ONCE

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Cuando llego a mi casa, ceno un delicioso pan francés que me acaba de hacer mi madre con café y cuando termino llevo los platos al fregadero. Cuando terminó la lluvia de meteoritos; pero a pesar de que terminó muy tarde, James no me dejo ir sola en casa. Mi mente no para de recordar lo de anoche y esta mañana, y me ha costado mucho concentrarme y creo que no seré capaz de dormir.

—¿Sumy? —Me giró a mirar a mi madre y veo que está en su vestido de pijama—. ¿A qué hora regresaste?

—Hace unos quince minutos... —Sonrió, mi madre me examina y sonríe a mi lado.

—¿Y cómo te fue?

—Bien. Vimos la lluvia de meteoritos juntos...

—¡Oh! Es muy romántico. —Mi madre comienza a aplaudir. —, Parece una de esas novelas románticas.

Continuamos hablando mi madre y yo, eso de ver series y novelas extranjeras la ha hecho cambiar un poco su pensamiento.

Y después, cuando ya estaba supertarde, me sumerjo en el "país de los sueños" Hasta que ya es de día y mi cuerpo me pide un poco más de descanso. En clase y aún más me cuesta todo el rato no sonreír como una tonta.

Cuando termina mi primera clase, y al caminar por el pasillo veo a un chico de ojos azules esperando a que llegue hacia él.

—Hola Ángel. Mi madre cree que fuiste sacado de un cuento de hadas.

James me observa con cariño.

—Me siento afortunado, por la aprobación de tu madre. Aunque falta la de tu padre.

—Tienes razón.

—¿No te molesta que... ¿quel él no me conozca?

—Si, pero pronto lo haremos —Me quedo mirando sus ojos azules y me alzo de su pecho para darle un beso.

—¿No te preguntas que pasara con nuestra relación cuando esto termine? —Le pregunto, pues eso me atormenta a mí pensar que este podría ser el final de nuestra hermosa historia de amor.

James me mira serio.

—No habrá nadie más Shun Pei, conseguiremos seguir con nuestra relación...

—No quiero que te sientas reprimido a conocer a más chicas, tal vez yo no sea tu «media naranja» —James pone su mano en los labios.

—No digas nada... Shun Pei acepta mi petición

Y nos quedamos en silencio, mientras miles de estudiantes a nuestro alrededor pasan a nuestro lado. Cuando damos por terminado esta "pequeña discusión", nos abrazamos, y cada uno sumido en nuestros tormentosos pensamientos. Nos volvemos a besar sabiendo que tenemos los momentos contados. Nunca me sacio lo suficiente de sus besos, lo minutos pasan como si fueran segundos.

Caminamos a la cafetería y nos sentamos con los chicos a comer una hamburguesa, y sé que la palabra "terminar nuestra relación" siguió resonando en su cabeza. Lo noto, en sus ojos tristes y apagados. Y la hora de la despedida es cada vez más amarga por no saber cuándo tendremos otro momento robado para nosotros dos.

Llego a la universidad muy temprano y voy hacia la biblioteca, al hacerlo veo que otras compañeras, al igual que yo, lucen algunas muy sexis con su falda corta que no deja mucho a la imaginación, lo que aquí en corea es muy normal, excepto mostrar escotes y los hombros. Al llegar a la biblioteca me adentro casi al final para buscar un libro que a veces consulto para algunas tareas.

Lo tomo y me siento en una de las mesas iluminadas, se me pasa el tiempo tomando notas, y sin querer el tiempo pasa rápidamente y no me doy cuenta de que estaba llegando tarde a clases. ¡Me pensaba que era más pronto! Me levanto y comienzo a recoger mis cosas, dejo el libro en su sitio y salgo hacia la clase, pero cuando llego ha comenzado y está cerrada y los profesores prohíben entrar una vez está la puerta está cerrada.

Besar a un angel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora