➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟎 ᘒ ꒦ 🜸

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Me desmanifiesto y vuelvo a vestirme. Salimos de la cueva deprisa y ordenadamente. Jeno ya camina, aunque despacio, y yo insisto en ayudarlo, colgándome su brazo al hombro, mientras avanzamos entre los árboles.

-Karina ha ido por aquí. - Indica Mark. Él abre la marcha, examinando el suelo y las pisadas recientes.

-Hacia el río. - Masculla Haechan sacudiendo la cabeza. -¿En qué estaba pensando al abandonar al grupo? Ella sabe que es la que más peligro corre.

-No está bien desde que se enteró de lo del chip localizador. - Comento yo.

Jeno respira afanosamente intentando mantener nuestro ritmo. El bosque está silencioso; el borboteo del agua envuelve la quietud. Los últimos rayos de sol se filtran a través de los árboles, incidiendo en el cabello de mi hermano y dándole un reflejo plateado. Conozco estas montañas, este bosque, y no recuerdo haberlo visto nunca tan silencioso. Algo no va bien. Por supuesto, mi mente deriva hacia los cazadores. Recuerdo todas las veces que me han perseguido. Nunca han sido sigilosos. Sus vehículos y helicópteros siempre anunciaban su presencia. En ocasiones, demasiado tarde, pero siempre los he oído antes de verlos. Por alguna razón, no creo que vaya a ser así de nuevo. Si tienen el artilugio que va a guiarlos directamente a Karina, entonces usarán el sigilo y la sorpresa para atacarla.

El agua del río suena cada vez más cerca. Por primera vez, estos árboles no me proporcionan el consuelo habitual. En cada brizna de hierba, en cada rama susurrante, detrás de cada tronco, acecha una amenaza potencial. Miro a mi alrededor y clavo mis dedos en la mano de Jeno. Sólida, más grande que la mía, me da fuerza. Él me mira, y yo empiezo a contarle mis temores... El mal presentimiento que noto en el estómago, pero entonces Mark levanta una mano y todos nos detenemos en la hilera de árboles que bordean la orilla del río. Me desprendo del brazo de Jeno. Debo de aparentar tanta preocupación como la que realmente tengo, porque me hace una señal con la cabeza mientras se recuesta contra un árbol.

-Adelante. - Me dice en voz queda. -Estaré bien.

Del corte de la frente le mana sangre fresca. Estoy tan cerca que percibo su olor metálico, y de repente me siento más preocupado por él que por los cazadores. Su mirada parece aturdida, y su expresión, tensa, como si estuviera concentrado en estar bien, deseando estarlo, aunque no sea así.

-Jeno, ¿te encuentras bien? - Susurro, sacudiéndole delicadamente un hombro. Él parpadea despacio y asiente, clavando sus ojos en mí y enfocándolos; ahora parecen menos vidriosos.

-Estoy bien. - Responde. Creo lo que me dice y libero el aire de mis ardientes y contraídos pulmones. Le paso una mano por la mejilla, que ya pica, necesitada de un afeitado. La sola sensación de Jeno contra mi mano -tenerlo entero, vivo y conmigo-, la vibración de su alma bajo su piel, me levanta el ánimo.

Mark aparta una rama y me hace una seña para que vaya a ver lo que él y Haechan están mirando. Yo vacilo, girándome dubitativo hacia Jeno: detesto separarme de él.

-Anda, ve. - Me insta. Asiento una vez y me acerco a averiguar por qué nos hemos detenido. Tras acuclillarme junto a Mark, sigo su mirada y descubro que su precaución es innecesaria. No se trata de cazadores, pese al hormigueo de advertencia que noto en la nuca. Karina está al otro lado del río con su tía Joy, a la que se aferra moviendo los labios.

-Sólo es su tía. - Musito, sin dejar de mirar a nuestro alrededor.

Observo las sombras instaladas entre los árboles, donde me preocupa que haya cazadores escondidos, vigilando, esperando el momento de atacar. Mis talones se hunden en la blanda tierra cuando me agacho más, con la intención de permanecer oculto. Al parecer, la seguridad siempre reside ahí... En permanecer oculto.

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