yibo se mordió el interior de la mejilla para aguantarse de decir "te lo dije". Eso no era lo que Zhan necesitaba ahora.

–Quiero decir –murmuró Zhan–, no lo amo, pero pensé que podría, algún día, ¿sabes?

–Lo sé –Yibo dijo con dulzura, pasando los dedos por el cabello de Zhan, masajeándole el cuero cabelludo.

Zhan hizo un ruidito, apoyándose en la caricia.

–Odiaba que yo estuviera en el armario. Que no pudiera presentarlos. A papá y a él. Le dije que no estaba preparado, y me dijo... me dijo que tan sólo no lo amaba... y que debería decirle a papá o habríamos terminado. Yo sólo...no pude. Papá estaría... estaría decepcionado. Más decepcionado conmigo de lo que ya está.

Yibo quería golpear a Darren hasta volverlo pure. Y a Xiao Luo después.

–Tu padre te ama –dijo Yibo. Sabía que era verdad. Pese a todos los defectos de Luo, él amaba a su único hijo, a su manera.

–Eso no quiere decir que no esté decepcionado –Zhan murmuró apenas audiblemente, sus palabras amortiguadas por la camisa de Yibo–. No soy nada parecido a él. No soy inteligente y de pensar en frío. No soy muy bueno en los negocios. Si no tuviera los ojos Xiao, creería que me cambiaron al nacer –se rió–. Pese a que no significa demasiado. Wuxian tiene los ojos Xiao y él no es un Xiao –se rió de nuevo–. De hecho, Wuxian hubiera sido un mucho mejor Xiao que yo. Es inteligente y perspicaz con sus inversiones...Wangji me contó eso. Papá lo habría aprobado.

Yibo tomó la barbilla de Zhan y levantó su cara. El aspecto de "miseria absoluta" en la mirada aguamarina de Zhan, le retorcía las entrañas formando un apretado nudo de enojo.

C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora