Eve
Estaba completamente segura de que Axel sentía muchísimo por Anthea, pero no que estaba enamorado de ella y eso me ha impactado. No es que sea prejuiciosa ni mucho menos, pero nunca pensé, desde el momento en el que lo conocí, que Axel podría decirme un viernes por la noche que está enamorado. Ahora sé el porqué de esa sobreprotección y de ese interés si ya no estaban juntos y era porque es su punto débil.
No quería dejar a mi primo en esas circunstancias en la habitación, pero Aris me está esperando. Y me da miedo. Ojalá volver y que haya decidido no ir a esa fiesta, pero si su energía lo necesita estoy completamente segura de que irá. No me ha contado más detalles sobre ello.
Me despido de mi tía, que está comiendo algo de chocolate en el sofá. Me encanta esa estampa y me recuerda mucho a mi madre. Salgo de casa y veo el coche de Aris esperándome en la puerta. Un pedazo de coche deportivo, negro y muy brillante. Me quedo boquiabierta cuando le veo. ¿De dónde sacará el dinero si tiene solo dieciocho años? Este chico es todo un misterio.
Inspiro y abro la puerta del coche. Ahí está, sentado, con un jersey negro y unos pantalones de pinza del mismo color. Su coche huele a jazmín, el olor del rango cinco.
—Hola. —Digo mientras me meto con cuidado en el coche, llevo un vestido. Me mira fijamente.
—Bienvenida a mi nueva profesión, chófer de subterráneos híbridos. —Dice con una pizca de ironía y yo ruedo los ojos y dejo que conduzca fuera de la calle.
Intento acomodarme en este asiento. Su coche es pequeño y para mi gusto bastante incómodo, me estaba acostumbrando al de Axel. Supongo que esta situación me hace sentir incómoda y después de cinco minutos, Aris lo nota. Intento no mirarle mucho, pero me produce curiosidad. Siento una energía muy tentadora cuando estoy a su lado. Me fijo en su cara. Su mandíbula es recta y su nariz es preciosa. Vaya tiene unos labios espectaculares. Quiero decir, él es espectacular.
—¿Me estás mirando? —Dice. Aparto mi mirada de él al instante muy avergonzada. Joder, me ha pillado. ¿Cómo lo ha hecho si ni si quiera le estaba mirando directamente?
—¿Qué? No, no. —Digo rápidamente. —Ósea, sí. —Mierda ¿Por qué he dicho eso?
—Eres un ángel, no me puedes mentir. —Mis mejillas me arden.
—Soy un híbrido. —Digo como si supiera algo sobre mí.
—Sí, y nadie va a castigarte. —Dice con un tono burlón. —Ventajas de ser un híbrido. Te lo digo por experiencia.
—¿Cómo es ser un híbrido? —Me mira.
—¿Ser dos cosas al mismo tiempo? Es una locura. —Parece victorioso. A mí, en cambio, ser un híbrido me produce mucho agobio. —¿Qué te preocupa? —Pregunta cómo si me hubiera leído la mente. Sí, yo creo que me está leyendo la mente.
—¿Preocuparme? —Río. —Da miedo. ¿Cómo es tu cuerpo capaz de ser dos tipos de subterráneo al mismo tiempo? ¿Qué eliges lo que vas a ser según el día? —Pregunto. No le conozco, pero no creo que prejuzgue a la ligera.
—No, Eve, eso no funciona así. Más bien depende de la situación en la que me encuentre. Puedo decidir si mi cuerpo es más demonio o vampiro, pero no es que pueda ser completamente un tipo de subterráneo. —Miro de reojo. Oh dios, Nick me dijo que podría hacer eso.
—¿Prefieres ser un vampiro o un demonio? —Desvío la conversación.
—¿Por qué tengo que elegir? Me encanta ser las dos cosas. Puedo ser rápido, ágil, fuerte, controlar mentes, cuerpos, sentimientos, cosas, cambiar emociones, telepatía, ver posibles escenarios futuros...
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The Hole
Science FictionEn la tierra, un lugar totalmente dividido entre La Oscuridad y La Luz, Eve descubre un gran secreto que le obliga a replantearse su vida de la noche a la mañana.