Halloween (Parte 3)

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Caminé hasta la playa porque a esa hora no hay autobuses. Al llegar le vi sentado en una roca con las piernas colgando en el vacío.

Manteniendo el silencio me senté a su lado. Solo nos rodeaba el sonido de las olas rompiendose contra las rocas y el suave viento acariciando la arena, el olor a salitre y la sensación de calma.

-Estaba con unos viejos conocidos. Hablamos sobre los posibles futuros que hubiésemos tenido si no estuviéramos tan jodidos.

Noté su voz entrecortada como si hubiese estado llorando.

>>No me olvidé de ti -mira hacia mi-, pero tampoco quería que me vieras llorando.

-Siempre quise bañarme desnuda en el mar.

Empezó a reirse poniendo cara de confusión.

-Eso puede arreglarse.

Tate me llevó en volandas hacia el borde de la roca más saliente y saltó.

En el mar me puse nerviosa hasta que me sujetó de la mano y pude ponerme como un koala.

-Olvidé mencionarte que no sé nadar.

-Olvidé mencionarte que eres preciosa.

-¿Qué? -noté como mis mejillas cogían color.

-Te quiero -dijo mirando fíjamente a mis ojos.

Y allí, en medio de la inmesidad del océano, me dio el que sería el primero de muchos besos.

>>No me odies por como soy.

-Solo eres un chico atormentado, no hay nada de malo en ello.

-Si te dijera la verdad sobre mi, te irías corriendo.

-Desde que nos hemos mudado, mis miedos han desaparecido. Dudo que consigas asustarme.

-¿Y por qué tiritas?

-Porque me muero de frío.

Tate me llevó hasta la orilla. Comenzamos a caminar en dirección a casa porque en una hora amanecerá.

>>Intenta asustarme.

-No.

-Dime toda la verdad sobre ti.

-Soy un asesino fantasma.

No pude evitar soltar la carcajada de mi vida.

>>Sabía que no me creerías.

-Es imposible que seas un fantasma. ¡Puedo verte!

Me detuvo de un tirón y me miró con seriedad.

-Los fantasmas podemos elegir si queremos que nos vean o no.

-Eeeh... vale.

-Tu casa está infestada de fantasmas: la criada, los interioristas, Violet... yo.

-Vivo en la casa del crimen, no en la de Casper.

-¿Por qué no me crees?

-¿Porque es mentira?

-¿No te parece raro que solo nos veamos en tu casa?

-Me parece romántico teniendo en cuenta que no me gusta salir... y es Halloween, solo intentas acojonarme.

Entonces empieza a reir.

-Ya veo que no lo conseguí.

Finalmente llegamos a casa cuando se veían los primeros rayos de sol. Estoy realmente cansada. No recordaba como era una noche de juerga.

>>Te dejaré dormir. ¿Nos vemos luego?

-No te vayas -respondo tras un largo bostezo.

Me abraza y acaricia mi espalda. Lo único que provoca eso, es un adormecimiento del que no me libraré.

-Hazme un favor y descansa -susurró en mi oído-. Vendré a verte por la noche.

-Quédate...

Tate hace el mayor esfuerzo del mundo al subirme por las escaleras. Nos paramos antes de entrar a mi habitación porque escuchamos ruido dentro de la habitación de Will. La puerta está entreabierta, así que solo nos tenemos que asomar.

>>Joder -susurré mientras me aguantaba la risa.

A Tate no le hizo tanta gracia, así que me arrastra hasta mi cuarto y cierra la puerta.

-Vamos, túmbate -dice destapando mi cama.

-¿Aún la quieres?

-¿Qué?

-A Violet. Sé que fue tu novia.

-Claro que la quiero, es mi amiga. Pero que esté con tu hermanastro... en fin... ya vi como es Will y no quiero que le haga daño.

-Le conozco mejor que tú, y puedo decirte que está enamorado, sino no nos habría hablado de ella.

-Vamos.

Se acuesta en mi cama y hace palmitas a su lado. Me tiré en plancha panza arriba haciendo que rebotase.

>>Que bruta eres.

-Gracias -sonrío como una niña pequeña.

Tate sujetó mi barbilla obligándome a abrir la boca y se hizo paso entre mis dientes hasta encontrar mi lengua y jugar con ella. Me hizo caricias por el cuerpo, aunque la cosa no se subió de tono porque paró a tiempo.

-Me encantaría compartir la eternidad contigo.

-Tu forma de decir te quiero es muy curiosa.

-Estoy diciendo que te amo.

Acaricié su fría piel y cerró los ojos, tumbó su cabeza en mi pecho y le hice caricias en el pelo.

>>Prométeme que no te irás de mi lado.

-No me gusta hacer promesas.

-¿Por qué no?

-Me da miedo no cumplirlas. Ni siquiera sé si vamos a estar aquí dentro de unos meses.

-No tienes motivo para irte. Aquí eres más feliz de lo que nunca fuiste.

-¿Era necesaria tanta sinceridad?

AHS (Tate Langdon y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora