Mi trabajo me permitió distraerme y no pensar en temas que no importaban, estos perdieron validez cuando el protagonista decidió creer en anónimos.
Contrario a lo que Kamil y Alexis creían, mi vida no giraba en torno a ellos. He de admitir de vez en cuando me sorprendía pensando en él o en los acontecimientos. Sobre todo, cuando recibo mensajes de Alexis de buenos días, preguntando por mí salud, enviando flores y hasta almuerzo. El exceso de trabajo contribuye a que sea cada vez poco.
Para sorpresa y martirio de Kamil, los O'hurn y mi familia fue mi apoyo, Gregory, Matt, Isabella, Jason y mis papás. El apoyo que más sorprendió fue el de mi madre. Ella no me hizo ninguna pregunta y se limitó a sostener mi mano en todo el interrogatorio.
Fue un triunfo en medio de todo el caos, verlos a todos allí rodeándome lleno mi autoestima. La presencia de los dueños de industrias Frederick en pleno llamó la atención, pero logramos sortear su molesto acoso. Decir la verdad no estaba dentro de nuestros planes, ser acusada de intento de asesinato a una mujer en estado de gestación. Traería a la luz épocas y datos de mi pasado que me había costado enterrar.
Los O'hurn se convirtieron en mi mejor defensa, al adquirir videos de cámaras de seguridad, declaraciones de testigos, etc. Las cámaras de varios de mis vecinos me mostraban dejando el auto en el sitio que recordaba. Luego de lo cual me alejaba a casa, de donde no volví a salir hasta la mañana siguiente.
Por su parte, videos de seguridad del conjunto residencial registraron presencia de un hombre en un auto rojo, placas de miami. En los siguientes se ve a ese mismo hombre avanzar hacia mi casa, entrar y salir minutos después. Lo hizo a las horas que mi padre había asegurado me escuchó partir.
Era un hombre 1,80cm aproximadamente, caucásico, gorra de béisbol. Completaban su atuendo gafas oscuras que hacía difícil reconocerlo. Los registros lo muestran mover el auto con dificultad, por varios minutos intento conducirlo, sin éxito. Mi vehículo estaba acondicionado a mi discapacidad, por lo que pocos podrían manejarlo. Al final lo deja frente a la casa, entra y saca de ella el bastón que deja dentro del vehículo y sale del edificio.
Todo esto sin generar sospechas, incluso saludó al personal al entrar y al salir. Nadie notó su comportamiento extraño o sus inútiles intentos de conducir un vehículo que no era de su propiedad y que pertenecía a una discapacitada. La policía aseguró estaba investigando para detectar si ese, con el incidente de Kamil Slora, estaban asociados.
La realidad para mí era que mi comodidad se había sido amenazada; alguien peligroso con acceso al conjunto, a mi vehículo y lo que era peor, a mi casa. Con una descripción de cualquier americano y las agallas suficientes para entrar a mi casa aún con papá haciéndome compañía.
Si era de cuidado, pero no tenia miedo.
Creando un poco más de misterio a este asunto, el hombre arrendó la casa contigua a la mía hace un mes atrás, con documentación falsa. Las reacciones no se hicieron esperar mi familia insistió en que debía salir de allí. El problema radicaba en que amaba mi independencia y no me sentía cómoda en casa. Matt, ocupaba el penhouse y estaba recién saliendo de la depresión por el matrimonio de su exesposa.
Ese lugar quedó anulado como sitio de vivienda.
Solo quedaba la casa que papá le compró a mamá y en donde vivieron hasta nacer Isabella. Mudarme tras el suceso, era lo más cercano a huir, una victoria para Kamil que no le daría.
Mi familia eran discretos en hacer conjeturas o señalar culpables, yo era más osada. Kamil estaba detrás de esto, aunque las autoridades, el general y mi padre creían que ambos sucesos estaban ligados.
Desde ese día no he vuelto a casa, por disposición de mi madre y mientras instalan la seguridad adecuada. Esa misma noche regresaría, no iba a dejarles pensar que les temía. De hacerlo, se pensaría que lo hice por miedo. Kamil habría ganado una vez más y ya tenía suficiente con su embarazo.
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El Demonio que habita en ti
RomanceII Saga Frederick Con la firma del divorcio Emma y Alexis dan por terminada un año de matrimonio y más de dos décadas de amistad. Años después, Alexis regresa a la ciudad trayendo consigo una prometida. Es un hombre más maduro, seguro de sí y está...