Will y yo estábamos en el baño de la planta inferior. Entramos por la ventana y echamos el pestillo intentando no hacer ruido.
-¿Crees que nos están viendo? -pregunta Will.
-¿Quién?
-Ya sabes, Tate y Violet. No nos dejarán hacer esto.
-No creo que estén ni siqueira cerca. Los viejos están en casa y no pueden dejarse ver. Se supone que todos estamos en el instituto.
Saqué las dos píldoras de mi mochila.
-¿Estás segura de hacer esto? -pregunta-. Después no podrás salir para ver a tu madre.
-Will -me limpié una lágrimilla-, mi madre está muerta desde hace meses.
-¿Qué?
-Murió poco después de que mi padre le engañara. Tiene contactos e intentó que el juicio fuera inmediato. Lo logró y le arruinó la semana de vida que le quedaba. La última vez que la vi estaba en un horno.
-Lo siento.
-No es culpa tuya. Ya te dije que odio a tu madre, pero odio mucho más a mi padre. No tengo nada que perder en esta vida. ¿Tú estás seguro?
-Mi padre es un borracho y mi madre una puta. Cuando el bebé crezca un poco y le haya sacado la pasta a tu padre, se largrá con el primero que pase por delante.
Entonces le di una de las pastillas. Yo me quedé con la otra en la mano.
-Te quiero, Will.
-Yo también, mierdecilla.
Nos metimos la pastilla de cianuro en la boca y bebimos agua para tragarla. Estuvimos esperando tranquilamente a que algo ocurriese.
>>Te han timado, esto no hace ni cosquillas.
-Me dijeron que eran de cianuro. Hijo de puta, me sacó 300 pavos por cada una.
Nos aburrimos de esperar en el baño y salimos a sentarnos en el sofá. Estabamos super relajados hasta que escuchamos un grito de mi madrastra. Fuimos en su dirección y terminamos en el baño. Nos llevamos una sorpresa al ver nuestros cuerpos pálidos tirados en el suelo. Martha estaba zarandeándolos.
>>Ha funcionado.
-No -escuchamos a Violet detrás-. ¿Por qué habéis hecho eso?
-Estaréis atrapados aquí para siempre -dice Tate-. No teníais que haber tomado esas pastillas.
-Es que queremos estar aquí -dice Will-. Nuestra vida era una mierda, así que vamos a probar con la muerte. Tengo hambre -se fue a la cocina seguido por Violet, que estaba apenada porque hubiésemos tomado esa decisión.
Tate me abrazó.
-¿Te ha dolido?
-No me enteré de nada.
El resto de la tarde vimos como los de la funeraria se llevaban nuestros cuerpos y la policía daba parte de esto. Martha lloraba escandalosamente, pero a mi padre se le asomaba una cínica sonrisilla.
>>Muertos estamos mejor.
Ahora solo nos quedaba una eternidad entre estas cuatro paredes conociendo a todos los que habitan aquí.
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Espero que os haya gustado ^-^.
Estoy feliz, una historia más en la que os mato JAJAJAJAJAJA