Set 21

159 26 285
                                    

— Entonces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Entonces... Mimos... —dije sentado en la cama a su lado. Me ponía nervioso, para empezar porque no era bueno con el contacto físico aunque él siempre era la excepción. Pero aun así, no sabía qué quería exactamente de mí.

— Sí... En realidad necesitaba verte y ya sabés... Cuando estoy mal necesito cariño.

— Ya sé, pero... —, de verdad, de verdad no sabía qué hacer.

— Ahora no me vas a decir que no sabés cómo hacer mimos —dijo mirándome con la cabeza de costado en la almohada mientras alcanzaba mi abdomen con su mano para hacerme cosquillas.

— Ay, dejame, ¡no! —chillé, tratando de zafarme mientras intentaba contener la risa. Pero bajó sus manos de pronto con pesar. Otra vez se parecía más al GeonHak que había llegado a mi casa un rato antes—. Ey, no te pongas así.

— No tengo mucho ánimo, te dije.

Me deslicé en la cama para acostarme igual que él. Dudé unos segundos antes de apoyar mi cabeza en su hombro y dejar que mi cuerpo se acomodara junto al suyo despacio.

— Tonto.

— Eu, ¿por qué?

— Porque sos —insistí y comencé a arrastrar mi mano por su abdomen con mi vista perdida en su cuello. En la oscuridad del cuarto y con la poca luz que entraba, se veía todo de un tono azul.

— Los dos nos comportamos como tontos estos días —dijo él y su voz ronca me hizo soltar lo que me quedaba de aire contra su pecho. Tenía mucha razón.

— Es cierto, ¿qué vamos a hacer? —pregunté intentando mantener mi cabeza sobre mis hombros y no perderla en mis ganas de dejar un rastro con mi lengua por todo su torso.

— No sé, son como las 4 de la mañana. No me pidas que piense.

— Hay cosas que no necesitan pensarse, solo hacerse —, pero claro, mi mente caliente estaba ganando la batalla. Siempre era así. Hasta el olor de su cuerpo era perfecto. Me tenía mareado.

Deslicé una de mis piernas por sobre las suyas buscando el lugar entre ellas. Quería compartir el calor de mi cuerpo. No es que buscara ejercer presión contra sus bolas, pero si eso pasaba, no me quejaría.

— Hyung... —empezó él, y podía intuir que cuestionaría mi acción. Él me había pedido mimos, ¿o no? No me había aclarado en qué partes sí y en cuáles no.

— No vas a decirme que-

— No vine para eso —dijo secamente apoyando una mano sobre mi muslo, para quitarlo, supongo, pero no lo hizo. Solo lo sostuvo.

— Pero-

— No te perdoné todavía —. ¿Era en serio?

— No me perdonás pero me pedís que te mime. No es justo —me quejé. Apoyé una de mis manos en el colchón y me reincorporé sosteniendo mi torso con el brazo. Quería verlo mejor mientras habláramos seriamente.

Let's Face It! +18 | SeoDo | ONEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora