- Pues fue muy simple, me bastó olfatearle para saber que ella era mi compañera de vida, y cuando la vi lo confirmé.
- ¿Crees que pueda pasar algo más tarde?
- ¿Qué?, ¿Jisoo, te has imprimado de algo? - Ella se sonrojo. - ¡Oh mi Dios! - Dije sorprendida antes de abrazarle. - Eso es genial, Jisoo.
- No, ella apenas me nota.
-¿Ella?
- ¿Qué?, me juzgarás.
- Claro que no, idiota. -Le sonreí levemente. - ¿Quién es?
- Rosé...
- ¡¿Qué?! - Ahora si estaba sorprendida.
- Simplemente de un día para otro empecé a fijarme en ella, ¿Si? - Ella murmuró avergonzada. - Ella es tan... diferente. Es tan fuerte y atrevida, es graciosa y muy linda, además es tan torpe que me produce ternura.
- Dios, si hablo así de Jennie entiendo por que me golpeas. - Ambas reímos. - Jisoo, debes sacar tu verdadero yo, de seguro te las arreglas para enamorarle. - Le di una palmada en su espalda. - Eres Jisoo Kim, tu haces posible lo imposible.
- Gracias L.
- No hay problema, Jisoo. ¿Me llevas a la escuela?
- ¿Cuándo te comprarás un maldito auto? - Ella gruño, sabía que solo jugaba.
- Sabes que no me gusta eso de manejar.
- Lisa, ese accidente fue hace años.
Miré por el espejo retrovisor el auto de Felix que trataba adelantarme, pero no lo lograría. Sentí como mi adrenalina subía y sonreí, esto de ser un Alfa no era tan malo. Aceleré perdiendo de vista a Felix, cuando iba a girar en la curva un gran lobo blanco se cruzó, al tratar de evitarlo terminé derrapando, cerré mis ojos cuando el auto se dio vuelta.
- Oh, diablos. - Murmuré cuando Jisoo se estacionó.
- Si, lo sé ellas se ven bien hoy. Además, es un día maravilloso y ellas están vestidas así y...
- No, Jisoo ¿Recuerdas que te hablé de aquél lobo blanco del accidente? - Ella asintió. - Ya sé quién era.
