7. Margarita

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—"Hoy por la mañana se ha encontrado el cuerpo del empresario Martine Jones, fundador de la empresa ArC, en su despacho, en compañía de la gran mayoría de sus inversores. El magnate, a pesar de ser reconocido internacionalmente por su trabajo y esfuerzo y por no dejar de sonreír nunca, tenía una red de asesinos a sueldo y de mercenarios con los que extorsionaba y amenazaba a sus clientes, esto fue descubierto gracias a un documento incriminatorio hallado en lo que quedaba de sus manos. Según la policía, el proceso de identificación ha sido complicado, puesto que los cadáveres han sido descuartizados de tal manera que han quedado irreconocibles. Se cree que el asesino posee una fuerza sobrenatural, capaz de desgarrar huesos y músculos usando sus propias manos, pero también es muy meticuloso, no ha dejado ninguna huella. Se espera que un Cazador investigue el caso, pero es muy probable que el asesino quede impune, ya que muchos ciudadanos consideran que se ha hecho justicia por fin..."

—Vaya, linda, realmente te has divertido matándolo~ ahora eres descrita en los medios como una asesina con una fuerza sobrenatural y mortal~ Deberías estar satisfecha~ —de nuevo, Hisoka había vuelto a hacer acto de presencia en la floristería, justo antes de que Eve abriese. La anterior mencionada estaba regando sus plantas, seguida por Aka de cerca, quien procuraba mantener la distancia con el tenebroso payaso-mago.

—Mmm...El principal problema ahora es que al parecer el hombre colaboraba con una mafia... Hisoka, ¿tú lo sabías?— la pelirrosa lo miró fijamente, mientras que el  pelirrojo mantuvo su sonrisa risueña, apoyando la palma de su mano contra su mejilla.

—Quién sabe~ ¿harás algo al respecto?~

—No, no mereces la pena— respondió Eve con su tono calmado, causando que Hisoka sonriese más— En cambio, de ellos sí que tendría que hacerme cargo... Podrían suponer un peligro.

—Me ofendes, Eve~ ¿en serio prefieres usar tu maravilloso Nen en ellos en vez de en mi?~ qué cruel~—se quejó el de hebras rojizas. Oyó un suspiro de la mujercita.

En tan solo unos segundos, Eve se acercó a él, tanto que sus respiraciones chocaban. Sus -a simple vista- delicadas y frágiles manos se dirigieron a ambas mejillas del hombre, y sus frentes se unieron en un toque cariñoso, lo que causó que el estómago de Hisoka hormiguease y su boca se secase de golpe. Diablos, era increíble el efecto que aquella linda pelirrosa causaba en él, su tacto iba mucho más allá de lo lujurioso, era dulce, cálido, lleno de luz y amor, era la caricia de alguien que realmente lo apreciaba, que podría poner el mundo patas arriba con su sonrisa y sin darse cuenta.

¿Por qué tenía que ser ella, de todas las personas?

—Porque eres importante para mi, Hisoka, y siempre, siempre lo serás. —los orbes verdes de la joven brillaban con fuerza, entrelazándose con los orbes ámbares, a la vez que una dulce y sincera sonrisa se dibujaba en su rostro— Aún diciendo las cosas que dices, aún estando como una maldita cabra, mi cariño y amor hacia ti no disminuirá, ¿te quedó claro?— la pelirrosa aplastó las mejillas del hombre, haciendo que pareciese que el arlequín estuviese haciendo un puchero. Este a duras penas pudo asentir por la presión ejercida por las manos.

Eve se separó de él, satisfecha por la respuesta que había recibido. Lo que no se esperaba era que el payaso pegase su cuerpo contra el de ella y que envolviese sus brazos en un abrazo cálido. Por lo inesperado de aquella acción, Evelyn soltó un pequeño grito, pero eso no impidió que el abrazo se hiciese más fuerte. También pudo notar cómo Hisoka daba suaves caricias sobre su cabeza con una de sus manos, mientras que la otra seguía en su cintura.

—Mi pequeña y linda Evelyn... Oh~ cielo~ no sabes lo feliz que me hace saber que piensas eso de mí~—aunque el tono de Hisoka seguía siendo el mismo de siempre, Eve sabía cuando el hombre estaba siendo sincero con ella, y, en ese caso, lo estaba siendo. El motivo más obvio era que no se había aprovechado de ese momento tan íntimo para sobarle una de sus nalgas— Y déjame decirte...~—la mano que estaba sobre su cabeza bajó hacia la oreja derecha de Eve, apartando los mechones rosados que la cubrían, para disponerse a susurrar las siguientes palabras en su oído— que pase lo que pase, contigo, con Mei, con Danchō, siempre estaré para ti, así que no te guardes nada, ¿entendido?

Regalándole 𝑓𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠 al 𝔇𝔦𝔞𝔟𝔩𝔬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora