Capítulo | 13

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14 años atrás

Un pequeño Jungkook de 8 años llegaba de la escuela, emocionado por poder ver de nuevo a sus papás después de que éstos se hubiesen ausentado por más de una semana por un viaje de trabajo a Japón.

Como regalo de bienvenida, Jungkook les había hecho un lindo y malhecho dibujo. Uno donde estaban los 3 , junto a mucho corazones, un árbol y un sol en la esquina.

Al llegar a la sala pudo ver a su mamá sentada en el sofá, mientras veía algo en la tele y leía una fila de documentos. Su padre por su parte estaba en teléfono, haciendo una llamada que parecía importante. Yangmi, su niñera y cocinera, estaba en la cocina preparando la comida.

-¡Mami, Papi!- gritó emocionado, corriendo hacia su mamá con los brazos abiertos . Sin embargo, al llegar con su madre se detuvo inesperadamente, ya que madre le paró con un gesto de mano y lo veía con una mirada gélida.

-¿No ves que estoy ocupada y que tu padre está haciendo una llamada importante? Dios mío, parece que no te hemos criado bien Jungkook, ¿Dónde quedaron tus modales?- le dijo con un tono frío su progenitora. Eso a Jungkook lo entristeció, no pensaba que estuviese mal demostrarle que los había extrañado. Pero al parecer se equivocó.

-Lo siento Mami- dijo un Jungkook desanimado. Pero entonces recordó el regalo que les había hecho y entonces su sonrisa se volvió a plantar en su rostro- Mami, por cierto, les tengo un regalo.

Corrió a su mochila y la abrió, sacando la hoja que ya se había arrugado un poco porque no la había guardado bien. Esperaba que eso no le molestara a sus papás. Volteó, decidido a regresar al lado de su madre, pero ésta ya estaba atendiendo una llamada. 

-¿Mami? Mira lo que les hice.- dijo un emocionado Jungkook mientras estiraba el dibujo para que su madre lo tomara, pero antes de que ella siquiera lo aceptara, su madre exclamó:

-Yangmi, por favor, llévate al niño a su habitación y llévale su comida allá. Nosotros estamos ocupados y al parecer no quiere cooperar para guardar silencio.

-Pero, Mami, Papi, tengo algo....- sin embargo, no le dejaron terminar su oración de nuevo

-Yangmi. Ahora.- dijo imperativamente la señora Jeon mientras le daba la espalda a su hijo y se alejaba lo más posible de él, pidiendo disculpas a la gente que tenía al lado de la línea por si habían escuchado a su inoportuno hijo.

-Vamos Kookie, dejemos a tus papis trabajar.

Jungkook, vencido y con los ojos cristalinos hizo caso y fue escoltado al piso de arriba para entrar a su habitación.

Al llegar, se sentó en la cama y comenzó a llorar en silencio, mientras que veía el dibujo que con tanto esmero les había hecho a sus papás, provocando que éste se mojara con las pequeñas lágrimas que despedían sus ojos.

Se preguntaba si en algún momento sus padres tendrían un tiempo para estar con él. Tenía la esperanza que su padre cumpliera la promesa de llevarlos un día a la playa o al cine.

Sin embargo, para su pesar, ese día nunca llegó y esa promesa jamás se cumplió.

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-Tú puedes Taehyung, sólo es un desayuno con el niñato tatuado. No puedes estar asustado por un joven 3 años menor que tú.- se repetía Taehyung a sí mismo, para encontrar el valor de entrar al restaurante donde Jungkook lo había citado ayer, después de que él aceptara lo que fuera que le había propuesto el pelinegro. Aún no lo tenía muy claro. Por eso Jungkook le había propuesto verse para hablar más del tema y eliminar todas las dudas posibles del castaño.

El otro lado de la historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora