36. Inspiración

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Al caminar por fin por el pasillo de mi salón en la escuela de música, puedo sentir cómo una hoja de papel podría cortar el aire, porque es tan denso que no podría ser peor. El aire, que aún data de un fresco Abril, pasa a través de mi cabello como intentando jalarme hacia atrás para evitar que siga mi camino a mi destino: encontrar a Rita.

No es que no crea que ha pasado algo raro con Rita, porque incluso Grace rompió ese contacto cero solo para hablarme de esto (y solo Dios sabe qué tuvieron que hacer para que me hablase). Pero Joel, quien no tiene la mejor relación con la chica, trató de contactarla todo el bendito fin de semana, y aun así ella no hizo acto de presencia.

- ¡Key, Key! –Annie llega a toda velocidad con muchísimas hojas en mano. Su aspecto bajito y rechoncho, sumado a sus pequeñas coletas en la coronilla y las hojas a su alrededor volando mientras intenta escribir sobre otras, le da un aire cómico. A penas saludo cuando me echa en las manos algunos libros-. ¡No tengo tiempo para explicar, pero me acabo de inspirar para escribir mi composición! ¡La melodía principal! –da pequeños saltitos.

- ¡Me alegro muchísimo! –sonrío mientras hago equilibrio entre sus cosas y las mías. Ella no deja de moverse mientras sigue escribiendo y hablando.

- ¿Cómo vas en la tuya? –dice a penas mientras otra idea surge y la plasma rápidamente.

- Sigo con la melodía y ritmo, solo falta toda la armonía –confieso al recordar el dolor de cabeza que me ha provocado ese paso. Y es que estas semanas castigada no fueron para descansar, auténticamente intenté escribir al menos ocho propuestas y todas ellas terminaron en la basura. Por otro lado, la melodía es bastante buena, pero sigo sintiendo que algo le falta para expresar todo lo que quiero... aunque aún no sé qué es exactamente cuál es el punto que deseo mostrar (¿una composición para sentir terror, algo que llame al oyente a enamorarse, un ritmo bailable?).

- Calma, creo que te va a llegar el momento en que logres armar todo –suspira sonriente-. Es más, toma una escala mayor, es más sencillo que hagas algo alegre, juguetón, cosas vanas con lo que la gente se identifica.

- No quiero algo tan...hueco, no lo sé –me encojo de hombros- ¿Y cómo llegaste a esto que haces?

- ¡Me rompieron el corazón hace una media hora, y eso fue mi gasolina! –se ríe como una loca.

- ¿Annie, qué pasó? ¿Estás bien? –pregunto preocupada y con cara de espanto. O esto es una broma pesada o de verdad perdió la cabeza.

- Claro que sí, mi crush se estaba besando con Venia en las escaleras...-suspira y hace algunos rayones y borra otros sistemas-...justamente ayer en la noche me le confesé –se encoje de hombros y parece ya no importarle-. Después de todo, sí era una maldita.

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Después de dejar a Annie en la biblioteca con otra chica que toca el clarinete (porque se le acaba de ocurrir integrar ese instrumento en su composición de último minuto), voy en busca de Rita, quien era el objetivo principal de esta aventura.

Y no tardo mucho para encontrarla en uno de los cubículos más alejados gracias a la melodía característica de ella: Lindsey Stirling en Crystallize, famosa por la intensidad y drama que se siente cada que alguien de por aquí la interpreta. Tiene el rímel corrido y una furia notable al pasar el arco violentamente por las cuerdas, causando un sonido parecido al rechinido de una silla con el suelo.

A penas me ve a través de la ventana y parece hacer garabatos a una partitura que reposa en su estuche. Vuelve a tocar.

- Rita, hola –me acerco delicadamente porque todo en su lenguaje corporal me dice que no me debo acercar.

Y no me equivoco, inmediatamente voltea con casi fuego en los ojos.

- ¿Qué quieres? –responde sin bajar el violín del todo.

- Necesito que me digas qué pasó, porque sé que no todo fue de maravilla –suelto directo porque no quiero dar rodeos.

- ¿Sabes qué es lo que pasa? –me apunta con el arco y luego suelta una risa irónica-. Que después de todo Venia, Camille e incluso Grace tenían razón... –se encoje de hombros y yo no comprendo qué pasa-... todo lo que tocas lo destruyes, eres un imán de problemas. Nadie debe de acercarse a ti –me mira con tanto enojo que no creí jamás ver eso en ella.

- ¿De qué estás hablando? –logro a penas soltar. Mientras pretendo acercarme y fallar mientras ella se aleja.

- Creo que me equivoqué al decir que no tenía nada que perder para defenderte, porque casi haces que me echen de la escuela –termina firme y camina en dirección contraria a mí fuera del cubículo, donde justamente se encuentra con Venia, Camille, Argentina y Francia... todo un séquito malvado de película. Increíble.

- Pobre Key, las cosas no están saliendo de maravilla –anuncia Camille al verme mientras hace un puchero.

- De verdad que no tienen calidad moral ninguna de ustedes para lo que están haciendo –las miro más que molesta, escuchando sus burlas mientras llevan a Rita de la mano.

Me meto al cubículo en donde estaba hace unos momentos y tomo asiento para intentar regular mi respiración, porque llorar del coraje no es opción. Justo cuando me vuelvo a levantar, topo con el estuche que dejó Rita y noto que hay un papel con su letra cursiva.

Perdón, Key, no puedo hablar.

                                                -R.

Me guardo el papel al bolsillo y me voy lo más rápido que puedo.

Si esta no es una señal de alerta, no sé qué es.

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- ¿Annie? –la llamo por celular mientras riego algunas hojas en el suelo.

- ¿Qué pasa? –responde al momento que se escucha un clarinete al fondo y quizá una tuba.

- Creo que ya tengo algo para mi pieza –respondo, mientras mi frustración y coraje casi puede tocarse en el aire-, tenías razón en usar lo que sientes para escribir.

- Lo escrito por los sentimientos vale más que lo escrito por el cerebro –ríe y yo me dispongo a tomar mis hojas pautadas y comenzar a escribir una composición en escala menor, porque el drama se transmite mejor.

Esto no va a quedarse así.

Mi melodía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora