Ash, una inteligente estudiante de la secundaria de Hawkins, fundadora de un club llamado "the angel's club", un club donde aceptaban principalmente a chicas que compartían los mismos gustos intelectuales, aunque también se reunían a jugar DnD. rápi...
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-Dustin, ¿me recibes?- la voz de Robin comenzó a emitirse por el walkie talkie.
-Sí, te recibo.- contestó Dustin.
-Nancy es una genia, resulta que las primeras víctimas de Vecna se remontan a 1959.
-Vale eso es genial, pero ahora mismo no puedo hablar.
-Espera, ¿qué hacen?- preguntó Robin confundida.
-Colarnos en el instituto para leer informes confidenciales.- la voz de Dustin sonaba paranoica.
-¿Me lo repites?
-Sólo vengan aquí, lo más rápido que puedan, luego lo explicaremos.
Max aceleró el paso al ver la puerta del despacho, introdujo la llave y esta se abrió. Adentrándose en la habitación, Max se acercó a unas estanterías, junto a estas se encontraban unos archivadores, en los cuales ella empezó a rebuscar.
-Mierda.- murmuró la pelirroja.
-¿Lo tienes?
-Sí, y no solo el de Chrissy. Fred también acudía a la señora Kelley.- anunció Max.
Todos se miraron mutuamente, claramente sorprendidos. Max lanzó velozmente los archivadores en la mesa, abriéndolos para empezar a leerlos. Dustin y Ash veían como la chica pasaba las páginas, leyendo atentamente. De pronto, pareció tensarse, parecía haber leído algo que no le cuadraba.
-¿Me pasas el de Fred?- preguntó.
-Claro.- Ash le pasó la carpeta de Fred.
Esperando nerviosamente a que la chica dijera algo, Max leyó fijamente la hoja, y acto seguido, se quedó observando fijamente un punto de la habitación.
-¿Algo interesante en esos archivos?- preguntó Ash, sin embargo la joven no respondió.- Max, ¿sucede algo?
-¿Max, estás bien?- habló Dustin.- ¡Max!- incluso gritó, pero no consiguieron ninguna reacción de su parte.
Ash rodeó la mesa para quedar frente a ella.- Maldita sea.- murmuró la joven, Dustin y Steve rápidamente siguieron sus pasos, la chica tenía los ojos en blanco.- Está en un trance, como nos mencionó Nancy.
-¿Qué mierda hacemos?- preguntó Steve preocupado. Ash se acercó a la chica y le apuntó a los ojos directamente con la linterna, pero ella seguía sin responder.
-¡Max, despierta!- exclamó, esta vez la tomó por los hombros para agitarla un poco.
Steve no paraba de chasquear sus dedos y aplaudir frente a los ojos de Max.-¡Vamos, niña, despierta!- gritaba Steve.
De pronto la pelirroja se movió bruscamente, saltando sobre la silla, tomó una gran bocanada de aire mirando a su alrededor. Ash se echó hacia atrás enseguida, asustada por la abrupta reacción.
