5. Girasol

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— Entonces, ¿dices que por culpa de un hombre que conociste hace 2 semanas estás tan atolondrada? O bueno, más atolondrada que de costumbre— la mejor amiga de Eve, Mei, se encontraba ofreciéndole ayuda a la joven en su floristería, puesto que estas 2 semanas habían sido un infierno para ella.

Desde que se encontró con el hombre de la mirada profunda y vacía, sus pensamientos han estado en otra parte. Había algo en él que le llamó demasiado la atención, y como ella es alguien un tanto curiosa, le había dicho de venir a su floristería para conocerlo mejor, algo que en un inicio él había hecho, resultando ser tan encantador que a Eve se le cortaba la respiración cada vez que hablaba con él, sobre todo después de aquella tarde en el campo de dientes de león. Sin embargo, el hombre no se había presentado de nuevo por allí, por lo que la mente de Eve se llenó de pensamientos. ¿No le cayó bien? ¿Tal vez lo trató con demasiada confianza?

— Sí...¡bueno, no me malentiendas!-exclamó esta al darse cuenta de la mirada que le había dado Mei— Ya sabes que tiendo a ser demasiado curiosa, y me encanta conocer a gente y hacer amigos nuevos...

— Sí, todavía me acuerdo de cuando nos conocimos nosotras dos y me dijiste: "¿Quieres ir a tomar un café después de luchar?". ¡No sabía qué decir! — la interrumpió su mejor amiga, causando que Eve se riese con fuerza.

Evelyn conoció a Mei justo después de rechazar a un millonario pero idiota muchacho. La familia de Mei mata por dinero, así que el hombre, cegado por la rabia, la contrató a ella para que aniquilase a la pelirrosa y trajese su cuerpo ante él. Mei creyó que sería fácil.

Pero estaba muy equivocada.

Ella sabía defenderse, sabía combatir, y mantenía un completo control sobre su monstruoso Nen. En resumen, era una máquina de matar.

Y eso encantó por completo a la asesina.

— Pero míralo por el lado bueno, ¡nos hicimos mejores amigas! ¡Estoy segura de que pasará algo parecido con el Señor Lucilfer...! Si es que vuelve a visitarme, claro...— Eve murmuró lo último, bajando la mirada. El silencio inundó la estancia primaveral, un silencio tenebroso, la de hebras rosas alzó la mirada para encontrarse con el terror en los ojos de la muchacha 2 años mayor que ella, cosa que extrañó demasiado a Eve. — ¿Qué ocurre, Mei-Mei?

— ¿Cómo...como dijiste que se llamaba ese hombre...? — Eve notó que había comenzado a sudar frío, ¿qué demonios...? Mei nunca era de tener miedo, entonces, ¿qué le estaba pasando?

— Chrollo Lucilfer— la cara de Mei se tornó de un color pálido— Por Dios, Mei-Mei, me estás asustando, ¿qué te pasa? ¿Es que ocurre algo con el Señor Lucilfer? — Eve ya se estaba preocupando por su amiga, sin saber que en realidad Mei temía por la vida de la pelirrosa.

— Evie, deberías huir de la ciudad— le advirtió la de pelo azabache con reflejos morados — No sabes con quién te estás juntando, ese hombre es demasiado peligroso.

— ¿Peligroso?— repitió Eve, confusa.

— S-sí, ¡él es...!

— Buenas tardes — hablando del Diablo, el mismísimo Chrollo Lucilfer se adentró en aquel establecimiento con olor a primavera, causando diferentes reacciones en los individuos que ya se hallaban en su interior. La gran mayoría compartían el sentimiento de miedo en lo más profundo de sus almas, siendo Eve la única que lo recibió con los brazos abiertos.

Regalándole 𝑓𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠 al 𝔇𝔦𝔞𝔟𝔩𝔬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora