capitulo 4

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─Tengo que ir a una misión. En cuatro días te quiero en mi finca -Ordeno el contrario, para eventualmente salir de la habitación, sin decir más, o siquiera voltiar a ver al chico el cual hizo suyo, tan solo una noche atras-

Tomioka se quedó observando su ropa extendida por todo el suelo de la habitación, reflexionando lo que sucedió.

Odiaba todo, odiaba su estúpida propuesta, su situación, y a sí mismo ya que después de todo, fue su culpa, el no se sentía atraído por su compañero, a pesar de esto, había pasado un tiempo desde que comenzó a tener deseos sexuales con el.

El día que Sanemi entro a su finca sin avisar el dueño se percató de esto, pero no detuvo su acto, quería que el contrario lo observa, sabía que si pasaba de esto, despertaría su deseo sexual, por lo que no paro, permitiendo demostrarle al albino de todo lo que era capaz.

Luego de esto, le dio un tiempo al para que le dijiera algo, pero nunca sucedió, comenzaba a pensar que si no hacía algo perdería su oportunidad, por lo que tomo el valor de dar una propuesta de tal magnitud.

Y aunque lo había pensado bien, jamás imagino que esté aceptaría tan repentinamente. Al principio su acto marchaba bien, aunque el peliblanco era un poco rápido, estaba disfrutando todos esos toques y aquellas sensaciones nuevas. Claro, esto sucedió después de que se acostumbrara a la brusquedad ajena.

Giyyu tenía un poco de emoción entre todos su nervios, estaba ansioso por cómo se sentiría en el momento de llevar su juego a la parte final, a pesar de esto, en el instante en el que el más alto lo tomo, aquellas ideas se derrumbaron; este fue agresivo, insensible, solo busca su propio placer, sin importar cómo se sentía, pareciendo un verdadero animal.

Tomioka estaba convencido de que era un verdadero idiota por haber permitido aquello, y uno más grande por no decir nada después, solo se quedó callado, pero, ¿Qué podría decir? El era solo una basura, una persona que seguía viva por el sacrificio de los demás, sin motivo alguno para seguir adelante, sin familia, tan solitario, al final llegó a la conclusión de que si podía servir para darle un poco de placer a Sanemi, entonces eso haría, no importaba el, después de todo, no era más que escoria. Menosdepresiandose como siempre.

Los días pasaban, y, por lo menos las primarias 10 veces el azabache sintió un dolor enorme, con grandes punzadas, dejándolo en cama dos noches, devido a qué el recuperamiento de los desgarres era tardado y doloroso. El tiempo pasaba y el albino nunca fue más amable, era una gran rutina, los dos se veían en la finca del viento o del agua; a veces, lo hacían en el mismo bosque, nada de eso importaba realmente.

Luego de cada encuentro, nuestro adolorido pasivo se sentía la basura más grande del mundo, odiandose a sí mismo cada día mas, y hecho de que poco a poco comenzaba a disfrutar todo no le ayudaba a mucho, volvia a sentir ese deseo sexual, reaccionando a los agresivos toques, deseando un nuevo acercamiento.

Luego de cada encuentro, nuestro adolorido pasivo se sentía la basura más grande del mundo, odiandose a sí mismo cada día mas, y hecho de que poco a poco comenzaba a disfrutar todo no le ayudaba a mucho, volvia a sentir ese deseo sexual, reacciona...

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𝕆𝕕𝕚𝕠 (sᴀɴᴇɢɪʏʏᴜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora