EXTRA: Cumpleaños (2)

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POV Nika

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POV Nika.
Pensé que bromeaba, luego, por su expresión de lástima, supe que era verdad.

—¿Por qué iría a Soliel?

—Por tu cumpleaños.

—Creí que no podría ir, que tenía un examen.

—Lo tiene, pero la muy estúpida iba a ir y venir solo por verte.

Quedé sin palabras. Quizás no habíamos cruzado en el camino. No era posible que la suerte nos separara de tal manera.

—Yo... —No era capaz de ordenar mis pensamientos—. ¿Estará de regreso mañana?

—Debería. —La chica se apoyó al marco de la puerta—. ¿Vas a esperarla?

Amaia haría el viaje en vano. Además, si teníamos exámenes en la tarde del día siguiente, no coincidiríamos. Mi autobús salía a las seis. Tenía el tiempo justo para alcanzarlo.

—Mejor me voy —concluí, sin dejar que la decepción me arruinara el día. Podría llegar caminando a la universidad y despejar—. No le digas que vine, ¿sí?

La chica frunció el ceño y le tomó unos segundos asentir.

Me alejé por el pasillo y estaba a punto de bajar cuando gritó:

—¡Nika de Soleil!

Puso los ojos en blanco cuando regresé y se apartó para que pasara al diminuto apartamento.

Había una sala, iluminada por luz artificial, sin ventanas. Todo limpio y ordenado, a excepción de la caja de pizza frente al sofá. Desde mi lugar, se veía la cocina y un pasillo con tres puertas.

—No creo en bobadas del destino —dijo en lo que buscaba algo en un bolso colgado detrás de la puerta—, pero esto es absurdo.

—¿Por...?

—Siéntate, Romeo. —Señaló el sofá con una media sonrisa y ocupó el espacio a mi lado con el teléfono al oído—. ¿Quieres pizza? —Tomó un trozo y lo mordisqueó—. Está fría, pero es la mejor de la ciudad y Mia pagó por ella.

Negué y esperé pacientemente a que dijera algo más.

—Mia. —Me sobresalté al escuchar su nombre y entender que hablaban con ella—. Por favor tienes que volver. —La voz de la chica era lastimera y cargada de desesperación, aunque su posición, cómoda y con los pies cruzados junto a la caja de pizza, no hubiese variado—. Me duele mucho un costado, creo que es el apéndice.

Sus cualidades como actriz eran innegables, incluso aprovechó el momento en que masticaba para balbucear.

»Sí, igual que la vez anterior. —Su gesto inexpresivo no había cambiado—. ¿Debería ir a urgencias? —Se lamentó en lo que me brindaba una tajada de pizza—. No me puedo parar del sofá, llamaré a una ambulancia.

Escuché el grito de Mia al otro lado del teléfono.

—Está bien, te esperaré si estás tan cerca. —Colgó y me dedicó una sonrisa—. Cita arreglada. En cinco minutos está aquí, no había salido del centro de la ciudad.

Miré del teléfono a su lado, a la rebanada de pizza en su mano, luego a la que descansaba en la mía sin saber en qué momento la había aceptado.

La chica frente a mí era rápida, demasiado. Me agradó su actitud.

—Hana, un gusto —se presentó, extendiendo la mano.

—Nika —contesté al devolver el gesto.

—He oído mucho de ti... Seguramente tú ni me conoces.

—No...

—Mejor —zanjó—. Soy insoportable. ¿Te comerás eso? —Se refería a la pizza y al negar me la quito de la mano—. Deberías esconderte, ¿sabes?

—¿Por?

—Para que se una sorpresa divertida.

—¿Para ella? —pregunté, alzando una ceja.

—Para mí, que estoy orquestando un reencuentro emotivo —puntualizó—. Jamás había hecho de Celestina.

Supuse que le alegraba, difícil de leer cuando acababa fingir una enfermedad como si fuera el pan de cada día.

—¿Has sido su compañera de piso todo este tiempo? —quise saber.

—Antes compartíamos habitación en el campus.

Supuse que era la chica que mencionara en San Valentín.

Chequeó la hora y me miró.

—Deberías meterte al pasillo. Le doy un minuto para entrar por la puerta.

La seguridad con que lo decía me hizo obedecer, aunque siguiera sin procesar lo que sucedía.

Recosté la espalda a la pared opuesta del pasillo, me mantenía fuera de la vista si alguien entraba al apartamento. Frente a mí, había un cuadro, uno de los dibujos viejos de Emma, su hermana ya no tan pequeña. Eso me calmó, me hizo sonreír.

Hana había encendido el televisor y se entretenía en saltar de canales sin prestar atención. No pasó un minuto antes de que la puerta se abriera violentamente.

—¡Rápido! —gritó la conocida voz—. Hospital, ahora...

Desde mi lugar, vi como Hana alzaba la mirada con expresión despreocupada antes de volver su atención al televisor.

Por el silencio, supe que a Mia le costó unos segundos entender la situación.

—No puedo creer... lo que acabas de hacerme... —Jadeaba, seguramente, por la carrera que pegara por la escalera—. ¡Estás loca, Hana! ¿Cómo me asustas así?

Cerró de un portazo.

—Se me pasó el dolor —dijo la de pelo negro y se encogió de hombros.

—Claro, porque hace tres meses te quitaron el apéndice y no puedes tener dos —reprochó—. ¡No puedo creer lo estúpida que soy por siempre creerte!

—Significa que me quieres. —Hizo un puchero—. Eso te hace adorable, ¿sabes?

—¡Te robas mis resúmenes, me haces salir del baño para pagar la pizza que pediste y ahora esto! Te voy a matar, juro que...

—¿Puedes no gritar? —pidió, contrayendo el rostro y sobándose las sienes—. Nuestro invitado pensará que estás mal de la cabeza.

Señaló en mi dirección y vi el momento de ponerme a la vista...

Sus ojos, del mismo tono azul que recordara. El cabello atado en una coleta alta y el flequillo dividido a la mitad, a la altura de las mejillas, que tomaron un color carmesí. Sonrió, despacio, entendiendo que yo estaba allí.

Cuando pasó los brazos por encima de mis hombros y me dejó abrazarla, elevarla para devolver el gesto, me percaté de que yo también estaba sonriendo.

~❁ ❁ ✦ ❁ ❁~

Hola, mis champiñones!!!

Dije sufrir porque dividí un capítulo muy largo en tres. Ese es el sufrimiento... Siempre piensan mal de mí. ;)

2/3

Falta uno y ya veremos lo que pasa porque en estos extra es donde se sabe en qué termina la historia de Mia y Nika... Por el momento.

Las amo...

El sábado viene el último y ya dije por Instagram y Twitter que haría un en vivo para responder preguntas y chismear un poco. Más adelante doy hora. ;)

No te enamores de Mia © [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora