Catorce.

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Capítulo catorce.

-Que sea la última vez que lo haces. -reprendió mamá con voz firme.

-Solo me defendí. -solté en su mismo tono.

-¡Eres una señorita!

-Pues esta señorita merece respeto. -dije para terminar y caminé mas rápido que ella, tomando distancia y dejándole con la palabra en la boca.

No iba a pelear, pero tampoco dejaría que me ataque como si yo hubiera sido la culpable de todo.
Amber había empezado, que se joda.

Para que entiendan mejor, yo solo había hecho lo que debía. Vamos, no soy de esas chicas que se dejan pisotear por cualquier idiota que necesita burlarse de otras para sentirse mejor con ellas mismas. No, no dejaría que se jodan en mí y menos la niñata consentida de Amber.

Podía ser sensible, podía ser un encanto de persona, podía ser buena con todos. Pero si te metes con mis gustos, no me quedaré quieta, oh no.

Era el primer receso de la jornada.
Me encontraba recostada sobre el banco que daba al pasillo. Andy había faltado al colegio hoy. Estaba sola.

De los auriculares sonaba 'Imagination' y no podía estar más a gusto con esos minutos de paz, donde todos los idiotas de mi clase salían vaya a saber para qué en el tiempo de receso.

In my dreams, you're with me...

Boztece un poco y levante mi cabeza, la paz se había terminado cuando vi algunos alumnos entrando a clase.

Quise quitarme los auriculares pero alguien se apresuró y me los quito por completo, causandome un leve dolor de oreja.

Cuando levanté mi cabeza, Amber estaba al frente mío con un audífono puesto y simulando "llorar" y cortarse las muñecas al mismo tiempo. Chistosa.

-Dame eso. -hablé sin ninguna emoción.

-Es qué la vida es tan injusta. -sollozó en tono de burla.

-Damelo. -repetí, pero ella seguía con su estúpida actuación, a lo que algunos idiotas festejaban y reían como si fuese gracioso.

Siguió.

'Suficiente' me dije a mi misma. Estaba roja de la rabia, intentaba aguantar el aire para no hacer nada fuera de mí.
Soy de reaccionar fuerte, y por lo general Andy me detenía cuando lo hacía.
Pero hoy ella no estaba, y tenía tanto enojo acumulado, que cuando Amber pronunció una palabra más, no aguante y salté de mi silla.

-¡Que me lo des!

La empujé con ambas manos en su pecho para atrás. Ella chocó contra la pizarra negra de madera gruesa y al parecer el golpe había sido muy fuerte, ya que también había caído de rodillas al piso.

Me acerqué a ella vacilante y quite de manera brusca mis pertenencias.

-No vuelvas a hacerlo. -dije exagerando mis palabras. Le guiñe un ojo y volví a mi lugar como si nada hubiese pasado.

-¡Animal! - chilló y comenzó a llorar, maldita actriz de cuarta.

*

El director me miraba con un semblante enojado y un poco de decepción se colaban en sus ojos.

Quizá era porque jamás había estado allí. Quizá era porque mi estatus de buena alumna promedio casi perfecto se estaba yendo a la basura.

Crucé mis pies entre sí y observe la sala.
Amber y su madre ya se habían ido, claro después de pasar por enfermería. Al parecer su madre era mas escandalosa que ella misma. De tal palo, tal astilla ¿no?

En cambio yo, seguía esperando a mi madre, o padre si es que tuviera suerte. Eso no pasaría.

-¡Mi hija no pudo hacer eso, Albert! -chilló mamá cuando llego y escuchó la versión del viejo cascarrabias.

Claro está que no me defendía a mi, si no a su "reputación". Estaría muy avergonzada de tener como hija a un "animal". Nunca estaría orgullosa de mí, de eso no hay dudas. Apostaría lo que más quiero en esta vida, a que si ella pudiera cambiarme, lo haría.
Mamá esperaba con ansias una hija con la cual a través de ella poder cumplir sus sueños. Ser la más popular, ser la chica de en sueños, ser femenina y participar en concursos de belleza. Pero la vida, en cambio, le había dado a mí, todo lo que no quería; yo.

-Lo hizo y merece un castigo. -hablo con voz firme, sin ningún tipo de sentimiento.

-Podemos arreglarlo, tomaremos cartas en el asunto.

-Lo que esta niña necesita es educación, ¡es una completa salvaje!

Mierda, ¿y este viejo quién era para decirme eso?

-¿Disculpe? -solté una risa amarga, estaba por hablar, no me quedaría callada. Pero la mirada asesina de mamá me detuvo, tenía que callarme si no quería que me fuera peor. -Lo siento -baje la mirada y volví a mi silencio que tenía desde que la reunión había comenzado.

-No la expulse, por favor. -suplicó mamá.
Si la idiota de Amber no hubiera escandalizado tanto, nada de esto estaría pasando. Estaban a punto de expulsarme por un raspón, patético.

El director pareció pensar y luego soltó un suspiro. -Esta bien. Una semana de detención, una hora después de clase y sin receso por el mismo lapso de tiempo.

Lo único que esperaba de esto era tener wifi durante tantas horas de castigo.

A big fan » Shawn Mendes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora