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—Pequeño demonio, como vienes aquí después de dejar todo el salón regado de pintura, viniendo aquí con tu cara inocente pensando que podías recibir comida después de tu monstruosa travesura. — En cuestión de segundos su plato fue retirado, dejando las burlas de fondo y su estómago gruñendo.

—¿Qué travesura? No hice nada, solo acostarme y ser un buen niño. Como todos. — Levanto su mirada, encontrando enojo y repulsión. Apretó su puño, se estaba cansando de todas esas caras. —¡Ah! No hice nada, lo juro. ¡No lo hice! — Su brazo fue agarrado en un fuerte apretón.

—Limpiaras todo para una hora, de lo contrario pasaras el resto del día sin comida y sin ida al parque. — Pareciendo un cachorro sumiso, el rubio asintió repetidas veces, esperando que el enojo de la mujer bajara y le dejara libre. —Entonces empieza, pequeña rubia huérfana. — El frio piso recibió a Naruto, dejando un eco de por medio.

La peli-negra se fue dejando a Naruto en el salón, que estaba repleto de pintura regada y dibujos por todos lados. En la habitación parecía que anteriormente había pasado un torbellino.

—No hice nada, entonces no entiendo porque debo pagar los platos rotos de otros. No soy un niño al que pueden humillar así, no tengo padres como todos los niños aquí... Asustarlos con una verdadera travesura hiciera que en verdad me castigaran, de lo contrario sería el saco de todos. ¡Vamos! Debo de planearla, pero entonces tendría que ser más cauteloso sino quiero que me atrapen... Si eso suena bien. — La mujer que debió de haberse ido desde un buen rato. Miro con miedo como esos ojos llenos de inocencia y dulzura empezaban a llenarse con emociones negativas.

Retrocedió torpemente mientras sus piernas temblaban, nunca quiso que Naruto sintiera esas cosas, pero también estaba el hecho que todo el pueblo lo hacía y simplemente fue mejor ignorarlo, hacerlo pasar momentos desagradables antes que prestarle la suficiente atención como a los otros niños del orfanato.

—¡Ana! Necesitamos ir a la torre, es Naruto... El, él tiene esa mirada que Sandaime-sama nos habló. Le prometimos que Naruto sería tratado como los otros niños, pero no lo hicimos y ahora, ahora él está empezando a salir afectado. ¡Te das cuenta que por nuestra culpa el nunca vuelva a hacer el niño amable y lindo que siempre fue! — Era raro que llamaran al rubio por su nombre, siempre fue: pequeño demonio, rubia huérfana, mocoso.

—Hey cálmate, ¿Estás segura? Quizás solo estas imaginando cosas, nunca podría cambiar de un día para otro, de todos modos, recuerda que el nunca podrá ser alguien en la vida, ni siquiera tiene fam-... — Su cara quedo volteada a un lado, luego de recibir una bofetada por parte de su compañera.

—¡Cállate! Tú eres la que no se da cuenta que estuvimos haciéndole un mal y que ahora por nuestra culpa va salir afectado, podemos perder todo. — Intento calmarse mientras agarraba su cabello, de un momento a otro parecía que se estaba poniendo una tensión poco agradable.

Está bien, iremos a decirle lo que sucede con el mocoso, pero creo que estas exagerando. Veras que dentro de poco estará saltando y llamando a todos por atención. Hablo con confianza, era lo que Naruto hacía por conseguir lo que quería.

(...)

Cuando el Hokage llego todos estaban en un silencio por respeto ante el gran líder que estaba en el orfanato. Sin embargo, cuando las encargadas del lugar no vieron a la única mata rubia sus nervios se dispararon.

¡Kyu! ¡Kyu! ¡Kyu! El silencio fue roto por el chillido alegre del rubio de ojos azul zafiro. ¡Kyuuuu! Ambas mujeres, el Hokage y su guardia Anbu perro se preguntaron vagamente de a quien estaba llamando.

Naruto, ven. Hokage-sama está aquí. Sentía como a sus mejillas subían un rojo por la vergüenza de llamarlo por su nombre cuando antes ni siquiera lo hacían. Ven cariño. Fue un acto que no fue a su favor, si la mirada del hombre mayor y el otro se cernieron en su espalda.

¿El Hokage? Ágilmente esquivo la mano de la mujer que estuvo a punto de tocarlo, con curiosidad miro al hombre de arrugas sonreírle amablemente.

Ninguna persona le había sonreído así, entonces no sabía porque el otro lo hacía. Había aprendido a las malas que quienes le hacían ese gesto era para dañarlo. Frunció su ceño pensando que eso mismo sucedería con el viejo.

Hola Naruto, mi nombre es Hiruzen. Sarutobi Hiruzen y soy el Hokage, ese que vez atrás mía es perro. Agachándose a la altura del menor pudo percatarse del destello de malicia colarse por eso ojos inocentes. ¿Te gustaría charlar conmigo? Pregunto.

Esos ojos le hacían recordar el cielo cuando la puesta del sol empezaba a esconderse. Era una vista increíble y si subía a los rostros Hokage, y miraba desde ahí el cielo seria aún mejor la vista. Sin embargo, ese destello negativo le hacía recordar la constante lucha que había en las guerras. Todo empezaba por abajo para luego convertirse en algo mucho peor.

¿No me harás nada? Kyu dice que si lo hacen debo devolvérselos. Sus palabras habrían quedado como algo despabilado saliendo de los labios de un ser lleno de curiosidad, pero esos ojos tornarse oscuros y esa sonrisa hizo que el Sarutobi frunciera su ceño y mandara una señal a su acompañante.

No, no lo are. Incluso puedes contarme quien es Kyu. ¿Te parece? Intento ponerle una mano sobre su hombro, pero Naruto se había hecho para atrás evitando así su acto.

No me gusta que me toquen... Murmuro haciendo un puchero mientras cruzaba sus brazos.

Está bien, no lo are de nuevo. Levanto sus manos con una sonrisa divertida en su rostro. ¿Cómo has estado? Pregunto mientras avanzaba hacia el jardín de ese lugar.

Es... agradable estar qui, pero ... Sus palabras se cortaron cuando se echó a correr, siendo visto por el viejo mono y su Anbu. Aquí es donde todos juegan, siempre hacen carreras y juegan a ser ninjas. Conto mientras se plantaba delante del mayor.

¿Y tú? ¿No juegas con ellos? El hecho que las mujeres llegaran a su despacho contándole la preocupación sobre el menor rubio del orfanato hizo que visitara el lugar y viera con sus propios ojos el verdadero estado de Naruto. 

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¡Chau, cachorros!, 🌻🐱



Me llamo Naruto...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora