VIII

1K 112 3
                                    

Martes 19, Julio 2011.

Narra Inui

Ambos nos apartamos al salón para hablar en privado como el pelinegro quería.

-¿Y bien?- Se acercó de forma tranquila a mí, posando su mano en mi mejilla y dándole unas suaves caricias.

-Seishu- Me tensé al escuchar mi nombre llamado por su voz y aparté un poco de su toque.

-Habla- Me hizo una mueca- Ya conozco tus sucios juegos y no voy a caer de nuevo- Aclaré.

-¿Sigues molesto?- Su tono cínico me hizo nublar la vista del enojo.

-¡Por supuesto que sí! ¡Ya estoy harto de que cada vez que estemos juntos me termines llamando Akane y luego digas que "te sale solo" o "no lo puedes evitar"! ¡¿Acaso piensas en lo que me lástima que me llames así?!-

-Inui...-

-Tanto tiempo enamorado, como un idiota ¡Sabiendo que solo sigues a mi lado por el estúpido recuerdo de mi hermana!- En el arrebato de ira golpeé lo primero que tuve a mano, sin saber que había roto un espejo del golpe.

-¡INUI!- Escuché la voz de Hygaru, pero mi mirada seguía fija en la de Koko. Su mueca de enojo había pasado a una de tristeza y decepción.

Miré mi mano ensangrentada y la cara de preocupación de Hygaru frente a mí.

Koko pasó a mi lado rápidamente.

-Enamórate de ella- Escuché que dijo y luego el sonido de la puerta cerrarse.

-¿Dónde tienes un botiquín?-

-En el baño, pero no es nada, en unos minutos estará bien-

-¡No! Se te infectara si no la curas, déjame ayudarte-

-Ya he tratado con heridas peores, no te preocupes-

-Insisto, es culpa mía que hayan peleado, no te muevas, voy por el botiquín- Salió disparada para el baño. Me senté en el sofá de cuero rojo a esperar su regreso mientras veía el departamento en silencio.

Mi mirada llegó al sillón donde estaba sentado y recordé la primera noche que estuvimos aquí.

Sus ojos verdes, su mirada oscura y lujuriosa, su cuerpo.

Fue la primera vez que pude pasar la noche sin pensar una sola vez en Koko.

Me sentí tan bien...

-Arderá un poco- Cuando me di cuenta ella ya estaba arrodillada con un bote de alcohol y había retirado los cristales que se enterraron en mi piel con una pinza.

Aplicó el desinfectante y el dolor paso a excitación, luego cubrió la herida y dejó un beso sobre mi mano vendada.

Sus gestos tan inocentes me causaban algo morboso.

-Con eso estaría- Se incorporó e inmediatamente la tomé de la cintura para sentarla en mis piernas- Desde hace rato me estás viendo con ganas de devorarme-

-¿Cómo estás tan segura?-

-Puedo notarlo en tu mirada, tus pupilas están dilatas y tu respiración es pesada- Se acomodó en mi regazo.

-Necesito sacar tensión- Dije echando la cabeza hacía atrás.

-Aceptaré si me ayudas con lo del modelaje-

¿Tan fácil?

-Si, si, lo que quieras- Sin mucho más pensar acepte.

Besé su cuello y recorrí su cuerpo bajo a gusto, ella pasaba las manos en mi espalda por debajo de la camisa.

En un punto la tomé de los muslos y cargué hasta la mesa del comedor, le saqué la blusa y acaricié sus pechos pellizcando los pezones.

Nuestras respiraciones erráticas se encontraron y nos fundimos en un beso salvaje. No había amor, solo lujuria, deseo y mucho, mucho calor.

Mientras nos besamos ella desabrocho mi cinto y bajo mis pantalones. Desesperado por placer busqué un condón y volví hacia ella, se estaba masajeando el clítoris con la mirada clavada en mí.

-Eres muy caliente rubio-

-Tú no te quedas atrás- Viró los ojos cuando comencé a entrar en ella.

Las gotas de sudor en su piel la hacían resbalar por la mesa así que ajusté mi agarre a su cadera proporcionándole movimientos rápidos y profundos.

Nuestras pieles chocando hacían una melodía espléndida, calientes y morbosa. Me encantaba.

La escuché gritar de placer cuando toqué fondo en su interior, señal de que se había venido.

La empotré contra la mesa mientras tapaba su boca, ella estaba desesperada por gemir, pero la respiración errática que tenía por la falta de aire me calentaba a sobre manera.

La sobreestimulación la estaba volviendo loca, pero no iba a parar hasta llegar al alba. La vi lloriquear con los ojos cristalinos y no me contuve.

Sacar el estrés de estas formas era poco normal en el día a día con Koko, si él estaba estresado se daba una vuelta por las joyerías, a lo que tuve que recurrir a otras cosas; Baños helados, hacer ejercicio o largas siestas.

Pero nada me había relajado tanto como follar con Hygaru.

Me vine en un gemido ronco y la sostuve como pude para dejarla sobre la mesa y que pueda descansar. Mientras yo recuperaba fuerzas.

11/06/22

Infiel|| Inui SeishuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora