Mesera

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Niki y Sunghoon estaban celebrando su segundo aniversario de novios en un pequeño restaurante italiano a las afueras de la ciudad, de colores cálidos y una banda sonora en vivo además del delicioso olor de la pasta y la pizza que ambientaba el lugar. Ambos vestían casual, nada innecesariamente extravagante, disfrutando juntos de una pizza mediana y algo de refresco.

—Dios, por favor, no hables con la comida en la boca —pidió Niki al ver como Sunghoon estaba completamente dispuesto a continuar hablando con la pizza aún en su cavidad bucal.

—Te amo —pronunció Park como pudo, con la boca llena, haciendo que pequeños pedazos de alimento saltaran desde ella.

Niki hizo una mueca de asco.

—Por favor, detente.

Sunghoon rió suave para luego tragar la comida.

Por otro lado el rubio fue a tomar otro sorbo de su bebida, pero ya no quedaba más de esta, cosa que lo decepcionó.

Suspiró y se levantó.

—Voy por más bebida, ¿Quieres algo?

—Tu amor —contestó sonriente el castaño.

—Eso sabes que lo tienes.

—Una Pepsi de dieta, entonces.

—Tus gustos en bebidas me hacen querer terminar esta relación.

Sunghoon se carcajeó, llamando la atención de otros comensales y contagiándole una pequeña risa al menor quien se fue tranquilo hasta la barra de órdenes para pedir otra bebida sin mucho apuro.

Al llegar, se dirigió hasta una alta castaña de piel ligeramente acanelada que aparentemente miraba a algo —o alguien en específico— con anhelo y una sonrisa.

Niki, sin embargo, no le importó mucho eso.

—Hola, ¿Me darías una cola y una Pepsi de dieta? Por favor —pidió el rubio en un tono gentil, pero la chica parecía estar en otro mundo.

Ante la gran falta de educación y atención de la contraria enarcó una ceja.

—Hey... —La llamó, chasqueando sus dedos frente a ella y haciendo que finalmente se enfocara en él.

—A-ah, buenos días señor, ¿En qué puedo ayudarle?

Internamente el rubio rodó sus ojos.

—Quiero una cola y una Pepsi de dieta, por favor.

—A la orden.

La chica recibió el dinero correspondiente y buscó las bebidas, Niki por otro lado se giró para ver cómo su novio estaba aparentemente jugando con la pizza, probablemente haciendo figuritas con los ingredientes como de costumbre.

A veces pensaba que Sunghoon era un niño.

—Aquí está su orden.

El rubio se volteó y agradeció a la fémina, tomando las bebidas ya dispuesto a irse, pero deteniéndose cuando la mujer le llamó en un tono bajo.

—Disculpe, pero... ¿Podría darme el número de su amigo? Es que me pareció muy lindo —solicitó la castaña con una boba sonrisa y un sonrojo que resaltaba sobre su acanelada piel.

—¿Qué amigo?

—E-el castaño que estaba comiendo con usted —explicó la muchacha antes de disimuladamente señalar a quien se estaba refiriendo.

Niki tardó unos cuantos segundos en entender que con "amigo" se estaba refiriendo a Sunghoon.

—Ah, Sunghoon...

—Hasta su nombre es lindo —suspiró la fémina, realmente encantada por la angelical apariencia del chico que bebía lo que restaba del hielo derretido en su bebida.

Niki asintió, inexpresivo, momentos después miró de nuevo a la castaña.

—No puedo darte su número —afirmó sin expresión alguna a la vez que bebía un sorbo de su refresco.

—¿Por qué?

No sabíamos si eran ideas de la chica o si de verdad pasó, pero el rostro del azabache se oscureció y sus ojos parecieron brillar de tal forma que la hicieron intentar dar un paso atrás cuando el más alto se acercó amenazante hasta donde la barra se lo permitía.

—Él tiene pareja, una muy celosa, debería decir. ¿Quieres discutir con alguien así? Yo, por mi bien, no lo haría.

La chica parpadeó asombrada ante el cambio de actitud del hombre frente a ella.

—E-es que...

—¿Cuántos años tienes? ¿Diecisiete? esas son las hormonas cariño —le interrumpió de forma tajante y antipática—. Fíjate en alguien disponible, por favor.

—Si hablas así pareciera que tú fueras su pareja —murmuró la morena con notoria molestia mientras desviaba su mirada a cualquier otro lugar de la tienda.

—Es que lo soy.

La muchacha —ante la gran revelación— miró al rubio con sus ojos muy abiertos, su rostro tomando un gran color rojizo y su boca abriéndose y cerrándose con prisa al no poder formular palabras para expresar su arrepentimiento por su acción anterior.

—No te preocupes, no me molesta que los demás aprecien lo guapo que es mi novio.

Dicho eso le dedicó una sonrisa torcida que más que amigable parecía de advertencia. Una de esas de "acércate y te dejo sin cabello, perra estúpida" por dar un ejemplo.

Luego de eso se giró sobre sus talones y regresó a la mesa donde estaba Park, aparentemente inocente sobre lo ocurrido.

—¿Por qué tardaste tanto? —Cuestionó el mayor en cuanto finalmente Niki se sentó, dejando las bebidas en la mesa y acomodando elegantemente su cabello con su mano izquierda.

—Inconvenientes —respondió, sin ánimos de entrar en detalles.

Sunghoon rió ligero.

—Mira —empezó Hoon mientras volteaba la bandeja de pizza para que Niki viera su creación—, hice un corazón, para ti.

El rubio sonrió enamorado al ver el corazoncito hecho de pepperoni y queso que había hecho Sunghoon con esfuerzo en esos minutos que se tardó en regresar.

—Es muy bello Sunghoon —afirmó sincero, dedicándole una brillante sonrisa.

—¿Si te dejo comerlo dejarías de amenazar gente?

Niki negó con la cabeza.

—Existen cosas infinitas en este mundo, pero mi paciencia no es una de ellas.

Sunghoon carcajeó por la respuesta, haciendo que cualquier rastro de enojo en Niki se disipara de inmediato. Definitivamente amaba a su novio.

Ambos chocaron los vasos de plástico como un brindis de celebración pocos segundos después, cada uno tomando un sorbo de su bebida correspondiente. Solo que Niki se permitió mirar de reojo a la chica que al notar que su mirada caía sobre ella dejó caer todo lo que llevaba consigo.

Rió para sus adentros mientras regresaba a ver a su novio, sintiéndose victorioso.

Niki: 1

Chica del restaurante italiano: 0


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