Capítulo 8.

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Veracruz, México.

— Quiero el informe completo, me importa muy poco lo que haya pasado — tomo un sorbo de whiskey mientras arreglo mi saco — son unos imbeciles.

— Perdón, patrón, no volverá a pasar. Aquí tiene un adelanto — extiendo el brazo y el toma el sobre — allí está un poco de la información que necesita. Los hemos estado siguiendo y la verdad es que ellos solo van del trabajo a la casa y la niña a la escuela. Sobre la empresa tenemos cita a finales de esta semana para finiquitar con el proyecto, luego que firmemos el contrato tendremos ventaja y podremos tener más movimiento dentro de ella; en dos semanas José Luis viaja a Francia, sería el momento perfecto para entrar a la casa.

— Perfecto. Quiero vigilancia para los tres las 24 horas además de un reporte diario, yo me encargaré del resto.

México DF.

Luego de todos los estragos de aquella noche, Altagracia había decidido seguir siendo la doña, sin sentimentalismos, enfocarse en su trabajo y sobretodo en su prioridad, recuperar el amor de su hija pese a todo el daño y dolor que esta le había causado, así que luego de mucho pensarlo decidió que Lucía también merecía saber su verdad la cuál tendría que distorsionar para no seguir hiriéndola o por lo menos, eso pensaba Altagracia. En cuanto a José Luis este había quedado en segundo plano, su amor era quién incitaba a Altagracia a ser mejor, a luchar por seguir fuerte sin decaer, pero sus últimas palabras habían taladrado demasiado en su ser.

— Buenos días. ¿Cómo estás?

— Ya estoy bien. ¿Tú cómo estás?

— Bien. ¿Papá por qué no está desayunando contigo?

— Discutimos y se fue, pero no es nada — hice señas restándole importancia — el lunes regresas a clases, esta mañana hablé con el director y arreglé las cosas — la veo que intenta hablar, pero la detengo — también quería pedirte disculpas por juzgarte y no defenderte como se supone una madre debe hacerlo.

— Gracias, aunque tú nunca te has comportado
como una madre — al decir las últimas palabras pude ver como algo en sus ojos cambió  — Nana, ¿podrías traerme un bowl de frutas, por favor?

— Si claro, ya lo tengo listo, ahorita te lo llevo, mi niña.

— Tienes razón y no sabes cuánto lo siento — bajo la mirada al recibir una notificación en mi celular que capta por completo mi atención.

"Necesitamos vernos o que vengas a la constructora para firmar el contrato de venta con los nuevos inversionistas, en caso que estes indispuesta, puedo llevarte los documentos a tu casa"
Braulio Padilla.

Allí está José Luis, habla con él, yo tengo otras prioridades en este momento.

— Siempre es lo mismo contigo.

El transcurso del desayuno fue tranquilo, las dos estaban en el mismo espacio pero absortas en sus propios pensamientos. Altagracia pensaba en como le diría a su hija la propuesta que le tenía a pesar de todo el daño que le había hecho y Lucía se encontraba extrañada de la pelea entre sus padres, ya que siempre eran entre madre e hija, así que fue algo bastante raro para Lucía.

— Lu — digo y ella levanta su cabeza para chocar con mis ojos en señal de que continuara — ayer me dijiste que merecías saber la verdad, y tienes razón, tu mereces saber cuál es tu verdad, el porqué de tantos rechazos y malos tratos que indiscutiblemente nunca fueron tu culpa.

— ¿Por fin me contarás la verdad?

— Quiero hacerlo, te lo debo — aseveré — Es por ello que quiero que viajemos a Veracruz este fin de semana, para poder entender quién soy y quién eres, debes entender de dónde vino Altagracia Sandoval, la doña.

— Te juro que sí en esta me fallas no habrá segunda oportunidad ni chances, aunque me duela toda mi vida.

— No te lo voy a prometer, te lo demostraré — dije mientras acariciaba su suave cabello entre mis dedos. Saldríamos esta tarde, ¿te parece? No quiero darle más largas.

— Me parece perfecto — dije esquiva .

— Bueno, yo tengo que arreglar algunas cosas antes de salir, así que me voy a adelantar para terminar todos los asuntos pendientes. Termina el desayuno  — le ordeno de manera sutil — y nos vemos al rato — mientras me levanto de la silla intento dejar un casto beso en su frente pero ella voltea el rostro — te escribo al rato para saber sí estás lista.

Constructora S&N.

— Tania, ¿la señora te dijo sí vendría?

— No, señor. No me he comunicado con ella hoy, intenté localizarla porque la secretaría de su doctora necesitaba confirmar la cita que tenía para hoy a las 11:00 AM.

— ¿Te dijo de que se trataba? 

— No, solo mencionó que debía llegar temprano porque le harían varios exámenes, de lo contrario, no sería posible realizárselos todos el día de hoy. 

— Gracias Tania, habla con mi secretaria, ya terminé todos los pendientes pero tenía una reunión pautada para las 11:00 con los inversionistas de Arabia, dile que la posponga para mañana — le entrego las carpetas — Yo me encargo de contactarla. Nos vemos. Gracias.

— Esta bien, yo me encargo. Pase buen día.

Todo esto comenzaba a darle un mal sabor de boca al empresario, puesto a todos los episodios anteriores de desmayos y decaimiento en una mujer como Altagracia, sana y que nada la detiene, en todo el tiempo que llevan juntos muy pocas veces el empresario la había visto de esa forma, y es que para que la doña decidiera ir al doctor eran cosas mayores, y más con el temor que le tenía a las agujas y a los hospitales. Las discusiones y demás, habían quedado en segundo plano para este momento, lo único que le importaba a Luis era saber que era lo que le pasaba a la mujer de su vida.

El pasado. Tú y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora