Quince.

3.1K 206 24
                                    

Capítulo quince.

Todos tenemos nuestros días depresivos.

¿Quién no ha tenido uno?

Ese día en el que no sales de tu cama ni siquiera para comer. Ese día en el que tu estado de ánimo cambia demasiadas veces para solo veinticuatro horas. Ese día en el que tu cabeza te hace millones de preguntas, que al fin y al cabo, frustan, por el simple hecho de no obtener respuestas.

Pues este era el mío.

Este era mi día, y había llegado.

Cualquiera hubiera dicho que solo era cuestión de empezar la mañana, y que luego todo mejoraría, pero no era así, claro que no, y lo sabía.

Cada que llegaba ese día, yo lo notaba inmediatamente, sentía que algo en mí estaba mal y me sentía vacía.

No, no era el período, o como dirían, "andrés", era algo similar sin el innecesario sangrado. Era un sentimiento, si, era eso.

Ni siquiera me levanté de mi cama, oía los gritos/llamados de mamá, pero solo los ignoraba.

Me encontraba tirada sobre el colchón boca abajo, estaba media tapada por las sábanas y todo el cuarto estaba oscuro.

No me fijé la hora, pero por los gritos suponía que papá ya se había ido y que mamá estaba en guerra entre ayudar a Matt a conseguir su mochila, o entrar con agua helada y tirarmela sobre la cabeza para lograr que "despierte".

Yo ya estaba despierta, que no me levantase era otro asunto.

Una tenue e inesperada luz ilumino la habitación, intenté mirar quien era intentando no moverme mucho, pero el hecho de estar boca abajo lo dificultaba un poco demasiado.

Maniobrando llegue a ver, era mamá, y no lucía nada bien.
Seguí en mi posición para que no se diera cuenta de que estaba despierta, pues por alguna razón no quería que se enterara de que ya tenia rato escuchando sus gritos sin hacerle caso alguno.

Lucía frustrada, casi a punto de estallar. Su saco de oficina estaba un poco arrugado y su falda estaba torcida, dos de los botones de su camisa bordo estaban desprendidos y su cabello mas inflado de lo normal. Dudo que se hubiera dado cuenta de todo ello.

-¡Ya levantate niña! -gritó a todo pulmón, miro su reloj de mano y su cara se transformó en una peor. - ¡Debería estar en la reunión! -gritó nuevamente esta vez para ella misma-

> -Me tengo que ir. -dijo mas calmada pero aún con prisa, me preguntó si se daba cuenta de que estaba hablando sola, ya que yo estaba "dormida" -Tienes que tomar el autobús tu padre ya se fue te deje el desayuno abajo por si te queda tiempo llegaré después de la comida tengo una reunión no te preocupes por Matt papá irá por él . No se te ocurra faltar a clases. -amenazó por último, ya sin aire debido a que ni siquiera hacía pausas al intentar decirlo todo junto, logrando trabarse con sus propias palabras.

Luego de eso escuché sus tacones impactar contra el suelo con cada paso hasta llegar abajo.
La puerta principal cerrarse. El sonido de la alarma desactivada del auto. Y por último el motor arrancar y alejarse poco a poco hasta dejar todo en total silencio.

Genial, tendría toda la mañana libre, y supongo que faltar un día a clases no afectaba a nadie, ¿no?

Nueve y treinta y cinco baje a la cocina por obligación, mi estómago rugía cada vez un poco más fuerte.

Mi cabeza pesaba y en estos momentos quería ser un mosquito, así no tendría un cerebro con el cual cargar.

Tome el tazón de cereal con leche que había dejado mamá en la nevera y lo deje en la mesada, busqué una cuchara y me senté frente a lo que ella llamaba "desayuno".

Jugaba con la cuchara sumergiendola en la leche, apartando los cereales y volviendo a sacarla. La metía nuevamente y hacía el mismo procedimiento una y otra, y otra, y otra vez.

"Idiota" me dije a mi misma viendo todo el tiempo que había estado ahí.

Metí unos cucharones de cereal en mi boca, y los trague para calmar el hambre aunque verdaderamente ni siquiera podía comer. Estos parecían hojas mojadas debido al tiempo que habían estado remojandose en la leche.

Deje todo ahí y volví a mi cama.

Intente dormir pero era inútil, no lo lograría.

Pensaba y pensaba. Tenía un nudo en mi garganta y mis ojos enrojecían comprimiendo lágrimas que amenazaban con salir, y de igual manera, lo hacían.

Mire la hora y me di cuenta que había pasado muy rápido. Once y cincuenta.

Faltaban unos veinticinco minutos para que papá regresará con Matt a casa, y si me veían allí estaría acabada. Ya estaba castigada, no me arriesgaría más.

Me vestí con el uniforme del colegio, tome mi mochila y salí de allí.

Claro está que no iría a clases, ya faltaban minutos para que terminara la jornada escolar y era inútil ir.

Iría a caminar un poco, despejarme quizá, volvería a casa a las una treinta y simularía haber ido al colegio. Pues si se enteraban de que me había quedado toda la mañana tirada en mi cama, estaría muerta.

Desde el estúpido llamado de atención mis padres no me dejaban hacer nada.

Empece a caminar, pensé que había salido muy temprano de casa, ¿caminar una hora entera por las calles casi desiertas? Maldije al estúpido director que me había puesto la detención de una hora extra después de cada clase.

Al ver que era inútil caminar sin una dirección, vi una pequeña cafetería en una de las esquinas.
No era StarBucks ni nada de eso, era una cafetería pequeña, paredes cafés oscuras y unos sillones que a mi vista, se veían muy cómodos.

Decidí entrar, tome asiento en uno de los lugares vacíos y comprobe que no solo se veían, si no que eran cómodos.

Pedi un café solo para conservar la estadía, descansé mis codos sobre la mesa y nuevamente mi cabeza se inundó de preguntas sin respuestas, las mismas de hace ya varios años, y si, a pesar del tiempo de ser planteadas, jamás logré responderlas.

¿Por qué eres tan imposible Shawn?

¿Por qué solo puedes ser un sueño para mí?

¿Por qué solo soy una más para tí, mientras tú eres único para mí?

¿Por qué no puedo abrazarte como tanto he soñado?

¿Por qué tengo que conformarme con una pantalla?

¿Por qué?
¿Por qué?

Mi cabeza estalló, mis ojos comenzaron a desprender lágrimas imposibles de parar.

-¿E-estás bien?

A big fan » Shawn Mendes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora