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capitulo trece, entre mas me la mamas, mas me crece

capitulo trece, entre mas me la mamas, mas me crece

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Nathan Blair <3
- 1 6 : 0 2  p m -

— ¿Neta no te cansas? — Lyon gritó. Negué mientras encestaba otra vez la pelota. La recogí y seguí buscando nuevos lugares desde donde lanzar.

— No tiene caso Lyon, el se quedó con la energía de las tres... ¡Incluyendo la de Coco! — Joey se echó aire a la cara con su libreta. Martie asintió a su lado, ella acariciando a Coco quien estaba dormida.

— Sisi, pobrecita ¡Déjenla en paz! — grité desde los arbustos mas cercanos a la puerta principal de mi casa. Estábamos tomando el sol en la cochera y aparte de que ahí estaba colgada la canasta de basquet.

— ¡Vampiro!

— ¡Eso que! — no obtuve respuesta. Le atiné a la canasta de nuevo, ahora tocaba ir por la pelota.

— No se va a cansar hasta que se desmaye o lastime, así es el — le dijo Martie a Lyon y Joey. Estos otros dos asintieron.

Llegué de nuevo a la cochera y Lyon me lanzó la pelota. Agradecí y fui corriendo de regreso a los arbustos. Estaba empezando a llegar a los que tienen espinas pero quiero saber si puedo tirar desde aquí.

¿Para que? Nose ¿Por que? Nose ¿Cuál es el m- Deja de auto-cuestionarme. Allá tu... Soy tu. Mierda.

Calculé el tiro dando unos pasos mas. La pelota iba a rebotar arriba del aro pero no caer. Iba en dirección a la cabeza de Lyon... Aún que... NO... 😿😹.

Unos pasos mas, girando de los talones y la pelota se fue impulsada por mis manos hacia el aro. Otro tiro perfecto, sonreí distrayendome de la posición en la que estaba y cuando bajé la guardia me raspé la rodilla con una de las púas de un arbusto. Alcé la rodilla equilibrando mi cuerpo en un pie. Error. Lo siguiente que supe es que mi cabeza tocó el suelo pedroso y tenía púas por toda la espalda. El dolor provenía mas de mi brazo que de mi rodilla, miré y había púas encajadas en este. Great success. Mi gritó de dolor fue suficiente para hacer que mi amigo, hermanas y mascota vinieran corriendo.

— Murió el entrenamiento — observó Joey. Lyon sacó un billete de su bolsillo, se lo dió a Martie y me ayudó a levantarme.

[ . . . ]
- 1 7 : 4 1  p m -

— No me estás prestando atenciooooónn — grité al teléfono. — ¿No pueden moverlo a otro día... O semana... Mes? Me duele todo el cuerpo — mi madre suspiró desde ls otra línea.

— ¿Por qué? — preguntó de mala gana.

— Por que no le hiciste caso y pusiste matorrales picudos en una casa con 3 niños.

— Esperaba esto de Martie, la verdad.

— Apuraleeee... Y traeme una nieve.

— Nathan, no.

Detrás de la Fama 📚 | Nathan BlairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora