Capítulo 9:

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-¿Qué?- Susurré aturdida. El señor se levantó de su silla y vaciló entre caminar hacia mí o esperar allí parado.

-Mérida, Alan es tu padre. Vino a ver como seguías.- Me dijo mamá en un susurro audible. Asentí.
Un silencio incómodo llenó la habitación.
No sé que es lo que esperaban de mí...daba todo, y me esforzaba, pero eso no era suficiente.
Como en la casa sólo eramos dos, el comedor tenía dos sillas, por lo que me tocó estar parada.

-Bueno Alan, te mostraré la casa.- Mi mamá se levantó de su silla, pero Alan negó.

-¿Puedo ir yo con Mérida?- Preguntó nervioso. Mi mamá suspiró y me vio, yo asentí.
Alan se levantó de su silla.

-Bueno, está es la cocina, ya la conociste. Esta es la sala- Subiamos escaleras. Alan se detenía un par de segundos a observar las fotos. Pero se detuvo totalmente al ver la foto donde estaba en su boda. Sonrió amargamente. Luego continuamos.

Al llegar al segundo piso, lo llevé al estudio, el baño, la habitación de invitados y los cuartos. Por suerte, el de mamá estaba cerrado, pero el mío no.
Al pasar, vio un cuadro de pintura. Lentamente, abrió totalmente la puerta y pasó, hipnotizado por las pinturas.
Vio las que estaban en frente de la cama, colgadas sobre el tocador.

El de los ojos morados, el boceto del brazo con un tatuaje pequeño de una Luna en la muñeca en el pasto y mi favorito, el de la chica pelirroja bajo la lluvia.
Luego, miró arriba de la cama y vio la pintura de la esquizofrenia.

-¿Sabes que están inspirados en tí, verdad?- Me preguntó mirandome con una sonrisa.
Yo hice un ademán de negar.
Pero lo sabía. La chica de melena roja era yo. Los ojos morados eran los míos. E incluso, la chica con esquizofrenia era yo.

Cuando Alan se fue, mi mamá me miraba raro. Decidí ignorarla y me fui a dormir.
Hace mucho no tenía insomnio. No pensaba en lo sucedido. No lloraba hasta la madrugada. No era yo...
Hasta esa noche...revisé la hora en mi celular, 3:07 a.m. y miraba el techo.
Pensaba en lo ocurrido. En Joseline, Adam, mi mamá y en Axel. Y me dio rabia recordar al último. ¿Cómo pudo avandonarme en esa pizzeria?
Y Adam...¿Por qué rayos llegaba a mi vida, después de casi 17 años de abandono? ¿Y por qué sus pinturas son sobre mí?
Alrededor de las 4:58 am logré dormirme.

-Hola.- Le dije a Leila, una vez que me senté al lado de ella en el bús.
Ella me miró y sonrió.

-Te tengo una sorpresa.- Leila sacó de su bolsillo un manojo de llaves - Las repinté.
Las cogí y las observé. Eran las de mi casa.
Las puertas de toda mi casa estaban pitadas, ya sea de rosa, azul, amarillo, etc. Y las llaves de las puertas tenían el mismo color que la puerta perteneciente. Era parte de las indicaciones del doctor.
En ocasiones, las medicinas no son totalmente eficaces y la esquizofrénia se apodera de mí.
Las llaves pintadas eran para reconocer las puertas.

-Gracias-. Susurré emocionada.

Al llegar a la escuela, todo pasó igual.
Clases, regaños, hambre y sueño.
Al llegar el receso, me levanté y me dirigí a mi taquilla. En el pasillo, Joseline pasó con su grupito de amigas, y me tiraron los libros.
Una los pateó y otra los pisotó. Joseline se empezó a reír y susperra un "Estúpida perra".

¿Por qué me dice perra? Yo no he tenido novio, ni siquiera he dado mi primer beso, pero ella...tiene novio y lo cambia cada quincena. Ella es la perra caliente, no yo.
Decidí ignorarla, cogí mis libros y caminé a la taquilla.
Leila iba llegando cuando cerré el casillero.

-¿Quieres ir a la cafetería?- Me preguntó Leila mientras contaba su dinero.
Asentí y caminamos.

Le conté lo de Joseline y Leila se enojó.
Ella es fuerte, sabe responder y defenderse. Sin embargo, cuando llega el momento, la cobardía la atacá y agacha la cabeza. Y eso le molesta. Se enoja por ser una cobarde, yo le digo que simplemente no tiene que rebajar su nivel, pero eso no la anima.
Nos sentamos en un comedor y comenzamos a contar lo que nos pasó.

-¿Qué Joseline no estaba suspendida?- Preguntó Leila y asentí.

-Su papá está en la política y vino a hablar con el director...- Por la cara de Leila supuse que ya sabía de que hablaba. Corrupción.
También le conté del "reencuentro padre-hija".
Era tan extraño.

Pasaron las horas y dieron las 3:00 p.m.
Cuando llegué al estacionamiento de la escuela, el IPhone vibró. Leí el mensaje.
"Mer, Alan pasará por tí a la preparatoria. Lo siento.
-Mamá.

A lo lejos, un hermoso Nisan Sentra 2013 oscuro se detuvo atrás del autobús escolar.
De él, Alan salió y se quitó sus gafas de sol.
Me hizo señas y me acerqué a él, atonita.

-Quería pasar tiempo contigo, ya sabes. Umh...y le dije a tu mamá y acepto...- Se veía nervioso, subí al carro y Alan arrancó.

~♥~
En multimedia, Ellen Pompeo como Hellen Hamilton.

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