Capítulo 17

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Lentamente, tomé agua de mi vaso, mientras mi mamá miraba a Axel. Lucía un aire distraído con su playera negra de Pink Floyd, sus desgastados vaqueros y sus Converse.
-¿Así que vas en la Universidad?-Dijo mi mamá con la mirada acusadora.
-Sí, señora. Estoy en el área dental.- Contestó Axel con orgullo.

El silencio reinó. Sólo se escuchaba el sonido del metal de los cubiertos chocando con la porcelana.
Escuchaba el crujir de la lechuga al ser masticada. El tick-tack del reloj. Y el teléfono sonó.
-Voy a contestar, con permiso.- Mamá se levantó y subió las escaleras.

Nuevamente silencio.
Silencio e incomodidad.
Axel iba a hablar, pero un grito lleno de horror y pánico nos alertó.
-Mamá...-Susurré mientras me levantaba de mi silla.
Mi respiración se agitó, y ese vacío que he sentido en mí alma se llenó de temor. Temor a perder al ser que tanto me ha apoyado.
Axel se me acercó, y me susurró un no te muevas.

Cerré con fuerza los ojos y al abrirlos, miles de abejas me rodeaban. Estaba sola. Como siempre.
Me tapé la cara con las manos, y millones de pellizcos aterrizaron en ellas.
Las abejas zumbaban a mi alrededor y me picoteaban como si de eso dependiera su vida.
Una abeja me picó en el cuello, y mi cabeza empezó a dar vuelta. Tenía náuseas y mi vista se nubló, hasta que todo fue oscuridad.

Me senté de golpe, y traté de ver el lugar donde me encontraba.
Tallé mis ojos y visualice mi cuarto. El tocador, las pinturas...todo.
Miré la hora. Eran las 5:30 a.m., me despereze y me metí al baño de mi cuarto.
Al salir de la ducha, me peine y maquille.
Saqué una falda de lunares blancos con azul, una camisa blanca,con el cuello y botones azules y unas mallas negras. Me puse unos botines blancos y tomé mi mochila.

Mamá me dio mi malteada y las pastillas.
-¿No es muy pronto para el colegio? A penas son las seis pasadas con diez.- Me dijo y yo negué.
-Iré por un café. A las siete estaré en la escuela.
Me preparé mentalmente, y me tomé las pastillas.

Salí rumbo al café donde me llevó Axel y entré.
Un exquisito aroma a café, donas y churros me abrazó.
Me acerqué a la barra y pedí un café.
Al salir, caminé rumbo a la escuela, y al entrar, Brandon me siguió con la mirada.
-Te ves guapísima.- Me susurró mientras pasaba a mi lado.

En el receso, Leila me platicaba acerca de David, un chico tímido que estaba en la biblioteca, algo guapo.
-Es tan lindo. Ayer me llevó rosas a mi casa.- Dijo con brillo en sus ojos.

A la salida, me fui al parque a sentarme un momento, y vi el puerto de Liverpool.
Alguien llegó por detrás y me tapó los ojos.
-Si adivinas quien soy, te debo un chocolate.-Dijo con voz grave.
-Mmm...¿Axel?- Dije siguiéndole el juego.
-Sí. Hola.- Dijo y sonrió. Y fue la mejor sonrisa que he visto en mi vida.
-Hola. Oyes, ¿Estás libre hoy?-Pregunté mirándole.
- ¿A qué hora?-Preguntó mirando su reloj.
-Ocho.
-Sí, ¿Por qué?-Preguntó y sonreí ante su confusión.
-¿Quieres cenar conmigo?
-¿Ahora las chicas invitan a citas?- Se burló Axel y negué.
-Sólo es una cena. Mi mamá quiere conocerte.
-¿Dónde vives?

Le expliqué por donde, como era mi casa y las varias rutas de llegar.
Y él aceptó.
Prácticamente, tendría una cita con él.
Y al despedirse, besó mi mejilla.

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