CAPITULO 6

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Naru colocó dos platos de Comida en la mesa, uno delante de Deidara y otro delante de su asiento, y rellenó las tazas de café.

-Gracias -suspiró su hermano, tomando el tenedor. Tenía ojeras profundas después de la larga noche sin dormir que había pasado con Konohamaru en el hospital.

Naru se sentó también. Tras pedir hora al médico para el día siguiente, había llamado al hospital para preguntar por Konohamaru. Se encontraba bien, pero se había vuelto tan malhumorado como cuando era niño y estaba enfermo. Se quejaba por todo, sobre todo porque lo despertaran cada dos horas. Tan pesado se puso, que llegó un momento en que la ira de su papi estaba a punto de caer sobre su cabeza.

Por eso fue Naru al hospital a ocuparse de los detalles del alta y luego lo siguió a casa, ayudó a instalar al chico, sentó a Deidara en una silla y preparó el desayuno para todos.

Conocía la cocina de su hermano tan bien como la suya propia, así que no tardó en hacer huevos revueltos, beicon y tostadas. Konohamaru se instaló en el sofá con una bandeja en las rodillas, delante de la televisión.

El café revivió a Deidara lo suficiente como para despertar su instinto de hermano mayor. Lanzó una mirada astuta a Naru por encima de su taza.

-¿Dónde cenasteis anoche?

-En el muelle. Sándwiches.

Deidara se echó hacia atrás.

-Dijo que te llevaría a cenar y luego te acompañaría a casa.

-Yo no quise salir.

-¡Vaya! -gruñó Deidara-. Creía que ese hombre era más fuerte.

Naru pensó que, si fuera aún más fuerte, el habría acabado en su cama la noche anterior.

-Estaba muy cansado para salir, así que fue a buscar sándwiches. Se portó muy bien ayer.

-Especialmente al sacaros del agua -repuso Deidara, atacando una loncha de beicon-. Tengo que darle las gracias. Sin embargo, sé reconocer a un hombre que va de caza, así que no intentes despistarme contándome lo amable que fue. La amabilidad es lo último en lo que piensa ese hombre.

Naru miró sus huevos fritos.

-Lo sé.

-¿Vas a darle una oportunidad o vas a pasar de él como de todos los demás?

-¿Qué todos? -preguntó Naru, confuso.

-¿Ves a lo que me refiero? Para ti son invisibles. Ni siquiera te fijas en todos los hombres a los que les gustaría salir contigo.

-Nadie me lo ha pedido nunca.

-¿Y por qué van a pedírtelo si no sabes que existen? Pero seguro que Sasuke sí te lo ha pedido, ¿verdad?

-No -le había dicho que iba a cenar con el y que iban a hacer el amor, pero no la había invitado a nada.

Deidara la miró con incredulidad.

-Te burlas de mí.

-No. Pero si te sirve de consuelo, seguramente me lo pedirá la próxima vez que me vea.

-Lo que me importa es si saldrás con él -repuso su hermano con astucia.

-No lo sé -Naru tomó un sorbo de café-. Me excita, Dei, pero también me da miedo. No quiero tener nada con nadie y me aterroriza no poder evitarlo con él.

-¿Y eso es malo? -preguntó su hermano, exasperada-. Querido, han pasado doce años. Tal vez sea hora de que vuelvas a interesarte por los hombres.

-Tal vez -musitó Naru, aunque no estaba de acuerdo-. Pero Sasuke Uchiha no es la opción más segura. Hay algo en él... No sé. Tengo la impresión de que busca algo más conmigo aparte de lo evidente. Tiene algún motivo oculto. Y es muy educado, pero no es un caballero.

Amando a un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora