RUN TO YOU [Jeongcheol]

UN JIWA ENAMORADO.

Las raíces eran lo suficientemente fuertes para darle movilidad en el agua. Seungcheol se sujetó de ellas para salir parcialmente a la superficie. Era una completa locura que después de querer evitar a la boa ahora quisiera llamar su atención. No era difícil considerando que encontrar al pelinegro era lo único que quería hacer.

Asomó su cabeza por encima del agua. Podía ver su cuerpo escamoso deslizarse no muy lejos. Pero lo que realmente quería era su cabeza. Entonces podría llevar a cabo el único plan que se hasta el momento resultaba como la mejor opción.

- ¡Aquí estoy! - gritó con todas sus fuerzas.

Espero unos segundos pero nada sucedió. ¿Qué pasaría si de pronto ella se aburría y decidía ya no seguirlo? No. Era absurdo. Ella no lo dejaría ir así como así. Sería lindo pero no iba a suceder.

Su cuerpo húmedo comenzó avanzar con rapidez y luego la sombra de su gigante cuerpo se hacía más nítida entre la niebla.

Y ahí estaba ella.

Más imponente y grande de lo que se veía antes. Tal vez porque las intenciones de matarlo y comerlo se habían incrementado desde la primera vez que lo vió. Sus ojos rojos al fin estaban viéndolo. Como una minúscula partícula comparada con el resto de cuerpo.

No había tiempo de pensar o planear. Era todo o nada. Era ese instante o no sería nunca. Era la vida o la muerte. Honor o deshonra.

- Viniste más lento de lo que creí. Deja de prolongar mi maldito miedo y trata de comerme. Animal asqueroso.

La boa se presentó tan cerca de él que por un momento dudó del éxito de su plan. Pese a que todas sus estrategias terminaban en una inevitable muerte, la que había elegido como "mejor" tenía una mayor probabilidad de supervivencia no descartaba el hecho de que algún pequeño error terminaría en muerte para él.

"Hazlo como lo hubiera hecho alguien de Xila" "Hazlo como si lo hiciera Jeonghan"... "Hazlo, como Jeonghan lo hizo".

Lo próximo que vio fue el gran hocico de la Boa abriéndose paso para que alguien de la talla de Seungcheol pasara perfectamente en él.

Sólo que eso... No pasaría.

Justo cuando parecía que todo terminaría Seungcheol alzó las manos sacándolas del agua y al mismo tiempo sosteniendo una rama grande y gruesa, con una punta que se había esmerado en formar con ayuda de la corteza del mismo árbol seco.

Antes de que ella pudiera acercarse lo suficiente, Seungcheol enterró la lanza desde su mandíbula, haciéndola atravesar la parte inferior en su boca. El animal se retorció con dolor, quiso ceder pero el pelinegro no lo permitiría, se aferró a la lanza con todas sus fuerzas y la hizo atravesar la parte superior de su paladar, presionó con fuerza hasta que pudo ver la punta de la lanza salir en medio de sus fosas nasales.