Me llamo Naruto...

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—Me llamo Naruto... — Respiro profundamente, agarrándose fuertemente su costado que sangraba sin detenerse. —... Uzumaki Naruto, aunque para algunos no soy merecedor de ese apellido... — Aun con las pocas fuerzas se mantuvo de pie.

Había hecho que su vida fuera diferente desde el momento en que decidió abandonar su hogar, hasta volverse un renegado de ella. Fue agradable ver los rostros llenos de horror al verlo convertirse en lo que ellos temían, debía de admitir que nunca pensó que algo como eso sucediera en su vida, porque pensó que, aunque haya pasado por cosas el seguiría siendo el niño revoltoso con su traje naranja gritando que lo mataran. ¡Ja! En su momento fue divertido, pero su propio pensamiento lo asusto.

Su vida a lo largo de los años no fue ni siquiera agradable, incluso los demás niños del orfanato tuvieron mejor vida que él, simplemente era un chivo para su propia aldea... Sonrió aun cuando sus heridas dolían como mil demonios, había guardado esa sonrisa sincera y que su niño de hace años tenía con toda la inocencia al pensar que todo acabaría una vez hiciera algo para la aldea, con el fin de demostrar lo contrario y que él podía dar la vida por ella. Un pensamiento jodido si lo veía ahora, después de muchos años.

—Konoha nunca supo valorarme, siempre fui la oveja negra en medio de grandes héroes que dieron la vida por ella. Nunca se tomaron enserio todas aquellas palabras que había jurada para que por fin algún día me vieran diferente. Fui demasiado ingenuo... — Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sonreía y contenía su llanto, solo había soñado con tener una vida pacífica y tranquila. ¡Diablos! Incluso podía decir que nunca quiso ser un Ninja, pero entonces los altos mandos decidieron por él, pensando que hacían un bien.

(...)

—Me llamo Naruto...— Sus ojos permanecieron con aquella vibra y vida que ellos transmitían. —...Uzumaki Naruto, aunque a algunas personas del orfanato no les gusta que lo utilice. Dicen que no soy merecedor, pero es el apellido con el que me registraron ahí, entonces creo que por algo lo tengo. — Sus ojos dejaron esa alegría al escuchar las risas de los demás niños, siempre era lo mismo cuando se presentaba.

No podía hacer nada más que bajar la mirada como un perro abandonado y poner una sonrisa falsa esperando que por fin acabaran las burlas. Nunca comprendió porque nunca tuvo una familia a pesar de llevar un apellido, los demás niños del orfanato no tenían apellido y estaban ahí, entonces... ¿Por qué tenía un apellido si estaba en ese lugar? Todos los demás que tenían uno, tenían familia. Cada persona le recordaba simplemente que era un niño más, que perdió a sus padres si bien tenía suerte, de lo contrario fue abandonado a las afuera de ese lugar.

(...)

—¡Hola! Mi nombre es Naruto... — Nuevamente otro intento que se agregaría a la lista. —...Uzumaki Nar-... — Lentamente su sonrisa cayo al ver la mirada de desprecio.

—No me interesa saber quién eres, todo mundo te ignora entonces no veo porqué piensas que conmigo será diferente. — Si, comprendía que siempre seria rechazado, pero su corazón le decía que podía intentarlo otra vez, hasta lograr que alguien lo reconociera.

—Pensé que podríamos ser amigos—, murmuro esperanzado de que podría cambiar de opinión.

Sus ojos se iluminaron cuando pareció reconsiderar su propuesta, si bien tenía la oportunidad estaba seguro que sería el mejor amigo que el niño podría tener, entonces, aunque no tuviera nada haría lo necesario por tener y ser un buen amigo.

—No. — Su sonrisa decayó y sus ojos se llenaron de lágrimas aun no derramadas.

—¿He? ¿Por qué no? —, odiaba cuando encontraba esa mirada; era una de desinterés y verdadera lástima. Las empezaba a odiar. —Seré un buen amigo, lo juro. Incluso pu-puedo hacer que consigas las cosas que quieres-... — Quizás estaba destinado a estar solo y mientras más lo pensaba, más recuerdos de cuantas veces fue rechazado venían a su mente. —...Seré, seré muy paciente, incluso callado sino quieres que grite y, y luego y-yo... —Odiaba el hecho de que nunca podía contener las lágrimas, entre más intentaba aguantar, más rápido caían. —... Nunca te dejare solo... — Entendía porque siempre decía esas palabras.

Sabía que era estar solo, no tener a alguien que pueda decir que todo pasará y que nunca estará solo. Eran las palabras que soñaba escuchar de alguien que por primera vez hiciera el esfuerzo de conocerlo y quererlo como alguien más que un simple niño huérfano.

Sus ojos se empañaron viendo la figura del otro alejarse y quedarse solo nuevamente, odiaba el hecho de que siempre estuviera solo y que nunca nadie lo acompañara. Las fechas de cumpleaños eran las que más dolían.

(...)

—Mi nombre es Nar-... — Su mano extendida quedo así, aun con la sonrisa que cada mañana ponía.

—Lo que digas —, los niños eran el reflejo de sus padres. Nadie en la aldea lo quería, era una peste en medio de una buena cosecha.

—¿Por qué? ¿Qué hay en mí? Solo quiero hacer amigos, conocer todo lo que ellos saben, quiero... — Sus ojos persiguieron a los demás correr mientras gritaban en felicidad.

Era algo que al perecer él no tenía derecho de tener, era incoherente si lo pensaba, todo mundo gozaba de esa emoción. Entonces no entendía porque él no podía tenerlo si parecía que era gratis. Incluso cuando preguntaba porque no tenía padres, siempre se le negaba una respuesta.

(...)

—¡Buenos días! — Todos en el comedor lo miraron, pero entonces retomaron su actividad.

Naruto no dejo que eso derrumbara su felicidad que cada mañana tenia, eran gestos que ya empezaban a acostumbrarlo. Siguió hasta su puesto, miro a cada niño nombrándolos desde su mente, era algo que hacía para cuando decidieran que podía jugar con ellos lo tomaran en cuenta para la próxima. No quería que cuestionaran la idea de haberlo invitado y el no supiera sus nombres. 

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¡Chau, cachorros!, 🌻🐱