Un acuerdo doloroso

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La supuesta amenazaba de aborto de Kamil, fue al parecer, un truco para sacarme de mi escondite. Emma tenía razón cuando me lo advirtió y una vez más dude de ella. Permanecí con ella media hora, tiempo en el cual me fue imposible hacerla entrar en razón y que se dejara revisar.

Rindiéndome ante lo evidente (había sido engañado una vez más), decidí ir con la persona que importaba. Me encontré con el Penhouse solo, se había ido con su madre. Fiorella Frederick con poca o nula fe en mí, había decidido quedarse en la clínica en espera de su hija. Estaba segura acabaría por desperdiciar esa oportunidad.

Tristemente, no la defraude.

Kamil les dio motivos a esos pensamientos y yo fui demasiado crédulo una vez más. Supe que era un simple truco cuando, se negó a ser revisada por Dasha o cualquier personal cercano a mis hermanos.

Los mellizos que hasta el momento se habían mantenido al margen de la situación, fueron sinceros en decir sus pensamientos. "—Ser revisada dará el tiempo real de embarazo y con ello todo el teatro que ha montado caerá". Habían sido las palabras de Vicent y sustentados por su melliza.

"—Hay que ver los motivos por los cuales dilata la verdad". Había asegurado Christine. Todos estuvimos de acuerdo en que ella estaba quemando tiempo. Sin saber los detalles por los cuales quería ocultar algo que sería descubierto de todas maneras.

Permanecí allí un par de días alejándome de todos y todo. Necesitaba poner en orden mis emociones y sentimientos. En ese tiempo revise los detalles del accidente de Emma, mi acusación y todo cuanto nos había pasado a ambos. Llegando a la conclusión que solo había un camino a tomar.

—¿Estas seguro? —pregunto papá y solo afirmo.

Llegué a la oficina de mi padre y me encontré que recibía la visita de mi padrino. Un buen momento para decirles a ambos lo que había decidido.

Abandonar mi vida militar y recuperar a mi esposa.

—¿Y ese niño?

Jason padre ha puesto el dedo en la herida aun abierta lastimándola. Detesto la idea de decir que dudo que sea mio, aunque tengas tantas cosas que sustenten mi duda. Lo cierto es que no me siento unido a ese niño, estoy seguro de que aun si es mío no podría estar con su madre solo por eso.

—Tengo responsabilidades que pretendo cumplir, pero más de eso no haré. —sentencio y ambos guardan silencio.

—Puedo hacer unas llamadas...

—No —le interrumpo al socio de mi padre, mi padrino y padre de mi mujer —no necesite de ayuda para entrar, permítame salir con la frente en alto.

—Es en parte mi culpa, yo quise dejarlos unidos y no los alerté.

Y le agradezco mucho por eso. Seguir casado es la única esperanza que me mantiene en pie, me permite pensar que es posible recuperarla.

—¿No hay manera de hacerte cambiar de opinión? —insiste.

—Se que no es buena publicidad que el esposo de su hija... —mueve el dedo índice de forma negativa levemente mientras sonríe.

Papá le ha cedido el puesto frente al escritorio y ocupa uno al lado suyo. Asi les había encontrado al entrar, mi padrino frente al PC y mi padre enseñándole algo.

—En ese caso tenemos algo que ofrecerte —explica papá tomando un maletín azul en cuero que deja encima del escritorio. —aquí esta toda la información que necesitas sobre esta empresa, códigos de cada casa, edificio, etc.

Miro a uno y a otro sin entender a lo que se refiere. Hasta que lo detallan con claridad, seré la persona a cargo de la empresa de mi padre. Asegura ha llegado el momento de retirarse y disfrutar de una vejez digna.

El Demonio que habita en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora