Capitulo 8.
Su peor error.
La paciencia de Byakuya se agotaba a la misma velocidad que se vaciaba el contenido de su copa. Dio el último sorbo a su consumición y depositó el cáliz en la barra. Llevaba ya cerca de una hora esperando a Taneuma y el pelirrojo no daba señales de vida por ningún lado. Volvió a llamar a Carlo para pedirle la que sería su última bebida. Si Taneuma no aparecía antes de que se la terminara, se marcharía para no volver.
Él sabe que estoy aquí y sin embargo ni siquiera se ha molestado en pasar a saludarme. Tal vez si sea cierto que para él solo soy un cliente más. Soy un idiota por hacerme ilusiones. ¿Cómo es posible que haya llegado a esta situación? Pensaba el Kuchiki desilusionado. Pero todo eso cambió cuando se percató de que Renji se acercaba a él desde el fondo del local.
Vestía un pantalón pirata ajustado con bolsillos a los lados de color negro. Completando el conjunto, traía una camiseta sin mangas ceñida de color blanco que resaltaba sus bien torneados músculos. En esta ocasión el antifaz que tapaba su rostro era distinto. Seguía siendo negro y cubría gran parte de sus facciones, pero era de otro material. Él noble en un principio no supo que era. Poco después, fue el mismo Taneuma quien le informo que era látex. Con solo verle, todo su enfado desapareció sin dejar rastro. Abarai cuando estuvo a su lado, le saludó con un beso.
- Siento mucho hacerte esperar. Tuve una reunión con mi jefa a la que no me pude negar a acudir.- Se disculpó.- Te prometo que después te lo recompensaré.- Dijo con voz insinuante.
- Más te vale. No me gusta que me hagan esperar.- Byakuya se levantó y siguió a su amante a la habitación que ya conocía también como la suya propia.
Cuando entraron en la alcoba Byakuya se quedó impactado con la puesta en escena. La única luz apreciable era la que proporcionaban un sin fin de velas aromáticas distribuidas por todo el lugar. Cientos de pétalos de cerezo se esparcían tanto en el lecho, como en el suelo, dando al ambiente un toque romántico. Cerca de la cama descansaba un recipiente con fresas y nata. Renji se encontraba a su espalda. Se acercó y le rodeó la cintura con sus brazos.
-¿Te gusta?- Le preguntó al oído apoyando su barbilla en el hombro del moreno.
- Es...- Byakuya estaba tan impresionado que le faltaban las palabras.- Perfecto.- Consiguió articular al fin.
Sin más, Renji comenzó a deshacerse de la chaqueta del Kuchiki a la vez que le devoraba el cuello. Byakuya se recostó en su pecho, ladeó la cabeza para proporcionar mayor accesibilidad a su amante y se dejó hacer encantado.
El pelirrojo mientras que desprendía la corbata y hacía desaparecer la camisa, mordía y pasaba su lengua por el lóbulo de una de las orejas del Kuchiki.
Le fue llevando hasta la cama aun manteniéndole de espaldas a él. Cuando toparon con el mueble le volteó con suma lentitud. Se miraron a los ojos por un momento y se fundieron en un cálido beso. Sus lenguas jugaban la una con la otra. Pronto fue la del noble la que tomó el control sometiendo a la del stripper. Renji se dejaba hacer gustoso. Era muy consciente de lo que disfrutaba su taichô con el control.
En segundos la camiseta del teniente estaba haciendo compañía en el suelo a las prendas del capitán. Entonces Abarai recostó a su pareja en la cama dejando sus piernas apoyadas en el suelo. Sin demorarse se acomodó de rodillas entre ellas. Con suma lentitud desabrochó el cinturón junto con el pantalón gris, bajándolo hasta deshacerse por completo de el. Los zapatos y calcetines también pasaron a ser parte de la decoración del suelo.
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Enmascarado.
FanfictionDespués de una conversación con el impertinente de Kurosaki en los jardines de la mansión, Kuchiki Byakuya decidió demostrarle que no era ningún estirado sin sentido del humor e incapaz de divertirse. Determinado a quemar la noche puso rumbo al mun...