Capítulo 4.

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José Luis Navarrete.

- Ya llegué - grité - pero solo sale Rosalba a recibirme - Hola Rosalba, ¿Sabes dónde están mi esposa y mi hija?

- Hola señor. Su esposa está en su despacho, no ha querido salir de ahí desde que discutió con La Niña.

- No puede ser, ¿sabes por qué peleaban ahora? - suspiré harto de estar en el mismo círculo vicioso.

- No lo sé, al parecer mi niña Lucía golpeó a una chica, pero no estoy muy segura.

- No puede ser - ya me imagino la reacción de Altagracia - pensé - Gracias. ¿Y Lucía? ¿Esta en su cuarto?

- No, mi niña salió corriendo luego que discutió con la señora, pensé que volvería en un rato, pero ya hace más de tres horas y pues no ha vuelto, y la verdad si estoy bien preocupada, señor.

- No te preocupes, iré a ver a Altagracia y luego iré por Lucía, me imagino dónde debe estar.

•••

Dos toques en la puerta.

- No quiero hablar con nadie en este momento.

- Ábreme Altagracia, necesitamos hablar de Lucía.

- No quiero ningún tipo de reclamos José Luis, tengo suficiente con lo que hizo Lucia como para también tener que aguantar tus juicios maternales - dije al abrir la puerta mientras fumaba un puro.

- ¿Que diablos fue lo que pasó?

- Lucía golpeó salvajemente a una chica de su escuela - dije sin inmutarme, volteé en dirección al escritorio y le di un sorbo al trago que estaba tomando - ahora la chica tiene lesiones y tuvieron que suturarle el labio.

- ¿Que? ¿Como puedes creer eso? Lucía no sería capaz de hacerle eso a nadie.

- La vi - respiré hondo, las lagrimas amenazan con salir y el sorbo de whiskey que había tomado unos segundos atrás, bajaba como agua ardiente por mi garganta - La vi en un video cuándo estaba golpeando a esa niña.

- No importa lo que hayas visto, ¿la dejaste que te lo explicara? A puesto que no.

- No había nada que explicar, el video y la chica estaban ahí, los hechos valen más que las palabras.

- ¿Que chigados te pasa? Es TÚ hija, TÚ la pariste, como puedes creer que Lucia es capaz de hacer eso, la juzgaste por algo que ni siquiera sabes si realmente pasó de esa forma y no satisfecha con eso, le pegas y dejas que se vaya quién sabe dónde desde hace horas sin saber de ella, te juro Altagracia que si le pasa algo a Lucía, va a ser tu culpa.

- ¿Lucía no ha llegado aún? - pregunté preocupada.

- No, creo que sé dónde puede estar, pero no tengo certeza - la observo que esta en el celular como sino estuviera prestándome atención a lo que le digo - ¿Puedes prestarme atención?

- Lo hago - estoy buscando - calla - aquí está - le paso el celular para que vea las coordenadas

- ¿Como la conseguiste?

- Por el brazalete que le regalé, tiene un gps - dije restándole importancia - Vamos por ella.

- No, yo iré. No creo que quiera verte.

- Me importa un comino si me quiere ver o no, es mi hija y si esta en peligro, yo debo estar ahí - dije y salí directo al coche.

•••

Había estado todo el día vagando por el bosque, pasé unas dos horas en un lago que hay a media hora de casa confundiendo mis lágrimas con el agua fría del lago, pensé en suicidarme pero no soy tan valiente para hacerlo; hoy pasé de querer ayudar a una nena inocente a ser una salvaje golpeadora, pfff. Todavía siento la cachetada de mamá en mi mejilla, puedo recordar el odio y el repudio en sus ojos al verme, le juré que para mí estaba muerta y así será, aunque me duela en el alma porque la amo, no merezco ser tratada así. No es la primera vez que lo hace. Yo no lo merezco.

El pasado. Tú y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora