Prólogo.

81 3 2
                                    

Ciudad de Oxford, Reino Unido. 24 de octubre de 1997.

Hellen iba con paso rápido. Su cabello rubio corría libremente, pareciendo que estaba bailando con el viento.

La temperatura en Oxford había disminuido en la tarde, por lo que poca gente estaba andando por las calles.

Hellen miró el reloj de su muñeca, 5:45 p.m. Corrió como si no hubiera un mañana, corrió alrededor de dos manzanas y llegó al hospital.

Al entrar y sentarse en los sillones azules de la sala de espera, mentalmente imploraba que la noticia que el Doctor Joseph Stevens no fuera la que creían, esperaba que el milagro se hubiese realizado, y el 10% que decían que la pequeña Mérida no tuviera tal enfermedad lograra vencer al 90%

Cuando la enfermera dijo el nombre de Hellen, esta entró al consultorio, y cerró la puerta.

-Perdón el retraso, Hellen. Pero tenemos las pruebas, análisis y estudios que realizamos a tu bebé.- El Dr. Stevens se disculpó, mientras tomaba asiento en su sillón, que estaba atrás del escritorio. Sacó varias hojas de un portafolio, y las dejó encima del escritorio de caoba.

-¿Qué tiene Mérida? Doctor, perdone mi ida al grano, pero me angustia la enfermedad de mi pequeña.

El doctor suspiró, él-al igual que Hellen y varios colegas del hospital- tenía hijas, ¿Cómo le diría las nuevas a la madre?

-Verás, Hellen, tu pequeña bebé sufre y sufrirá un desorden cerebral que deteriora la capacidad de las personas en diversos aspectos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones ó la voluntad, estas personas tienen alucinaciones, creencias falsas, pensamientos anormales y alteración del funcionamiento social y laboral.

-¡Oh, Dios!- Hellen empalideció, como no dijo nada más, el doctor continuó.

-Algunos de sus síntomas son delirios, ellos comienzan a creer que las personas están en su contra, y conforme pasa el tiempo, comienzan a aislarse del mundo.
Existen medicamentos para la enfermedad, aunque algunos no son muy eficientes con los pacientes, suelen ser contradictorios algunas veces, o pueden ser lo suficientemente buenos para el paciente y controlar la enfermedad un poco.

-Quiere decir que- Hellen tragó saliva, sin embargo, la impotencia, las ganas de llorar y el nudo en su garganta le estaban prohibiendo el hablar- que, Mérida sufre de ¿Esquizofrenia?

-Lamentablemente, si. Mérida tiene una extraña y poco conocida enfermedad, padece de esquizofrenia.

Are you real?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora