Compañeros

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—Niki, ayúdame a elegir.

El pelirrojo que estaba amarrando su corbata oscura frente al espejo de su habitación se giró para mirar a su pareja, quien aunque cargaba una brillante corbata roja ya amarrada con pulcritud en su camisa tenía otras dos colgando de sus manos en busca de una aprobación.

—¿Rojo granate, rojo carmín o solo rojo? —Preguntó SungHoon mientras le enseñaba cada corbata mencionada al más bajo— no sé cuál usar.

El menor miró de arriba abajo con sumo detalle al castaño en un apuro fashionista y luego las corbatas mostradas. Hizo un gesto de pensamiento aunque ya tenía una respuesta concreta y finalmente respondió:

—Pantalones, SungHoon.

El castaño se mantuvo estático en su lugar unos segundos hasta entender que Niki se refería a que quizás debería ponerse pantalones.

—Por eso te amo —concluyó el mayor a la vez que le lanzaba un beso al más bajo y comenzaba a buscar sus pantalones entre el desastre de ropa que había logrado hacer minutos antes por buscar una mísera corbata.

Niki—por otro lado— rió bajo mientras negaba con la cabeza y se dedicaba a terminar con su propio vestuario.

SungHoon era un caso.

Viernes por la tarde de un día cualquiera, el inicio de un brillante fin de semana estaba concluyendo con una tarde agradable y un atardecer colorido, recordándole insistentemente la hora a la pareja que se arreglaba con un poco de prisa para una cena que tenían horas más tarde. En la oficina se había dado un día libre debido a que iban a realizar una fumigación por cucarachas ya que una de ellas pasó muy cerca de Yugyeom —el director de arte— y este se puso a gritar muy fuerte, pero entonces, para aprovechar la oportunidad de veinticuatro horas de vacaciones, entre varios trabajadores decidieron realizar una especie de cena-reunión, para felicitarse por su gran trabajo a lo largo del año y así comer algo.

Pero bueno, realmente era una mera excusa para comer en grande y mandarlo a la cuenta de Jaebeom —el CEO—, pero no era algo que fueran a decir en voz alta claramente.

Sin embargo, aunque desplumar económicamente a su jefe parecía divertido, aquella reunión también iba a servir para algo aún más importante que solo comer.

La revelación de la pareja de la oficina.

Y aunque era algo que solo SungHoon sabía, iba a ser muy especial de todas maneras.

—¿Me veo bien? —Interrogó Niki al mayor, quien lo miraba con ojos brillantes desde el borde de la cama que pertenecía a ambos.

—Siempre te ves bien, ni siquiera sé para qué me preguntas.

El rostro del menor tomó el mismo color que su cabello ante la afirmación, sonriendo tímidamente a la vez que inconscientemente desviaba su mirada, sintiendo el agradable calor en su rostro que solo el castaño producía en él en momentos como ese.

No importaba cuánto tiempo pasara, simplemente no podía evitar continuar sintiéndose adorado con unas pocas palabras de cariño de su novio por más vagas o pequeñas e inocentes que fueran, eso era todo.

Para el ojo común Niki era fuerte y rústico, tal como un rompe-muelas o también una clase de caramelo de limón de esos que te hacían arrugar el rostro por su falta casi total de azúcar, pero para SungHoon él era lo más similar a un malvavisco con chocolate; duro, pero suave si lograbas pasar la primera capa, o quizás también lo podría comparar con uno de esos chicles de sabores raros que aunque eran ácidos también eran suaves y aunque no le gustaban a todo el mundo a SungHoon le encantaban.

A SungHoon le encantaba Niki.

—¿Estás seguro de que quieres que lleguemos juntos? —Cuestionó Niki una vez más luego de un rato en un cómodo silencio, su voz lo mostraba dudoso, inseguro.

A lo largo de todo esto han podido notar cómo es que Niki era sumamente protector con SungHoon en cualquier lugar sin importar qué ni quién, pero por alguna razón la gente en la oficina no captaba que ellos eran pareja desde incluso antes que el menor ingresara a la empresa. Era como si no pudieran imaginar al amargado Nishimura Niki con el adorado Park SungHoon en una relación estable y sin principios de toxicidad.

Para los demás ellos eran como piezas de rompecabezas diferentes que no iban a encajar sin importar lo que hicieras.

Y, realmente, era una molestia.

Niki a veces no podía evitar pensar que SungHoon merecía a alguien más amable o altruista que él, quizás más amistoso, más social o simplemente alguien que no fuera él. Era un pensamiento que detestaba, pero al que no dejaba de darle vueltas de vez en cuando.

—Estoy completamente seguro que debemos ir juntos, será lindo —respondió el castaño con una brillante sonrisa al final que funcionó como calmante para Niki.

Sí, puede SungHoon mereciera a alguien mejor, pero él eligió a Niki y eso era todo lo que le debería importar.

(...)

"¿Habrá sido aquel día un error?" Se preguntaba el futuro.

SungHoon y Niki marchando juntos a su destino, charlaron, planificaron lo que iban a arreglar en casa al día siguiente y la serie de películas que tenían planeado ver en un maratón después, un aura cómoda y feliz los abrazaba como de costumbre. Iban llegando al restaurante cuando Sanha —uno de los diseñadores— los vio a lo lejos, saludándolos de inmediato mientras les hacía señas para que se acercaran.

Mark —uno de los asistentes de diseño— miró confundido en dirección a los dos jóvenes que se acercaban sonrientes.

—¿El director Park y Niki vienen juntos? —Preguntó el pelirrojo con una ceja enarcada.

一¡Por supuesto! —Afirmó Sanha sin siquiera mirarlo, manteniendo su vista en la dupla que se acercaba— ¿No sabías que ellos viven cerca?

—¿De verdad? —Interrogó esta vez Seokjin, otro de los presentes en la mesa, con sorpresa.

¿El director Park y el pasante Nishimura llegando juntos a algún lugar?

¿Acaso eso no parecía sospechoso?

—No sería sorprendente —confesó Ryujin luego de darle un sorbo a su agua con hielo, dispuesta a agregar información a la conversación—. El director es una persona demasiado amigable, probablemente se encontraron en el camino.

Todos pensaron la posibilidad y concluyeron que era la opción más factible de todas las existentes, sin siquiera analizarlo dos veces ni notar en lo más mínimo como ambos jóvenes llegaban a la mesa con sus meñiques entrelazados, con sus mejillas ligeramente coloradas y aquel ligero brillo en sus ojos que los distinguían con facilidad.

SungHoon y Niki se veían alegres tal cual como una pareja.

Pero para la mayoría ellos no eran más que dos polos opuestos que no llegarían a coincidir aunque fuera por obligación, razón por la que no lograron fijarse por su cuenta de aquel gran detalle que desataría un infierno.

៛ Lion ៛  HoonKi₹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora