𝑺𝒊𝒍𝒆𝒏𝒕 𝒃𝒖𝒓𝒔𝒕 ☼︎ 𝒎𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈 // ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿ

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El martes por la mañana, Minho recibió un mensajes de buenos días por parte de su pequeño. Lo ignoró. Desayunó con Felix y Hyunjin y se dio la oportunidad de conocer un poco más al compañero de su amigo.

Su hermano se llamaba Jeongin. Tenía 18 y problemas de agresión. Lo habían echado ya de dos escuelas por haber golpeado a varios compañero y profesores. También era mal educado y muy poco paciente.

—No es malo, conmigo es un sol —agregó Felix —. Solo es irrespetuoso contigo porque eres su hermano y los hermanos no se llevan bien, es la ley de la vida. Pero te ama mucho y lo sabes.

—Contigo es un sol porque haces lo que siempre te pide. Minho, con él tienes que decir que no a todo porque no hay que consentirlo, él cree que por venir aquí estará escapando de nuestros padres. Y no. No lo consientas ¿Me escuchaste? —lo apuntó con el cuchillo de la mermelada y luego volvió a trabajar con su tostada.

—Jeongin es un angelito, no le hagas caso a esta bestia. Pero sí tiene muchos problemas en el colegio. Yo creo que necesita un poco más de apoyo y comprensión ¿Tú que crees?

—Cuando lo conozca, te digo... Pero supongo que Chan estaría de acuerdo contigo.

—Chan es un estúpido —habló Hyunjin con la boca llena —cada vez que viene, me molesta mucho y no deja de tocar a mis bebes ¡A Dori no le gusta que lo toquen!

Siguieron desayunando y conociéndose para una mejor convivencia. Hyunjin afirmó que le agradaba la idea de que Minho se uniera a ellos y compartir el alquiler los tres juntos. Cualquier cosa que significara reducir gastos, Hwang apoyaba. Claro estaba que Minho debía colaborar con la comida, la limpieza y la convivencia mutua. Nada de fiestas porque el edificio no lo permitía, nada de escándalos con los animales porque Hyunjin echaría a Kkami. Nada de parejas ni cosas por el estilo.

Una vivienda de tres universitarios con gustos diferentes. Solo debían de llevar la paz entre ellos y ya.

—Te están llamando —avisó Felix.

—No es nadie —respondió cuando notó que no se trataba de nadie más que su madre.

—Ahí dice Mamá, si yo le hago eso a la mía, no salgo vivo de Corea. Ni siquiera me da tiempo de hacer mis maletas que ya está aquí afuera con el palo de amasar las pizzas.

Si contara con el humor necesario, habría dicho algo como «Tu mamá es un poco violenta si es capaz de hacer eso». No lo dijo. No estaba de humor. Ahora veía su nueva vida y necesitaba urgente un soporte que lo mantuviera ocupado, el trabajo o los estudios, cualquier cosa que le hiciera no pensar en lo que estaba dejando atrás. Y no importaba si aquello involucraba a Jisung y el lastimarlo. Tal vez Changbin tenía razón, él sí era muy capaz de lastimar a Jisung.

—¿Vamos?

El trío de universitarios tomó sus mochilas y lo necesario para el día. Cerca del edificio la parada del autobús los esperaba. En el transcurso del viaje, Minho se fijó que después de tantas tormentas, las nubes comenzaban a desplazarse para dejar ver los primeros días soleados. Quería verlo como una señal de que los días malos estaban llegando a su fin. Y ojalá así lo fuera.

El bus frenó de golpe en un semáforo en rojo y el cuerpo de Minho se balanceó hacia adelante y luego chocó contra el asiento. Queriendo volver al cielo despejado no se fijó que a unos metros había un auto rojo que llevaba a una persona en particular. Minho no lo notó ni cuando el semáforo se puso en verde y ambos vehículos tomaron rumbos diferentes. Tal vez Minho no lo había visto, pero Jisung sí. Y la primera palabra en el día del castaño fue: «—Minho »