Deje a Emma con sus padres y Stan, mientras iba acudía con su hermano Matt. Me habían dicho que era superficial y el día de mañana podría volver a casa, pero yo estar seguro.
Lo encuentro detrás de su escritorio, rodeado de muchos documentos, folios y restos de comida. Lanza varias maldiciones desperdigando varios documentos a su paso y sonrío.
—¿Necesitas ayuda? —pregunto al notarlo en tensión.
Alza una mano abierta en mi dirección mientras me dice.
—Tengo todo bajo control.
—Lo veo. —sonrío y el igual acomodando sus lentes.
—Ella esta bien. La bala no ocasionó lesión en órganos o huesos. —explica lanzando una caja con restos de comida a una bolsa de basura —se retiró la bala e hizo sutura. Lo común en estos casos.
—¿Qué me dices de psicológicamente?
Niega sin hacer comentarios y suelto el aire, no es su área y no se arriesgara a hacer teoría de algo que no conoce.
—Conozco a mi hermana, mejor que tú. —sonríe al decir aquello y ver que junto las cejas ante eso. —déjala procesar todo lo sucedido. Ella al igual que todos nosotros solo quiere saber quien es el hijo de puta causante de todo.
Regresa a su labor de limpiar y lanzar cosas a una enorme bolsa negra que sostiene en sus manos.
—¿En serio no necesitas ayuda?
—Gregory cree que necesito de una asistente. La estoy esperando.
Afirmo sin decir nada y mueve una de sus manos distraído indicándome dejarlo solo. Ha cambiado, solía ser de los pocos hombres con quien tendrías una sana conversación. Su matrimonio lo cambió y el divorcio develó una cara de él que a su familia le costaba creer.
Regreso sobre mis pies, llegó al ascensor que se abre en el instante ante mí, de su interior sale una chica de rostro redondo, boca pequeña y ojos color miel. Sonríe al ver que me he quedado viéndola y eso me hace aterrizar. Es dueña de un rostro hermoso y unos ojos que, si reflejan todo lo que es, solo podría decirle es un ángel.
—¿Dígame que es usted Matthew Frederick? —niego y resopla en una acto divertido y me hago a un lado —por un momento creí que Dios estaba de mi lado y no eran gemelos, sino mellizos.
—Lo siento mucho —me excuso y se encoge de hombros —me gustaría decirte que es mejor que Gregory, pero en realidad, es peor.
Abre los ojos sorprendida llevándose una a su pecho de manera exagerada mientras niega. Es de cuerpo voluptuoso e imagino es el tipo de mujer que no se priva de nada a la hora de comer o la genética ha sido generosa con ella y la dotó de todo lo que un hombre necesita.
—Alexis O'hurn —me presento —e imagino tu eres su asistente.
Me señala con el índice y sonríe.
—Eres el esposo de Emma, la menor de todos ¿Estoy mal? —niego y sonríe aun mas —soy Charlotte y es un placer.
—Todo mío, será mejor si te apresuras te esta esperando.
Me despido de ella entrando al ascensor y la veo alejarse por los pasillos. Lleva una falda tuvo roja ajustada a su cuerpo hasta las rodillas, una blusa, zapatillas, bolso y aretes rosa. Un colorido bastante divertido, pero que luce perfecto en su cabello rojizo.
—Al fin un poco de color a tu vida Matt —no puedo evitar decir cuando las puertas se han cerrado del todo y empiezo el descenso.
En soledad mi mente regresa a Emma e inspiro fuerte. Encuentro a Stan en la entrada, escucho los detalles de que todos se han ido y regreso a ella quien sigue dormida. Una sonrisa se asoma en sus labios y de manera simultánea los míos imitan ese gesto. Tan conectado me sentía a ella y a su dolor, que era consciente algo le estaba afectando.
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El Demonio que habita en ti
RomanceII Saga Frederick Con la firma del divorcio Emma y Alexis dan por terminada un año de matrimonio y más de dos décadas de amistad. Años después, Alexis regresa a la ciudad trayendo consigo una prometida. Es un hombre más maduro, seguro de sí y está...