Capitulo 6.

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Dos años y medio atrás.

Era un día caloroso en las afueras de la ciudad, Altagracia había tomado unas pequeñas vacaciones de fin de semana ya que se avecinaba la fecha en la que ocurrió aquella tragedia que cambió su vida, así que decidió que se tomaría un fin de semana en su hacienda, solo para ella, sin José Luis y sin Lucía, algo que cambió drásticamente sus planes, un viaje imprevisto de Luis a casa de sus padres, al parecer, su madre se encontraba enferma, y Regina no estaba en casa ya que había salido con su esposo e hija, lo que llevó a Altagracia a tener que llevar a Lucía consigo, para ese entonces, esta tampoco quería ir, sabía que no serían unas gratas vacaciones pero aún así no tenía otra opción.

- Mamá, voy a ir a las caballerizas. Quiero montar un rato antes que se haga más noche.

- Haz lo que quieras, pero sal de mi vista - dije, llevándome un trago de whiskey a la boca.

- Deberías dejar de tomar, mírate cómo estás - solté.

- Te dije que quiero estar sola. Vete antes de que me arrepienta.

Tomé camino hacia las caballerizas, aunque ya la noche se acercaba el calor seguía muy intenso, decidí tomar un caballo y cabalgar hacia el lago, el cual estaba un poco alejado, al llegar me metí un rato y luego volví a casa debido a que ya estaba oscureciendo; Al entrar a la casa Altagracia ya no sé encontraba, al parecer había salido a caminar ya que el coche estaba en casa, subí y olía un poco a gas, no le tomé mucha importancia, hasta que el olor se hizo más insoportable, me dirigí a la habitación de Altagracia ya que de ahí era que salía el olor, entré y me encontré con una puerta, la cuál nunca había visto ya que estaba cubierta por el buró de mamá, entré y me encontré con una escena totalmente irreal.

Fotos de Altagracia, de mis abuelos y de un joven muy apuesto, flores, piedras preciosas y un sin fin de velas, todas dentro de un círculo, al ver todo esto me quedé pasmada, y el fuego quedó en segundo plano. Intenté caminar un poco mas para poder ver con más detalles hasta que algo explotó y por inercia yo retrocedí. El fuego se hizo más alto y con ello, todo lo que había dentro se quemaba considerablemente. El pánico no me dejaba si quiera hacer algo ante eso, simplemente estaba allí, estática y en shock por todo lo que había visto.

- ¿Qué diablos hiciste, Lucía? La escuché gritar.

- Yo - yo, yo no hice nada - tartamudeé.

- Eres un maldito estorbo, no entiendo porque te tuve - grité con odio, tenía muchos sentimientos encontrados y pensar en que ella había destruido todo mi pasado, lo que me mantenía viva - Como pude tomé el extinguidor, halé el seguro y comencé a rociarlo por el fuego, el cual poco a poco fue cediendo.

- Lárgate, lárgate de aquí, bastarda, no te quiero ver. O te juro que voy a cometer una locura.

- Te juro que yo no hice nada, mamá, por favor, tienes que creerme.

- Entonces, ¿quién diablos fue? Aquí solo estamos tú y yo.

- No lo sé, yo acabo de llegar, solo subí por el olor a quemado, no lo sé - le expliqué llorando.

- No me jodas, ¡que mierda! Arruinaste todo mi pasado, mi refugio, mi santuario, todo por meterte a mi cuarto, dónde claramente tienes prohibido entrar y aún así lo hiciste - y como un acto involuntario le pego una cachetada.

- ¿Por qué me pegas? Sí yo no hice nada, para ti yo siempre soy la culpable de todo, de todo Altagracia pero yo ya estoy cansada de ser tu muñequita de indea, a la que puedes golpear, maltratar y luego hacer como si nada, yo ya me cansé, me cansé - intento alejarme pero ella me sostiene.

- Ahora me vas a escuchar de verdad, maldigo la hora en la que fuiste concebida, maldigo la hora en la que me obligaron a tenerte, debí abortarte - escupí con odio, tomé un lazo que estaba a una esquina y le di un latigazo, no sé que me pasó, es como si estuviera viendo al segundo que me violó, solo veía sus ojos, su lengua, una ráfaga de aquella noche se posó ante mis ojos y eso era lo único que podía ver.

- Suéltame, suéltame, por favor. Me estás haciendo daño - escuchaba sus gritos descontrolados, pero no podía parar, era algo mucho más fuerte que yo.

- Por favor, mamá, suéltame. Suéltame.

- Cállate, cállate, degenerado. Todo esto es lo que mereces.

- Perdón, te juro que no fue mi culpa, te lo juro.

Era algo que podía más que yo, y solo pude detenerme cuándo comencé a ver pequeñas gotas de sangre en su espalda. Cuándo lo hice y ella vió la oportunidad, se alejó de mí y salió corriendo, yo me tiré a la cama y comencé a llorar desconsoladamente.

Altagracia no sabía lo que había hecho, estar bajo los malos efectos del alcohol le había jugado una broma de muy mal gusto, y eso sería algo que la atormentaría toda su vida.

Tiempo presente.

- Te acuerdas cuándo hubo aquel incendio en la hacienda, hace dos años y medio.

- Solo tengo vagos recuerdos de aquella noche, recuerdo cuándo llegué y te vi ahí, tu provocaste el incendio.

- No, no lo hice yo, lo hiciste tú con tu maldita borrachera - grité - y me culpaste a mí, yo fui quién tuvo que soportar tu ira, tus palabras, tus latigazos, yo solo era una niña, una niña que quería ser amada por su madre pero tu destruiste eso, el día que me llamaste bastarda, el día que me dijiste que hubieras preferido abortarme.

- Te juro que no puedo recordar qué pasó aquel día, solo hay vagos recuerdos, yo estaba muy tomada - levanto mi mano izquierda y intento detener las lágrimas - pero te pido que me perdones por todo lo que te hice, sé que no es fácil, tú solo eras una niña y yo te lastimé, herí tus sentimientos.

- Es muy conveniente para ti no acordarte de nada, tu no mereces mi perdón - le dije, y sentí como algo dentro de mi se rompió - y de verdad deseo que la vida te haga pagar por todo lo que me has hecho sufrir, Altagracia.

- Sé que no merezco tu perdón, pero necesito que me ayudes a entender que fue lo que realmente pasó - a estas alturas mi cabeza daba miles de vuelta, intentando entender que fue lo qué pasó aquella noche, estaba mareada y sentía que todo mi mundo se me venía encima.

- No quiero recordar aquel momento, es algo que esta enterrado para mí - la observo detenidamente y sé que no esta bien, esta sudando y sus labios están descoloridos, la veo que se intenta parar pero da un paso en falso y cae.

- Altagracia - la llamo - Altagracia, por favor, despierta - Rosalba, Rosalba. Por favor, ven - grité.

•••



Bye, Altagracia sufrirá un poquito🫠

El pasado. Tú y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora