Capítulo 1.

570 28 2
                                    

La Spezia, Italia
Altagracia Sandoval.

— Gli incontri sono ora per le donne?

— Non lo so, forse gli mancava la cucina. - Risate all'unisono.

— È molto brava, la farei la mia amante.

— No, a mí no se me perdió la cocina, pero creo que a ustedes sí se les quemaron las pocas neuronas que tienen, lastimosamente para ustedes, soy más poderosa que los dos juntos, dueña de un emporio mundial ¿y ustedes que tienen? Un puesto en el qué acatan órdenes de un jefe, ¡vaya mísera vida! — sopesé con odio.

—  Altagracia, amore mio. Come stai? Scusa per il ritardo, ma sai prima la famiglia.

— Non preoccuparti, Franco. Possiamo iniziare con l'incontro, non ho molto tempo, ho già perso troppo con questi stronzi che hai come dipendenti.

— ¿Ha pasado algo en mi ausencia?

— No, Franco. Iniciemos — sentencié — todos tienen un portafolio con los respectivos mapas, materiales a usar, presupuesto, posibles diseños y todo lo que necesitan saber sobre como realizaremos el proyecto. Tu ya lo viste Franco, pero modifiqué algunas cosas así que es mejor que lo veas nuevamente.

Todos hacen lo indicado y comienzan a ver las carpetas que están en su frente, algunos están sorprendidos, otros, como los estupidos de hace rato, solo me miran sorprendidos. Franco, me
mira y sonríe, creo que le gustó. El es un hombre mayor, bastante bueno la verdad, me ayudó hace algunos años y creyó en mí desde los inicios de mi empresa, sabe muchas cosas de mí y yo de él, es algo mutuo. Entre preguntas y presentación formal del proyecto llevábamos más de hora allí dentro.

— Así que básicamente, todos lo que estamos aquí sabemos que su mejor opción soy yo, les estoy ofreciendo la construcción del complejo hotelero completamente ecológico — observo a Franco — con materiales de primera calidad, confianza y certeza en nuestra empresa que es la mejor mundialmente.

Los inversionistas comienzan a darle el visto bueno al proyecto, están encantados y yo también, el proyecto es perfecto, y nos dará un giro bastante bueno en la empresa, ya que no es algo que estamos acostumbrados a hacer.

— Altagracia Sandoval, mujer perfecta, a ti no puedo negarte nada. Abbiamo un accordo.— contestó.

— Salud por eso — Alcé mi copa y luego tomé un pequeño sorbo — está es la pequeña parte en la que me siento plena, libre y dueña de todo y de todos. Algo qué pasa poco pero que suelo disfrutar al máximo.

Lucía Sandoval.
México DF

— Vaya mierda de día el que llevo hoy.

— ¿Qué ha pasado, Lu?

— Ya sabes, lo mismo de siempre. Altagracia esta de viaje desde hace una semana, estoy sola en casa y ni siquiera sé cuándo regresa.

— Pff, that's a shit bro. ¿Y tú papá?

— También está de viaje, pero por lo menos con mi papá si hablé y me contó que llega mañana en la mañana. De mi mamá ni idea desde que se fue, me mandó mensajes solo para saber ver sino me había suicidado — reí con amargura — pero acostumbrada ya estoy.

— Oye, no vuelvas a decir lo de el suicidio, sino te mato. Qué te parece si vamos al parque a la salida, ¿te apuntas?

— A lo mejor lo hago primero que tú — rio — pero hablando de lo otro; mejor al centro comercial, yo te invito, vamos a gastarle el dinero a mi mamita — timbre sonando —ya oíste, vamonos.

El pasado. Tú y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora