Me quedé mirando la ubicación, tampoco sabía porque, ella me la había enviado sabiendo que no iba a ir a buscarla, aún así lo había hecho y al igual que yo, que aunque tenía claro que no iba a ir a buscarla ahí seguía mirando su mensaje como si me estuviera pensando qué hacer.
Me dirigí hacia casa olvidando ese mensaje, al llegar comprobé que estaba completamente vacía, mi padre debía estar trabajando en algunos de sus asuntos o quizás se había ido con la estirada a cenar fuera, tampoco me importaba así que cerré la puerta y tiré suavemente las llaves dejándolas con las demás, mis ojos no pudieron evitar fijarse en las llaves del coche de mi padre, al segundo aparte la mirada de ahí borrando lo que se me acababa de pasar por la cabeza.
Silbando me dirigí a la cocina a la vez que me desabrochaba el cinturón de los pantalones para estar mucho más cómodo, abrí la nevera y vislumbré una lata de cerveza, automáticamente la cogí y la abrí a la vez que cerraba la puerta del frigorífico. Me la tomé tranquilamente a la par que miraba las redes sociales. Nicole ha publicado una nueva foto. Esa notificación invadió mi pantalla, ahí estaba ella con su dulce cara, sonriente, como si nada de esto hubiera pasado, con uno de sus vestidos cortos del cual la falda se levantaba levemente por el aire, con una tejana por encima, pero suya, ya no era alguna de las chaquetas que me cogía cuando tenía frío. Estaba feliz, o fingía serlo, quizás esa era su manera de pasar página, fingir que eres feliz cuando por dentro estas hecho pedazos.
Una vez me terminé la lata, volví hacia el recibidor y sin volverlo a pensar cogí las llaves del Bugatti y me dirigí hacia el parking, entré en el coche con decisión, una vez el garaje ya estaba abierto salí, la puerta se cerró tras de mí y segundos después mi pie ya estaba pisando el acelerador, de manera descontrolada, no estaba acostumbrado a ese coche sin embargo, al rato me sentía mucho más cómodo, quizás hasta me podía acostumbrar a conducir ese coche en vez del que yo tenía.
Aparqué en menos de lo que me había pensado. Se escuchaba demasiado ruido, cerré el coche y me guardé las llaves en el bolsillo de atrás del pantalón. El cielo estaba completamente negro pero las luces que desprendía aquel sitio iluminaban prácticamente toda la calle. La puerta estaba abierta así que entré. Había muchísima gente, visualicé la zona y vi un montón de botellas encima de una mesa al fondo de la sala así que caminé en esa dirección. Cogí uno de esos vasos de plástico que había por ahí y vacié parte de la botella de jagger, sin poner nada más, me apoyé en la pared mientras miraba a la gente descontrolarse.
Había una chica que bailaba como una loca, dándolo todo, sonreí y le metí un gran sorbo a mi vaso, si no fuera por el pelo tan oscuro que tenía la hubiera confundido con Nicky, parecía guapa, no tanto como ella, estaba pasándoselo muy bien, también hay que decir que iba pasada de rosca. Bailaba mientras se pasaba las manos por el pelo despeinándoselo todo, moviendo la cabeza de un lado al otro y sin parar de reírse. La gente de su alrededor daba la sensación de que ni la veían pero estaba claro que destacaba ante el resto, era la que estaba más desmadrada de todos.
-¡Eh tú, abróchate el cinturón!-gritó una chica a la vez que me daba golpecitos en el brazo-.
Me abroché el cinturón y la miré como señal de que ahora sí que lo tenía abrochado, ella sonrío y se fue a llenar de nuevo el cubata.
Pasé entre el tumulto de gente que había bailando para llegar al sofa y sentarme un rato. Una vez conseguí atravesarlos a todos me senté en uno de los sillones. Me acomodé, bebí de mi vaso y volví a encender el móvil volviendo a verla, preciosa y feliz, feliz y sin mí, la rabia hizo que me acabara el vaso de un trago y cuando fui a dejarlo encima de la mesita que había delante, la vi.
-¿Janette?-grité aún no muy seguro de si se trataba de ella. Al parecer estaba muy ocupada morreándose y ni siquiera me escuchó. ¡Janette!-repetí gritándole-.
Se giró asustada y miró hacía donde yo estaba sentado, parpadeó dos o tres veces seguidas y me miró fijamente.
-¡Joder si ya te sabes mi nombre!-exclamó sorprendida. Pensaba que al final no vendrías a buscarme-me dijo aún encima de las piernas del chico-.
Me levanté del sillón y me acerqué a ella.
-¿Porque coño no te acompaña el gilipollas este?-le pregunté enfadado sin entender para que me había hecho ir hasta ahí.
-Porque ya has venido tú para eso-respondió sin pensárselo y con un poco de chulería.
-¿Qué eres tonta o qué?-le dije con cara de asco.
-¡Eh! ¡Eh! Tranquilízate chaval-soltó el baboso que tenía al lado Janette.
-¡Sera subnormal!-farfullé. ¡Aparta!- dije a la vez que con el brazo quitaba a Janette de encima de aquel chico castaño con ojos saltones.
De un puñetazo prácticamente tumbé al gilipollas en el suelo, la gente de alrededor se giró asustada al ver cómo el chaval sangraba.
-¿Te has vuelto loco?-exclamó Janette un poco desconcertada-.
Al momento intentó ayudar al chico a levantarse del suelo, pero antes de que pudiera hacerlo la agarré del brazo y la llevé hacia la salida.
-¡Déjame en paz!- me gritó mientras forcejeaba para que la soltara.
Cuando llegamos delante del coche la solté.
-Súbete al coche-le dije aún alterado.
-¡No me da la gana!-gritó como una niña pequeña enfadada.
-Tienes tres segundos para subirte al coche Janette, no te lo voy a volver a repetir-dije cabreado mirándola fijamente-.
Sin contestarme y con mala cara se subió. La llevé hacía casa, durante el camino no me dijo nada, se pasó el trayecto mirando hacía delante enfurruñada. Una vez guardé el coche y entramos a casa dejé las llaves y me dispuse a subir las escaleras para irme a mi habitación.
-¿Y ya está?-me gritó impidiendo que subiera por las escaleras. ¿Te quedas tan tranquilo?-siguió-.
-Qué más quieres, yo he hecho lo que me has pedido-le contesté intentando estar más calmado que ella.
-¡Te había dicho que me vinieras a buscar, no que le pegaras un puñetazo al primero que te dijera algo y me sacaras de la fiesta a tirones!-dijo alterada-.
Sin ni siquiera contestarle me giré, no había ido hasta allí para cuidar a niñas pequeñas así que seguí subiendo las escaleras y al llegar a mi cuarto cerré la puerta de un portazo.
Nada más escuchar el golpe subió apresuradamente y comenzó a golpear la puerta de mi cuarto.
-¡Eres un gilipollas de mierda!-gritó con la voz rota. ¡Me acabas de arruinar la noche!-continuó.
Esperé a que se cansara de darle golpes a la puerta como una niña malcriada y una vez dejé de escucharla, salí y fui al baño que tenía a escasos metros para darme una refrescante ducha.
Una vez terminé, recogí la ropa sucia que había dejado en el suelo, con una toalla liada en la cintura y con el pelo aún mojado salí del lavabo.
Tiré la ropa sucia en un cesto y antes de comenzar a vestirme me sacudí con las manos un poco el pelo para que se cayeran un poco las gotas y se me comenzara a secar solo. Estaba a punto de desliarme la toalla para comenzar a ponerme cómodo para dormir cuando apareció.
-¿Qué quieres maleducada?-dije mirándola mientras me volvía a poner la toalla en su sitio.
Se mostraba mucho más tranquila que antes, por sus ojos hinchados se podía descifrar que había estado llorando, tenía el pelo recogido en un moño deshecho y se había cambiado la ropa que llevaba por una camiseta ancha que le llegaba por encima de las rodillas.
-Quiero que no vuelvas a hacer lo que has hecho hoy-dijo manteniéndome la mirada.
-Tranquila, no tenía pensado volver a recogerte-respondí sin darle importancia al tema.
-No me refiero a eso-me respondió.
-¡Ah!, te refieres a tu amigo ¿No?-solté con algo de sarcasmo-Estará bien, no le he dado tan fuerte- me reí.
-¿Tú siempre eres así?-dijo con los ojos un poco vidriosos por la rabia.
-¿Así cómo?-le pregunté.
-Así de imbécil-respondió con asco y se giró para dejar de hablar conmigo del tema.
Antes de que le diera tiempo a marcharse a su habitación la volví a coger del brazo.
-Eh…, eh…No puedes ser tan maleducada conmigo sino empezaremos mal tú y yo o es que quieres llevarte mal con tu hermanastro-dije aún agarrándola del brazo e impidiendo que se fuera.
Janette se giró me miró a los ojos intensamente mostrándome esa rabia que llevaba por dentro y con la lágrima a punto de bajar por su mejilla movió su hombro de manera brusca haciendo que yo la soltara y con una mirada de odio se fue hacia su habitación sin responderme absolutamente nada.
Volví hacía mi habitación y lo dejé pasar. Tenía suficientes problemas como para preocuparme de uno más, además, uno sin importancia, estaba más que claro que al rato se le iba a pasar, no había que conocerla mucho para saberlo. Hacía menos de veinticuatro horas que me había enterado que ella era la supuesta hija de la novia de mi padre, ni siquiera sabía que mi padre tenía novia y mucho menos que vivían todos juntos. No he tenido hermanos nunca y no voy a hacer de hermano mayor ahora.
Me puse algo con lo que poder dormir a gusto y me metí en la cama. Alargué el plazo para apagar la luz con el botón que estaba encima de la mesita de noche y me quedé en silencio y a oscuras mirando el techo. No había ni un solo ruido, solo estábamos Janette y yo en aquella inmensa casa en la cual ahora yo iba a vivir, me sentía muy extraño, desconcertado, asimilando todo lo que había pasado en tan solo un día. Pase mi mano por mi frente, me dolía un poco la cabeza, no sabía si había sido por beber, por la situación o por un conjunto de todo.
Me giré hacia el lado de la ventana, cerré los ojos e intente dormirme.
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Siempre perdurarás
RomantikSegunda parte de Quédate conmigo. Tras el mejor verano de su vida, Adrián decide irse a Italia a trabajar con su padre dejando atrás a Nicky. ¿Su amor terminó con el verano?