Doble check

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Habían pasado más de 8 horas desde que le envié el mensaje a Nicky, podéis pensar que 8 horas es poco, que probablemente estuviera durmiendo y por eso no lo había contestado, pero no, me pasé toda la mañana mirando su última conexión y claramente se había conectado. Al menos no me había dejado en leído, ese doble check que aún no estaba en azul me hacía mantener la esperanza de que me iba a contestar.

No podía sacármela de la cabeza, me imaginaba su pelo brillando a la luz del sol, esos ojos tan expresivos que me volvían loco y su boca, con esos labios que tanto anhelaba y que durante un tiempo no se separaban de los míos. Dicen que el amor puede con todo, incluso con la distancia, pero estaba comenzando a dudar si nuestro amor podía con todo eso. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por una irritante voz que rondaba por el jardín.

-Sí tía, nos vemos esta noche como habíamos quedado-dijo mientras contestaba al teléfono-Nos viene a recoger,bueno primero a mi y después ya pasamos por tu casa.

Decidí pasar por al lado pero obviamente sin dirigirle ni una palabra y maldiciendo tener que verla de buena mañana.

-Ponte lo que quieras, algo de fiesta pero tampoco te arregles mucho-siguió con su interesantísima conversación-¡Sí!, eso mismo, que te hace buenas tetas. Nos vemos esta noche, te quiero.

Una vez sentado en la mesa de madera del jardín junto a mi café di las gracias al universo de que Janette hubiera acabado ya su conversación telefónica. A esta chica lo único que le preocupaba era salir de fiesta y follar. Le dí un sorbo al café con hielo que me había preparado y volví a mirar el móvil con la esperanza de que me hubiera escrito y no me hubiera dado cuenta de que ya me había contestado. Desgraciadamente el mensaje seguía exactamente de la misma manera que las 800 veces precedentes que lo había mirado. ¿Enserio Nicole?, ella no tardaba en contestar a los mensajes y que pasara del mío me hacía ponerme de muy mala leche.

-¿Hoy trabajas?-preguntó la morena con pelos de bruja.

-¡Qué cojones te importa!-contesté sin mirarle a la cara.

-Eres estúpido desde que te levantas hasta que te acuestas-contestó tan amigable como siempre.

-Y tu insoportable.

-El único insoportable aquí eres tú-dijo acercándose más a donde estaba para llamar mi atención y que desviara mi mirada hacía ella.

Lo que Jantte quería era discutir como Dios manda.

-La única que está molestando a alguien aquí eres tú-contesté aún sin mirarla.

-Te equivocas-sentenció- ¡Porque la única puta persona que lleva molestando desde que llegó eres tú!

La miré con cara de asco, tenía ganas de taparle la boca con cinta aislante. Me sacaba de mis casillas, no la soportaba. Cada vez que se acercaba a mi era para discutir, no me daba tregua, y cuando me la daba hacía algo para desquiciarme y que quisiera yo formar una guerra entre los dos.

-No quiero hablar contigo-dije intentando parecer que mantenía la calma y estaba tranquilo.

-¡Ni yo vivir contigo!, pero cariño no me queda otra.

-No me llames así.

-Así ¿Cómo?

-Como me acabas de llamar-repetí.

Un grito de desesperación salió de su boca.

-¡Te odio!-dijo mientras se marchaba de allí a pasos agigantados y con cara de querer matarme.

Al menos compartimos una opinión, yo también la odiaba. Odiaba que fuera tan inmadura, odiaba tener que cruzarme con ella cada mañana, cada medio día y cada noche, odiaba cada vez que escuchaba su música y odiaba tener que tener mi habitación al lado de la suya. ¡Qué cojones! La odiaba a ella en todo su ser.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2022 ⏰

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