Tania Himura, una heroína de 20 años de edad, que regresa Japón tras haberse ido a Estados Unidos durante casi 2 años por una misión. Al regresar deberá reestablecer su vida, y tendrá que aprender dejar de huir de su pasado y perdonar.
En el camino...
No muy cerca, ni muy lejos de en donde está nuestra heroína volando, se encuentra el héroe N°3 Patrullando desde las alturas. A pesar de no estar muy cerca logra divisar algo volando en el cielo y tras pensar que podría ser un villano, decide ir a investigar rápidamente. Sin embargo debido a la distancia, la velocidad a la que el individuo se movía, la oscuridad de la noche y algunas nubes terminó por perderlo de vista y al llegar al lugar donde se suponía que había visto a tal individuo no encontró nada. Aunque decidió sobrevolar la zona para asegurarse de que no hubiera ningún problema.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Realmente todo estaba muy tranquilo, parecía una noche muy pacifica a los ojos del héroe. Sin embargo a lo lejos logró escuchar unos gritos que pedían ayuda, rápidamente descendió en la dirección que provenían los gritos, divisando a una mujer bastante alborotada.
- ¡Ayuda! ¡Ayuda!- gritaba una mujer de mediana edad en una esquina, algo alterada.
- ¿Qué es lo que sucede señorita?- preguntó el héroe a aquella mujer que parecía desesperada.
- ¡Me robaron! ¡Me robaron!- decía sobresalta- estaba esperando en la parada, de repente unas personas vinieron corriendo y se llevaron mi bolso- intentó explicar lo que le había sucedido.
- ¿Hacia dónde se fueron?- cuestionó intentando averiguar por donde huyeron esos maleantes.
- Hacia allá, luego doblaron en la esquina- dijo apuntando la mujer con su dedo la dirección.
- No se preocupe, yo me encargaré- dijo con su típico tono despreocupado y sin esperar una respuesta salió volando en la dirección que le había indicado.
Narrador: Tania
•Díez minutos antes•
Tras volar un rato más decidí que sería mejor bajar y volver a casa a pie. Divisé un callejón y aterrice, desaparecí mis alas, me saque los anteojos y los guardé en mi bolso, después hice lo mismo con la campera para subirle los cierres y volver a ponérmela, finalmente salí del callejón empezando a caminar. Ya era bastante tarde por lo que ya no había tanta gente en la calle. Había avanzado un par de cuadras e iba pérdida en mis pensamientos, cuando escuché unos gritos que pedían ayuda me giré para ver de dónde provenían, al frente mío había una señora corriendo detrás de dos hombres con un bolso en mano, la señora no pudo correr mucho más pues llevaba tacones por lo que siguió pidiendo ayuda y gritando que le habían robado. Intenté divisar a algún oficial de policía o héroe en servicio pero no había nada. Suspiré y al ver que no venía ningún auto cruce la calle echándome a correr tras ellos. En cuanto estuve un poco más cerca de ellos utilicé mi quirk (pues sí, mi quirk no son sólo un par de alas. Soy un ángel por lo que aparte de alas tengo el don de la luz, el cual me permite crear paredes, escudos o campos de fuerza, armas como arco y flecha, esposas, espadas o lanzas e incluso bolas o rayos de luz, pero todo tiene una desventaja la mía es que al ser un ser de luz necesito de una fuente de la misma energía y esa es el sol. Lo que quiere decir que cuando es de noche o está muy nublado tengo desventaja. Mi energía se puede almacenar o contener hasta ser usada. Puedo hacer que mis alas aparezcan y desaparezcan cuando yo quiera, sin embargo también usan parte de esta energía). Creé una pared para detenerlos pero no funcionó ya que al darse cuenta se metieron en un callejón, rápidamente desvanecí la pared y corrí detrás de ellos, para su mala suerte el callejón no tenía salida.
