Capitulo 1

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La felicidad no es eterna

Actualmente la hija de Natasha y Steve, Mackenzie, una niña de cabellos rubios al igual que su padre y unos grandes ojos color verde esmeralda como los de su madre, tiene cinco años, decidieron llamarla así ya que era un nombre muy común en América, Natasha no quería que su hija tuviera un nombre ruso, no quería que su hija tuviera algo relacionado con Rusia, ella no tenía buenos recuerdos de ese país y no permitiría que su hija pase por todo lo que ella pasó.

—Nat cariño, Tony nos llama a la sala de juntas —habló Steve entrando a la habitación que compartía con Natasha, observando como Natasha abrazaba a Kenzie mientras ambas veían una película infantil.

—¿Es urgente? —Natasha realmente no quería dejar a Kenzie, últimamente ha tenido mucho trabajo de papelería en S.H.I.E.L.D, y no tenía el tiempo suficiente para pasar tiempo con Mackenzie, así que disfrutaba los pequeños momentos que tenía con su hija.

—Mucho, están todos ahí, solo faltamos nosotros —

—Bien —dijo Nat algo molesta levantándose de la cama para después tapar a Kenzie con una manta y depositar un dulce beso en la punta de su naricita.

—Volveré pronto, cuando vuelva podremos ver todas las películas que quieras ¿está bien? —

—Si mami —dijo la pequeña después de dejar un pequeño beso en la mejilla de Nat, Kenzie tampoco quería separarse de su mamá, pocas eran las veces las que podían acurrucarse juntas y ver una película, y cuando podían hacerlo, alguien o algo llegaba a detener su momento.

—Adiós papi —dijo Kenzie sacando su manita de la manta para despedir a Steve.

—Adiós tesoro —dijo Steve copiando la acción de Mackenzie y dedicándole una sonrisa sin mostrar los dientes.

—¿Qué hicimos para merecer una hija como ella? —preguntó Steve después de cerrar la puerta y entrar al elevador.

—No tengo la menor idea —dijo Nat mientras una sonrisa se formaba en sus labios y comenzar a caminar a la sala de juntas.

Al llegar a la sala de juntas ambos se percataron de la mirada pensativa y perdida de Tony, hace tiempo que Natasha no veía esa mirada en los ojos de Tony, eso le bastó a Nat para entender que esta vez era algo grande, algo que a Tony le preocupaba bastante.

—¿Alguien puede decirme que es tan importante para interrumpirme con mi hija? —Natasha sabía que probablemente era algo importante por las expresiones de todos sus amigos, pero le molestaba mucho cuando alguien interrumpía el tiempo que tenía con su hija.

—Nat creo que, es mejor que te sientes —dijo María con miedo a como reaccionaría, los últimos años, Nat y María habían desarrollado una muy buena amistad, ella sabía perfectamente lo que Natasha había vivido en la sala roja, y sabía que no se tomaría nada bien lo que Tony estaba a nada de decirle.

—Bien —dijo antes de sentarse entre Steve y María, y al frente de Tony —Hablen de una vez —terminó.

—Nat.... —dijo Tony haciendo una pequeña pausa, no encontraba las palabras para decirlo —Es la sala roja —Tony pudo ver como Nat se tensaba al escuchar ese nombre de nuevo.

—Y Dreykov.... —Tony sabía que Natasha, Yelena, Melina y Alexei habían matado a Dreykov y destruido la sala roja, o eso era lo que ellos creían.

—No.... —Natasha negaba con la cabeza, ella recordaba perfectamente destruir la sala roja y matar a Dreykov, no había manera de que el siguiera vivo.

—No hay forma que esté vivo, lo maté junto a Yelena, destruimos la sala roja, el está muerto —Natasha no estaba del todo segura de lo que decía, ahora que lo pensaba bien, cuando lo sala roja cayó, no hubo rastro del cuerpo de Dreykov, así que, había posibilidades que el siguiera vivo.

| Culpa mía | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora