28 ᝰ

408 53 0
                                    

1/3

Un día después de la inesperada visita de Minho a la casa Han. El menor ya tenía entendido que haberse acercado al mayor había sido, en su defecto, la peor decisión que hubiera podido tomar. Porque era una persona odiosa, y a Jisung no le agradaba su presencia. ¡Le había tocado su peluchito! Eso era imperdonable, por más que sus padres le dijeran que ya estaba grande como para jugar con peluches. Changbin era el único que lo dejaba ser como era sin presiones o sin que lo juzgue. ¡Ojalá todos fueran como Changbin hyung!

-Jisung, baja a desayunar -llamaron desde abajo. Jisung se observó en el espejo de su cuarto y peinó su cabello como le gustaba, quizás estaba un poco largo pero no quería ir a la peluquería y tampoco le gustaba como le cortaba su madre. Las manos de las peluqueras estaban llenas de bacterias y siempre querían sacarle algún tema para conversar. Los sonidos repetitivos le era molesto; como el que producía la tijera, el spray o el chicle que masticaban. ¡Era tan molesto!

Pero, era irónico que los sonidos repetitivos le parecieran insoportables cuando él mismo se quedaba con una misma palabra por largo tiempo repitiéndose en su cabeza. Algunas veces era incómodo, pues cuando ya no aguantaba, en su mayoría de los casos, gritaba la palabra y quedaba en vergüenza. Que horrible era ser él en momentos.

-Ayer vino Minho ¿Por qué lo echaste? -indagó su madre, sirviendo el desayuno.

-Tocaba mis cosas, le dije que parara pero no me escuchó. Por eso lo eché -respondió a la vez que tomaba asiento en su silla de siempre. Los cubiertos no estaban alineados, así que él como costumbre los acomodó. Al igual que su taza de té que no estaba centrada en el mantel individual. Cuando la mesa estuvo en su correcto lugar, pudo desayunar en paz. Respetando la cantidad de azúcar y tostadas que comía, sin contar las proporciones de mermelada que era correctas.

-Debes ser más comprensivo ¡Él quiere conocerte a fondo!.

Quizás en otras circunstancias hubiera dicho algo como: «No puede ver dentro de mi cuerpo porque no es un doctor» mas ahora comprendía algunas expresiones que las personas utilizaban, y él no sabía por qué era que hablaban así. Todo sería más fácil si no se inventaran frases, refranes o poesía, porque ¡¿Cómo es que aquel escritor iba a comparar el amor con el movimiento del mar?! Jisung no entendía.

¿Amar era como nadar? La última vez que Jisung se había sumergido en el agua no salió muy bien. Nadar era difícil. Nadar y respirar. Mover los brazos era agotador y ni hablar de sus tantos intentos por flotar sin tener que hacer la plancha. Cuando, en la piscina de su instituto, se había bañado por primera vez, acabó tragando agua. Y si amar era como nadar, Jisung suponía que terminaría ahogándose en amor.

-Minho hyung ya me conoce. Sabe mi nombre y no parecer tener interés por mi rutina... A todo esto, la señora Lee dijo que no iba a poder pasar tiempo conmigo, así que tomé un libro de la biblioteca y lo leeré por mi cuenta.

Su madre asintió y su padre lo ignoró. Tampoco se había dirigido a él, pues no acostumbraba a darle la palabra al hombre de la casa. Estaba bien así, el sujeto lo apoyaba en todo lo que necesitara y podía sacar provecho muchas veces. Jisung recuerda mucho, y entre esas memorias siempre estaba la figura paterna alentándolo en sus tareas mientras su madre lo miraba cons diferentes caras. Tal vez si supiera diferenciarlas podría haber sabido que significaba que ella lo mirase así.

Así siempre fue en su niñez. Él ayudándolo y ella observándolo.

-Papá ¿Puedes llevarme al instituto?

El sujeto asintió leyendo el artículo del diario, tomó una tostada y sus dientes perforaron el pan con dulce. Jisung ignoró el crocante ruido y dispuso a irse en busca de sus cosas a su habitación. Sin embargo, ahora era ella quien lo ayudaba y él quien observaba, tal vez así era el trabajo de los padres; turnarse para estar con él. Aunque si no querían estarlo ¿Por qué simplemente no lo ignoraban los dos? Era un niño grande y sabía cuidarse solo, era demasiado independiente, incluso creía que su rutina se cumpliría mejor si estuviera solo.

Porque habían veces en la que su madre se atrasaba para llevarlo a sus citas con el psicólogo, y otras en las que se levantaban tarde y su padre no salía a horario para llevarlo al instituto. Lo ponía nervioso que sucediera aquello. ¿A las personas normales no les ponía nervioso llegar tarde? ¡Estaban quitándole tiempo a los demás! Y sus vidas no dependían de los otros, Jisung tenía eso más que claro.

Ya dentro del auto de su padre, en un semáforo en rojo, se dispuso a observar la mañana desde la ventanilla; el día era nublado y las gotas del rocío empañaban el vidrio. Jisung llevó su índice a la superficie húmeda y dibujó un arco mirando hacia arriba y dentro suyo dos puntitos.

-Feliz... -susurró. Entre tantas cosas que Jisung se preguntaba se encontraban los sentimientos. Podía distinguirlos en dibujos y en imágenes de personas pero por alguna razón cuando se presentaban en vida real era imposible para él ¿Por qué? Si se suponía que las terapias debían arreglarlo ¿Por qué era difícil?

-¿Dijiste algo, Jisung? -preguntó su padre poniendo en marcha el vehículo. La espalda de Jisung chocó contra el asiento por inercia y frunció el ceño ante la incomodidad. Los asientos del auto de papá eran incómodos, seguía sin comprender porqué era que aún no los cambiaba. Despegó su espalda de la superficie molesto.

-Dije, feliz... ¿Crees que deba contarle a Seokjin hyung sobre Minho hyung?

-Él es tu doctor, Jisung. Debes hablarlo todo con él

El auto frenó frente a su instituto y él se despidió del hombre con un beso en la mejilla. Cuando el chico bajó del vehículo el sujeto llevó su derecha al lugar donde los fríos labios de su hijo se habían posado. Cuando era pequeño, él fue quien le enseñó a besar a la gente por su propia voluntad, porque Jisung siempre parecía distante con la humanidad. Mas sus besos nunca tuvieron aquel calor que se debía sentir, eran fríos, helados y secos; como si fuera algo implementado en su inconsciente que debía de hacer sí o sí. Los besos de Jisung se sentían como una obligación y no como un acto de cariño.

-Sí sienten, ellos sí pueden sentir... -. Quizás repetirse esas mismas palabras cada día de su vida era una soga que le presionaba el cuello y le cortaba la respiración. Seokjin le había dicho que las personas como Jisung no estaba privadas de cualquier sentimiento, y él quería creer eso pero habían días en donde ni siquiera sabía dónde estaba parado.

워,♥︎𓂃 taehxxii 𝅃ᰥ 𖧧 🥛ꜝꜝ

Voy a estar actualizando seguido, 3 capítulos por día!🫶🏻

𝑺𝒊𝒍𝒆𝒏𝒕 𝒃𝒖𝒓𝒔𝒕 ☼︎ 𝒎𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈 // ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora