Konoha fue el comienzo de su vida tormentosa, realmente convertirse en un Ninja nunca estuvo en sus planes.
Su corazón fue manchado por la corrupción de un pueblo y su poca tranquilidad fue arretabada como un simple papel.
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Suponía que dentro de poco ellos se irían. Lentamente se fue alejando del lugar.
—No es necesario que te sigas escondiendo, ellos no volverán hasta dentro de 10 minutos, quizás... —Mientras caminaba miro como el cielo empezaba a despejarse.
Un pequeño ser, pero peligroso se posó encima de su cabeza.
(...)
—¡Ahhh! —Por su cuerpo paso un escalofrió al escuchar el grito de agonía del rubio, sus ojos estaban entrecerrados mostrando dolor y cansancio.
No podía moverse o le causaría más dolor a Naruto y era lo que menos quería, después de varios años lo volvía a ver. Estaría llevándolo lejos de los ninjas, a encontrar una vida mejor. Si, eso haría...
Desgraciadamente tendría que ser después de la guerra, maldijo a todos los dioses pues el momento que parecía bueno para hacer su vida en otro lado tendría que esperar. Tendrían que ayudar con la guerra, a menos que nunca quisieran realizar todos los planes que tenían en mente.
—¿Cómo te sientes? —, ayudo al Uzumaki a sentarse en el pasto. —Toma un poco de agua, te ayudara. —No entendía cuál era el propósito para hacer que Naruto quisiera al Kyubi fuera de él.
Todos habían muerto cuando el Bijū se les arrebataba, a pesar de ser un Uzumaki y contar con más reservas de chakra temía por la vida del oji-azul.
—El merece libertad. —Negó frunciendo su ceño en enojo. ¿Acaso se había escuchado? —Él es bueno, solo fue controlado. —Sus ojos vieron a aquel ser dormido y en su más grande esplendor.
—¿Y qué hay de ti? No puedes morir, todavía tienes una vida por delante, yo mismo te la daré. Lo prometo. —Abrazo a Naruto viendo como empezaba a perder la consciencia. —Ambos seremos libres, entonces nunca huiremos y podremos ser felices. —No sabía porque, pero esas palabras las sentía tan lejanas, como si nunca se fueran a cumplir.
—Realmente quiero eso, quiero vivir lejos de todo esto. Tú y yo, sin que nadie nos tema, una vida pacífica. —El cansancio de extraer a una gran masa de chakra hizo que sus ojos empezaran a cerrarse, sabía que estaba en buenas manos.
—Descansa. —Susurro cargándolo.
Debía mantenerlo a salvo hasta que lo peor empezara a pasar, Naruto, aunque no quisiera debía de luchar, volvía a ser como cuando era un niño de 4 años.
(...)
—Naruto... —Murmuro sorprendido al ver al rubio con heridas muy graves.