Epílogo

917 49 3
                                    

Todos en la sala no pudieron contener más el sueño, a excepción de Natasha y Steve, no podían ni siquiera intentar dormir, estabas exhaustos, pero la preocupación era mucho más grande que ellos.

Mackenzie llevaba más de cinco horas en quirófano, Nat no sabía cuanto daño tenía su pequeña, pero sabía que estaba demasiado grave y delicada, la había encontrado con demasiado daño, con demasiados raspones que probablemente la mayoría estaban infectados por las condiciones en las que se encontraba.

No podía dejar de culparse a si misma "debí estar con ella, debí estar mas presente" se repetía una y otra vez.

Nat comenzaba a perder las esperanzas, comenzaba a crear una vida en donde su pequeña ya no estaba presente, se imaginaba lo peor, sin su hija no podría vivir, sería demasiado.

Steve no se encontraba mejor que Natasha, los pensamientos invadían su mente como si de un huracán se tratara, la imagen de su pequeña niña llena de sangre, moretones, rasguños, golpes y ver sus grandes ojos cerrarse poco a poco le provocaba una clase de un puñal al corazón, lo único que deseaba en ese momento era saber que su hija estaba bien, estable, y poder entrar a verla junto con Natasha, hacerle saber que podía vivir en paz, que no habría mas pesadillas estando despierta, que estaba a salvo.

Bruce salió del quirófano, con la bata blanca cubierta con rastros de sangre, dejando más helados a Steve y Nat. Ellos se levantaron de inmediato, despertando a los presentes en la sala.

Steve tomó la mano de Nat, sintiendo como esta temblaba nerviosa, el la acarició con su pulgar, recibiendo un pequeño apretón de manos esperando una respuesta de Bruce.

Las esperanzas de ambos subieron hasta el tope cuando vieron a Bruce asentir su cabeza con una pequeña sonrisa sobre su rostro.

Para la suerte de todos, la cirugía salió mejor de los esperado, lograron retirar la bala sin provocar algún otro daño, y cerrar la herida con mucho éxito.

Steve y Natasha entraron a la sala médica, donde ahora se encontraba su pequeña, con una bata hospital, y miles de cables conectados a ella, tenía vendajes en la mayor parte de su pequeño cuerpo donde ahora las cortadas y moretones estaban cubiertos con ellas.

El corazón de ambos se partió en mil pedazos, pero ninguno pudo evitar sentir una gran ola de alivio atacarlos, ambos sintieron un gran alivio al verla estable, saber que seria la última ves en mucho tiempo que se encontraría tan frágil en una cama de hospital los llenaba de tanta paz.

Natasha se soltó de la mano de Steve para acercarse a la camilla, teniendo una clase de deja vu viendo como en sus pequeñas mejillas que ahora eran pálidas y frías había marcas que las lágrimas habían dejado, recordó aquellos días llenos de tristeza y dolor, cuando Dreykov se había hecho cargo de hacerles la vida imposible. Nat respiró hondo, liberando estrés y cansancio mientras pasaba delicadamente su dedo índice sobre la mejilla de Mackenzie.

Steve se acercó a Nat, posando su mano sobre su espalda, brindándole confianza y tranquilidad.

- Estará bien... - se escuchó una voz mas en la habitación, causando que Steve y Nat enderezaran sus espaldas.

- Yelena.. - susurró Nat mientras Yelena se acercaba a ella para abrazarla.

- No te preocupes mas por Dreykov.... todo está resuelto, solo falta que esta pequeña despierte y sane, y verás que todo será como antes.. todos nos encargaremos de que Kenzie olvide los malos tiempos... estarán bien -le susurró Yelena para atraerla en un tierno abrazo.

| Culpa mía | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora