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Un día buscando en la red te apetece ir a tu anime favorito y vas más rápido de lo que te esperabas, aunque te puedo asegurar que todo en el primer momento parece mucho más fácil.
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-Ni yo sé cual es la verdad.
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Historia entre Ray y tú <3
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T...
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NARRA ____
Al día siguiente todo estaba igual que los demás, todo hasta que vi en la biblioteca libros que ya había visto antes.
—Se me había olvidado que todo seguía avanzando —hablé sola pero alguien apareció por detrás.
—Explícate.
Al darme la vuelta vi a Ray y casi me dio un susto de muerte.
—Avisa por lo menos —dije con la mano en el pecho.
—Está bien, ¿pero qué decías?
—Pues que he descubierto unos libros de William Minerva, que es el autor de casi todos los libros de aquí —lo miré y parecía intrigado —. Y había mensajes en código morse sobre las granjas humanas.
—¿Y cómo sabes qué es código morse?
—Pues porque ya lo he visto.
Él se quedó pensando poco tiempo hasta caer sobre que no era de aquí.
—Ah, es verdad.
—Creo que deberíamos decírselo a Norman y Emma.
—Tienes razón.
Cogí todos los libros que veía de William Minerva y los apoyaba en mis brazos, hasta que hubo un momento que no podía con ninguno más.
—____ , ¿quieres que te ayude con alguno?
—No, puedo sola.
Eso fue un error, pedazo ostia pensaba que me iba a meter yo sola cuando escuché el estruendo que hicieron todos los libros al caerse, aunque luego me di cuenta que no me había caído.
Ray me estaba sujetando de la cintura para que no me cayese.
Y sin quererlo me puse más roja de lo que me hubiese gustado.
—Perdón por hacerte sentir incómoda.
—Nononono —dije muy rápido —. Ha sido culpa mía, debería haberte pedido algo de ayuda y gracias por sujetarme.
Justo después me agaché a recoger los libros y Ray también me ayudaba.
Y bueno, como todos sabíamos, él cogió el mismo que el mío y rozamos nuestras manos hasta que las quitamos de golpe a la vez.
Lo miré para verlo y me di cuenta que miraba hacia otro lado con un leve rubor, eso no me lo esperaba.
—Bueno ya tenemos suficientes, vámonos a decírselo a los demás.
Yo asentí y en unos minutos ya estábamos con Emma y Norman.
—¿Entonces con esto podemos escapar más fácilmente?, ¿no? —habló Norman con no mucha certeza.
—Se supone.
—Sí —dijo Ray sin expresión alguna, aunque eso era lo normal.
—Ahora falta decirle a Don y a Gilda sobre el descubrimiento.
