Los nervios del primer día eran evidentes. Me recordaba al primer día que había pisado las instalaciones de SkyGood. Obviamente me refiero al otro local, ya que éste sigue siendo la misma franquicia. —Resoplé y me armé de coraje para cruzar la puerta— Ya detrás del mostrador estaban calentando motores para empezar la jornada laboral. Cómo no tenía muy claro a donde acudir para que me orientaran un poco, fui al mostrador y allí le pregunté al chico que encontré. Parecía majo. No era ni guapo, ni feo a pesar de tener ojos azules. Su tez era blanca, y si no llega a ser porque su pelo era negro, tranquilamente podía haber pasado por un londinense. Era delgado de metro setenta y pico de altura. Afeitado y bien perfumado. Destacaba el nostril en el lado izquierdo. Y el pendiente con una cruz en el lado derecho. También tenía un tatuaje en el cuello. Parecía ser una paloma de la paz.
—Disculpa, ¿sabes donde puedo encontrar al jefe?
—Al jefe lo veo difícil. Pero si vas por eso pasillo -señaló con el dedo índice - en la última puerta encontrarás al coordinador. Quizás te sirva él. -Asintió con la cabeza de manera tajante-
—Vale, muchas gracias.
Y eso fue lo que hice. Seguir sus instrucciones. Avancé por el pasillo y justo me paré en la última puerta. Levanté la mano con el puño cerrado dispuesta a tocarla y justo cuando me disponía a hacerlo alguien me agarró del brazo al mismo tiempo que negaba con la cabeza. Era el mismo chico que me había indicado donde ir. Y la verdad es que no entendía nada.
—En realidad esa puerta no es la del coordinador. Son los vestuarios donde nos cambiamos. Te estaba tomando el pelo. Pero después me arrepentí y decidí venir a arreglarlo.
<<Ah, qué amable por tu parte. ¿Y quieres que te de las gracias por venir a ayudarme después de haberme metido la encerrona?>> Y aunque me hubiese gustado decirle eso, en su lugar solo dije:
—¿Gracias? —Pregunté permaneciendo con mi rostro neutral.
—¿Me lo preguntas? —Respondió.
—No te lo estaba preguntando. Estaba dejando que vieras que no te tengo que dar las gracias porque hayas venido a enmendar tu error. La cara de asco del chico fue épica. Pero tampoco me esperaba otra respuesta por su parte. Es lo que tenía mi sinceridad.
—Pues ahí te quedas sola, búscate la vida. —Agregó y se fue. Estaba claro que se había molestado.
—¡Graaaacias! —Le reproché mientras aún caminaba por el pasillo.
<<¿Y este quién se ha creído que es? Sé apañármelas yo sola, idiota.>> —Reflexioné.
Parecía que todas las puertas estaban cerradas. Y curiosamente ninguna tenía un cartel que indicara que la persona que estaba detrás de ella era la que estaba buscando. Pero tuve un golpe de suerte. Justo en ese momento un joven vestido casual salió de una de las puertas.
—Disculpa. —Dije mientras miraba en su dirección. El chico miró hacia su derecha para comprobar que no había nadie y después preguntó amablemente a la par que se señalaba así mismo con los cuatro dedos:
—¿Me dices a mi? Entonces miré a mi derecha, después a mi izquierda, sonreí y respondí:
—Claro, no veo a nadie más por aquí. Él sonrió como diciendo: <<Tienes razón, que tonto. >> Entonces mientras me acercaba a él añadió:
—Dime, ¿qué buscas?
—Al coordinador de este lugar. Soy la nueva empleada.
—Ah, sí. Te estaba esperando. Y como no llegabas salí a preguntar si te habían visto.
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Felices ¿para siempre?
Teen FictionAlex logró recuperarse de los dos navajazos propiciados por uno de los presos de su módulo, a pesar de ese pequeño incidente volvió a prisión, aunque está en un lugar más seguro y con más vigilancia. Alexia y Tony hicieron su relación oficial el día...