Volvieron a casa después de las fiestas. El niño había nacido el día 26. A Will y a mi se nos había acabado la libertad. Lo peor de esto fue volver a clases y habernos pegado con la pandillita de los populares. Nos habían lanzado cubitos de hielo, así que nos defendimos con las sillas.
Una vez en casa, Martha se encargó de echarle la bronca a su hijo, y a mi me la echó el padrazo del siglo.
-ERES UNA MIERDA DE HIJA. ¿SABES EN QUÉ SITUACIÓN ME DEJA ESTO EN LA EMPRESA? LE PEGASTE AL HIJO DEL JEFE.
-¿Y?
Me gané un tortazo, pero tampoco me importó.
-Mañana te irás a un internado.
Mi padre se fue de la habitación. Al rato entró Tate.
-Creo que por eso maté a todos. Odio a la gente. A los populares.
-Pero no mataste a tu padre.
-Eso lo hizo mi madre -ríe.
-¿Lo has oído? Mañana me mandan a un internado.
-No puedes dejar que lo haga.
-Ya pensaré en algo.
Tate se puso sobre mi y empezó a besarme. Una vez más, no pasamos de los besos.
>>¿Por qué no quieres hacerlo? -le pregunto-. Estoy más caliente que cuando leo en Wattpad.
-No es buena idea que un vivo y un muerto tengas relaciones.
-Preñaste a la madre de Violet -le recuerdo.
-Ya, bueno... de ahí salió un anticristo.
No me apetece tener un anticristo creciendo dentro de mi, así que mejor cierro las patas y luego me meto el satisfayer ese.
Tate se quedó dormido y bajé a por algo de comer. En la cocina me encontré a Will. Tenía peor cara que en un funeral.
-Te cayó una buena, eh.
-Cállate -me pide-. Estoy harto de esto. Siempre nos culpan a nosotros de todo.
-Ya estoy acostumbrada.
-Pero yo no. Estoy harto. Aún encima me dice que mi obligación es ejercer de hermano mayor y cuidar al niño de mierda.
-A mi me van a mandar a un internado.
-Pues que suerte.
-Pero no quiero irme.
Llevo días pensando e ideando un plan que podría salir muy bien o muy mal.
>>Creo que deberíamos hacer una locura -propongo.
Will me entendió y aceptó al momento.
-La haremos.