Capítulo 6

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Nota de la autora:

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¡Vaya, nuevo capítulo! ¡Espero que te guste! Gracias a todos por leer y por sus comentarios y felicitaciones!!!

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El escondite Z no se parecía en nada a lo que Kakashi había imaginado. Estaba esperando otra cueva, tal vez algunas mazmorras o túneles. En cambio, encontró una hermosa casa construida con madera oscura, escondida en las montañas. 

Tan pronto como entraron, inmediatamente cayó sobre el sofá que estaba en medio de una sala de estar. Estaba exhausto. Catorce días de tortura lo habían debilitado demasiado para llegar tan lejos casi sin descanso. El dolor en su pierna se volvió insoportable. A través de la ventana, vio a Madara discutiendo con Hidan fuera de la casa.

El hombre de cabello gris finalmente se calló y bajó la cabeza con resignación. Después de un momento, hizo una señal con las manos y desapareció. Madara entró, pero pasó junto a Kakashi y desapareció detrás de una puerta que conducía a otra habitación.

Hatake, todavía sentado en un sofá, se durmió antes de darse cuenta.

Cuando despertó, estaba oscureciendo afuera Miró perezosamente alrededor de la habitación. No estaba solo. El enmascarado estaba sentado en uno de los sillones junto a la chimenea encendida. 

ーProbablemente quieras tomar un baño ーLa voz de Madara era baja. Levantó la mano y señaló con un dedo la puerta más cercanaー. Esta será tu habitación, también hay un baño adentro.

Kakashi tuvo que admitir que el baño sonaba bien. Aquí y allá todavía tenía rastros de sangre de muchos días atrás. Cuando se levantó y se paró sobre su pierna rota, tuvo que concentrarse para no gritar de dolor. De repente sintió los ojos vigilantes de Uchiha. Los últimos días habían hecho que Hatake perdiera su eterna calma, y ​​cada vez era más fácil hacerlo enojar. ¿Qué estaba mirando Madara? ¿Estaba complacido consigo mismo de que, a pesar del final de la tortura, todavía sufría? 

ー¡¿Qué?! ーKakashi no pudo evitarlo.

Madara se levantó lentamente y caminó hacia él. El peliplateado tuvo que luchar consigo mismo para no dar un paso atrás. El hombre no se detuvo, hasta que su máscara casi tocó su nariz. Kakashi se estremeció. El Uchiha era tal vez dos centímetros más alto que él, pero de alguna manera parecía estar mirándolo desde arriba. Su cuerpo musculoso y sus anchos hombros lo hacían aún más intimidante. Hatake una vez más se preguntó de qué era capaz este hombre.

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