Me llamo Naruto...

[07]

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—Naruto fue un niño que espero que todos pudieran aceptarlo... Este mundo nunca lo mereció, a pesar de tenerle odio hacia los ninjas y sin importar la aldea, velo por la seguridad de este mundo. ¿Dime que fue lo que hizo este mundo para merecerlo? —, no necesito saber que Tobirama lo seguía entre las sombras de ese lugar. —Nadie supo valorar el sacrificio que hacía ¿Mereció todo el sufrimiento que soporto?... El sin duda fue un gran guerrero, ahora está descansando. Lo que él siempre quiso. — Las palabras murmuradas sonaban con más fuerza por el silencio y el eco que generaban las paredes.

(...)

—Así que tú eres el anbu que Danzo tenía y lo guardaba con tanto recelo, pareces solo un niño, como los recién salidos de la academia. — Era otro ninja de Konoha que decía sus comentarios despectivos al conocerlo.

—Soy... — Suspiro y le mando una sonrisa zorruna, mostrando sus colmillos que habían estado creciendo más de lo normal. —... También puedo ser la persona que te haga desaparecer, estaría encantado. — Sus ojos transmitieron locura desbordante.

—Estás demente. — Enseguida salió huyendo lejos del rubio.

—Ellos me convirtieron, ¿Qué esperabas? —; levanto sus hombres restándole importancia, sus ojos no transmitieron nada, pues por dentro se hallaba muerto. —Ahora debo dirigirme a la torre Hokage. — Retomo su caminar.

Konoha lo mantuvo cautivo de su propia libertad, ellos se la habían arrebatado. Todos conocían su nombre, pero nunca supieron la tortura que tuvo que pasar, hasta dejarlo sin sentimientos y en una locura que él nunca quiso.

Era simple: Konoha solo lo veía como un arma para estar al frente de una guerra...

Durante días había esperado que Kakashi o el Hokage a quien había llegado a considerar un abuelo lo rescataran, pero nunca llegaron. Lo habían sacado del orfanato para que sufriera más de lo que hacía estando en ese lugar.

—¿Esta Sandaime-sama? —, con esa persona tenía que ir. Danzo le había dicho que no tenía que ir con nadie más que no fuera el viejo mono.

—H-hai... —; rodo los ojos ante el evidente miedo que la mujer le tenía.

Era una lástima que ella lo viera de esa forma, nunca quiso que lo llegaran a ver con esos ojos. Había soñado con que todos lo vieran como un simple niño, pero entonces los altos mando tomaron posesión de su vida.

—Hokage-sama. — Detuvo sus ojos en los ojos sorprendidos que lo miraban.

Realizo una reverencia hacia el hombre, no quería, pero tenía que hacerlo.

—Danzo-sama me ordeno que viniera contigo, dijo que sabrías que hacer conmigo. Así que... Tu sabrás. — Sus ojos vagaron con perspicacia hacia la habitación, recordaba vagamente los días cuando se había quedado ahí. Fueron... buenos y malos recuerdos.

—Tanto tiempo de no verte, Naruto. ¿Cómo has estado? —; sonrió con cariño y felicidad de volver a ver al rubio.

—He estado increíble, súmale que me han dado un trato especial desde mi estadía durante todos estos años... Me siento el mejor ninja que esta aldea pudo tener, incluso hasta el punto de ser el arma de la aldea... —, el evidente sarcasmo hizo que Hiruzen frunciera el ceño. Ese no era el pequeño Naruto que había conocido. —¿Cómo crees que estoy? He pasado encerrado la mayor parte de mi vida y todo gracias a ti, pensé que me sacarías de ese lugar... Dejémonos de palabras bonitas, solo quiero que me digas que vas a ser conmigo. — Sus ojos pasaron a ser dos azules zafiros muertos y opacos, esos ojos dejaron de transmitir la poca vida que mantenía. —Por suerte todavía está Maru conmigo, pero supongo que eso no te alegrara por el simple hecho que fue una cría de tu antiguo alumno, ¿No Hiruzen-sama? —; en su voz se podía escuchar el enojo y la frialdad.

El Kage miro con ojos tristeza en lo que habían convertido a aquel dulce y amable niño de ojos risueños, lo habían quebrado hasta que el mismo se denominada un arma para Konoha. Sus malas decisiones hicieron que una vida inocente fuera manchada por la corrupción que había.

—Lamento que hayas pasad-... —, cerro lentamente su boca viendo como Naruto lo miraba de una forma nada bonita.

—No quiero ser grosero, pero es claro lo que dije... Solo quiero saber que vas a hacer conmigo, él lo ha dicho y no quiero estar en este lugar. — Cerro sus ojos y dio una vuelta con los brazos abiertos. —Por un tiempo extrañé este lugar, pero recordé que aquí fue donde inicio toda esa tortura. Si me hubieras escuchado y no me hubieras sacado del orfanato nada de esto hubiera pasado. Pero qué le vamos a hacer... —, intento darle una sonrisa, pero lo único que consiguió fue una mueca.

Ese hecho hizo que el Sarutobi sintiera sus lágrimas cerca de ser derramadas, nunca se había puesto a pensar que era lo que Naruto estaba sintiendo. Nunca pensó que él podría llegar a tal estado...

—Estarás... en un equipo. — Su hablar fue tembloroso. —Kakashi será tu sensei junto con Kushina, serán un equipo de 5 genin y dos sensei... —; espero que Naruto le dijera algo. Pero no hubo respuesta. —Ve a la academia y dale esto a Iruka que es el encargado de tu clase, una vez dentro esperaras a que den los equipos... Puedes retirarte. — Una vez le paso el papel al oji-azul, miro como este se alejaba sin decirle una palabra.

No podía esperar más luego de que el fuera el responsable de mandarlo a sufrir en un lugar donde nunca debió de estar, él era el único culpable y realmente lo sentía.

—Perdóname Naruto... —; lamentaba que el rubio no escuchara sus palabras.

Sus lágrimas descendieron mientras bajaba su cabeza, no quería verse vulnerable cuando siempre había sido un Hokage serio, pero luego de ver al Naruto de ahora y ver que extrañaba al rubio pequeño de hace unos años hicieron que su conciencia lo empezará a comer.

(...)

—Hokage-sama dijo que te lo diera... Iruka-sensei. — Le gustaba el hecho de que cuando sonreía las personas lo vieran asustado.

—De acuerdo, espera hasta que diga que puedes pasar. — Cerro la puerta para poder hacer que su clase se calmara.

—Realmente detesto este lugar, hubiera preferido estar en las sombras... — Murmuro viendo pasar a otros alumnos. —Caya, la gente pensara que estoy hablando solo, entonces me verán como un loco... Aunque técnicamente loco ya estoy. — Negó lentamente escuchando como todos adentro de la clase se callaban. —Bien, es nuestro momento. — Abrió la puerta corrediza y entro siendo la atención de todos. 

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¡Chau, cachorros!, 🌻🐱